Cuando hablamos del diagnóstico de una enfermedad muchas veces pensamos en el impacto psicológico y físico del paciente, pero pocas veces se habla del impacto que puede tener en los cuidadores, y cómo su apoyo se convierte en esa medicina emocional que a muchos les da la fortaleza para seguir adelante a pesar del padecimiento de una enfermedad.
Este rol de cuidador pueden desempeñarlo muchos, pero ninguno con la incondicionalidad y amor de una madre. Así como Gabriela Arango, madre y cuidadora de Alejandra Montenegro paciente de lupus. Gabriela ha ajustado su estilo de vida, ha desarrollado habilidades para el cuidado de su hija y con el tiempo se ha convertido en experta de la condición para apoyar y batallar junto a su hija.
El diagnóstico de lupus, una enfermedad crónica autoinmune que provoca dolor e inflamación en diferentes partes del cuerpo, llegó a la vida de Alejandra a los 17 años y desde entonces, su mamá ha luchado a su lado imparablemente. En entrevista con BeHealth madre e hija comparten su testimonio.
Enfrentar lo desconocido
Luego de un tratamiento hormonal al que había sido sometida Alejandra por un retraso en el crecimiento, sufrió una trombosis en una de sus piernas y tras varios análisis le diagnosticaron lupus. Una de las noticias más fuertes para ella y su madre, en ese momento se enfrentaban a una enfermedad que desconocían. Sin embargo, desde el principio la batalla frente a la condición estuvo impulsada por el amor.
“Ningún padre está preparado para recibir el diagnóstico de una enfermedad para un hijo. Pero es importante afrontarlo con mucho amor. Es mejor aceptar que negar la situación. No es fácil pero con el amor se puede todo”.
El respaldo de una madre
Como Alejandra relata, el apoyo de su entorno familiar ha sido muy importante para enfrentar la enfermedad, especialmente el respaldo de sus padres.
“Mi mamá hace todo lo que tenga que hacer por mí, para que yo esté bien y pueda continuar con mi vida. Ella me ha ayudado a superar muchos procesos difíciles”, asegura Alejandra.
Incluso su madre afirma que la condición ha fortalecido su relación, “la enfermedad nos ha unido mucho más. A pesar de que yo soy su apoyo, ella también lo es para mi».
Además, aseguran que su conexión espiritual con Dios ha sido clave para enfrentar el lupus. “La fe en Dios y poder orar juntas, nos ayuda a entender que el momento es pasajero y nos da la esperanza de que en algún momento, si es la voluntad de Dios, él me va a sanar”, asegura Alejandra. Y su madre complementa afirmando que “la fe ha sido vital. Si no estuviéramos de la mano de Dios no lo hubiéramos podido sacar adelante”.
La valentía y fortaleza: herencia de su madre
Desde el diagnóstico del lupus, Alejandra se ha enfrentado a varias batallas, entre ellas: una trombosis, los tropiezos durante los tratamientos, una recaída emocional y una complicación que la dejó sin caminar por varios meses. Al escuchar su relato es probable preguntarse cómo logra seguir adelante sin desfallecer y la respuesta está en su mamá, ella se ha encargado de dejar en Alejandra enseñanzas que le dan las bases para enfrentar la vida.
Con Gabriela, Alejandra ha entendido que el amor es sacrificio.
“La mayoría de las personas creen que el amor es solo lo bonito y el romance. Pero va más allá porque cuando alguien ama sabe que cuando sea necesario podrá sacrificarse por el otro. Y mi mamá se ha sacrificado muchas veces por mí para que yo pueda continuar, para que yo me pueda sentir mejor, para que yo pueda superar las crisis. Ese es un amor incondicional”
De mamá, Alejandra también ha aprendido el valor e importancia de la responsabilidad.
“Ella toma todas las medidas y cuidados conmigo. Por el lupus, tengo muchas limitaciones por eso mi mamá está siempre al pendiente de mis dietas, el seguimiento riguroso de los tratamientos, el manejo de las inflamaciones para poder seguir con mi día a día. Ella siempre está ahí con su responsabilidad y amor para que yo pueda salir adelante”.
¿Cómo mamá se convierte en la medicina que ayuda a superar y aliviar dolores?
Alejandra reconoce que el amor de su mamá ha sido una clave para enfrentar la enfermedad. Se ha convertido en esa medicina que da fuerzas y revitaliza en los momentos de dificultad.
“El amor hace que mi mamá se convierta en mi medicina. Cuando hay momentos de dolor con su amor y paciencia me ayuda a salir adelante. Mi mamá ha sido ese bálsamo y ese apoyo que he necesitado en mi vida para salir adelante con mi condición”, expresa Alejandra.
Una voz de esperanza
El consejo de esta mamá amorosa e incondicional se extiende a todas aquellas personas que hoy padecen una enfermedad autoinmune y les recuerda la importancia de la fe y la educación para salir adelante a pesar del diagnóstico.
“La fe en Dios ha sido vital para ella y para mi. El amor, la paciencia y aprender sobre la enfermedad han sido la clave para enfrentar la enfermedad. Estar ahí para ella siempre”.