La artritis es un proceso inflamatorio en las articulaciones, que causa dolor, hinchazón y enrojecimiento. La gravedad de la enfermedad puede variar de una persona a otra. Tanto los hombres como las mujeres pueden verse afectados por ella, sin embargo, en las mujeres la incidencia es mucho mayor.
Aunque se trata de una enfermedad que afecta comúnmente a las féminas mayores de 50 años; las estadísticas indican que un número creciente de mujeres menores de este grupo etario también han desarrollado la enfermedad.
De acuerdo con diversos análisis estadísticos, en los Estados Unidos, entre mil y 2 mil mujeres con artritis reumatoide (AR) se embarazan cada año.
¿Qué dicen las investigaciones sobre la artritis y el embarazo?
Algunos trabajos científicos han demostrado que la AR puede reducir la fertilidad, pero aún queda mucho por descubrir al respecto.
Curiosamente otros estudios también han demostrado que algunas mujeres con AR, cuando quedan embarazadas reducen significativamente los síntomas de la enfermedad. Sin embargo, meses después del parto, regresan los dolores de forma más marcada.
Consecuencias para la mamá y el bebé
En general, si la enfermedad está bien controlada, las mujeres que sufren de artritis reumatoide tienen un embarazo tranquilo con el mismo riesgo de complicaciones que las mujeres sanas.
Sin embargo, cuando la enfermedad empeora en el tercer trimestre del embarazo o es necesario tomar medicamentos corticoides, aumenta el riesgo de que el feto se retrase en su desarrollo. También las posibiliadades de que nazca prematuramente, sufra hemorragias durante el parto o de que sea necesario practicar una cesárea.
Algunos medicamentos que se utilizan habitualmente para controlar la actividad de la enfermedad tienen el potencial de causar riesgos para el desarrollo del bebé y, preferiblemente, deben interrumpirse antes del embarazo. Estos fármacos deben ser reemplazados al menos de 3 a 6 meses antes del embarazo.
En algunos casos sigue siendo necesario utilizar medicamentos para controlar la enfermedad, y es necesario evitar la aspirina y la leflunomida. Además, la mayor parte del tiempo después del nacimiento del bebé la mujer también pasa por un empeoramiento de la artritis, que dura unos tres meses hasta que se estabiliza.
Lo ideal, dentro de lo posible, es que el embarazo se posponga hasta que la enfermedad esté bajo control.
Algunos consejos para antes, durante y después del embarazo
Las mujeres con artritis reumatoide deben guardar especial cuidado para tener un embarazo tranquilo y saludable, con el máximo control de la enfermedad.
Antes de quedar embarazada
La mujer debe hablar con su médico y evaluar la mejor manera de controlar la enfermedad para procurar un embarazo saludable. Por lo general, se recomienda dejar de utilizar medicamentos como el metotrexato, la leflunomida y los antiinflamatorios.
Durante el embarazo
Durante la gestación, el tratamiento se hace de acuerdo con los síntomas que se presentan. A veces puede ser necesario utilizar medicamentos corticoides como la prednisona, que en dosis bajas puede controlar la artritis y casi no se transmite al bebé.
Sin embargo, el uso prolongado de este medicamento suele aumentar el riesgo de infecciones durante el parto, lo que conlleva al empleo de antibióticos aún durante el trabajo de parto o poco después.
Cuidado posparto
Después del nacimiento del bebé es común que la artritis reumatoide empeore y es importante hablar con el médico para decidir la mejor forma de tratamiento.
Si existe el deseo de amamantar, deben evitarse medicamentos como el metotrexato, la leflunomida, la ciclosporina y la aspirina, ya que pasan al bebé a través de la leche materna.
Además, es importante que la mujer reciba el apoyo de su familia y su pareja para ayudarla en las tareas con el bebé y superar la etapa de la artritis con mayor rapidez y calma.