El calendario vuelve a ponernos frente a mayo y entre sus domingos, uno se volvió especial desde hace mucho. Es el día para celebrar a las madres, esas mujeres que son refugio cuando la tristeza o la enfermedad asecha a uno de sus hijos.
Así fue para Fabiola Medero Ramírez, joven paciente que con solo 7 años le diagnosticaron uveítis, una forma de inflamación de los ojos que puede causar dolor, enrojecimiento y visión borrosa. Su madre, Keyla Ramírez Santiago, tuvo que dejar a un lado el temor, para convertirse en el apoyo que necesitaba la pequeña ante lo que, en aquel entonces, era una enfermedad desconocida para ambas.
Conoce la historia de Fabiola, una pequeña de 12 años que lucha con la uveítis
Con esa madre guerrera conversó BeHealth en busca de su testimonio. Las bondades de la tecnología nos permiten acompañarla mientras maneja. Keyla, detiene el auto para entrar a la sala de reuniones de Zoom, pero en todo el trayecto no deja de mirar a la carretera; sabe que debe cuidarse porque alguien la espera en casa.
El diagnóstico
Justo 7 años han pasado desde el diagnóstico y ya Fabiola es una adolescente, nos cuenta Keyla. Recuerda que los primeros síntomas los presentó en la escuela, de inmediato le informaron y comenzó el proceso de descubrimiento de esa enfermedad.
“Al principio ella tenía picazón en los ojos y una especie de alergia. Fuimos ante un especialista que descartó varias condiciones […] Y cuando ya tuvimos un diagnóstico certero fue bien difícil, pues como toda madre uno nunca acepta que su hija tenga alguna condición de salud”, confiesa.
Ese parece ser uno de los momentos más complicados, el reconocimiento de una enfermedad. Fabiola se negaba a aceptarlo y siendo tan pequeña el reto para su madre era grande.
“Aunque me estuviera derrumbando, yo tenía que ser el lado fuerte y darle apoyo para que ella pudiera seguir adelante”, reconoce Keyla.
Descubriendo la uveítis
Entonces, quedaba solo una opción, entender qué era la uveítis, buscar información, “empoderarse” como bien supo hacer Keyla para llevar de la mano a su hija por un camino que prometía ser escabroso.
“Cuando me dijeron que Fabiola tenía uveítis no sabía qué era eso ni en qué consistía el tratamiento. En la medida en que fuimos leyendo, pudimos comprender para ayudarla y que estuviera preparada conociendo el proceso de la condición”, recuerda.
El respaldo de una madre
Keyla reconoce que para ella, una madre soltera, tener a su familia ha sido vital, para permanecer fuerte. La uveítis cuando no se trata a tiempo, podría provocar pérdida de la visión y en algunos pacientes, si alcanza la capa interior, puede generar ceguera parcial.
“En mi caso siempre conté con mi familia y el apoyo de ellos contribuyó a que las cosas fueran tomando su lugar poco a poco”.
El mensaje de Keyla para otras madres
“Mi consejo para otras madres es que lean mucho, que se informen sobre la enfermedad que tengan su hijos, así podrán guia.rlos y acompañarlos”, expresa Keyla. Además agrega que “nunca vean la condición como una limitante”.-
“Fabiola lleva una vida normal. Al inicio no fue fácil y hubo que llevarla de la mano poco a poco para que pudiera entender, pero luego del tratamiento hemos visto luz al final del camino […] Se le transmite cada avance para que ella comprenda que el proceso por el cual está pasando está rindiendo frutos”, finaliza.
Así son las madres, seres llenos de luz que acompañan a sus hijos en alegrías y tristezas, que se transforman en escudo cuando es necesario y en pura ternura para amar.