El síndrome de Asperger es uno de los trastornos del espectro autista (TEA) que en la mayoría de los casos, suele diagnosticarse durante los primeros años de los periodos escolares a pesar de que sus síntomas pueden presentarse de forma temprana.
Al igual que en el caso de otros trastornos del espectro autista, no se conoce con exactitud que causa el síndrome, pero se sabe que el cerebro de alguien con esta afección funciona de forma diferente al de una persona que no la tiene.
¿Qué síntomas pueden hacer visible la condición?
Es común que los niños con este síndrome muestren dificultades en sus destrezas sociales, al expresar sus emociones o al comunicarse, evidenciando conductas e intereses inusuales.
De acuerdo con los CDC, las personas con el síndrome, sin importar su edad, podrían:
- Tener problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar sus propios sentimientos.
- Tener dificultades para entender el lenguaje corporal.
- Evitar el contacto visual.
- Desear estar solos; o querer interactuar pero no saber cómo hacerlo.
- Tener intereses muy específicos, a veces obsesivos.
- Hablar solo acerca de ellos mismos y de sus intereses.
- Hablar de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
- Tener dificultad para hacer amigos.
- Verse nerviosos en grupos sociales grandes.
- Ser torpes o descuidados.
- Tener rituales que se niegan a cambiar, como una rutina muy rígida para irse a dormir.
- Realizar movimientos repetitivos o extraños.
- Tener reacciones sensoriales poco comunes.
A pesar de las limitaciones de la condición, una atención temprana y oportuna, en las que se ofrezcan terapias y acompañamiento profesional, los signos del síndrome de Asperger pueden mejorar y las personas pueden aprender a desarrollar sus fortalezas.
¿En qué se diferencia el síndrome de Asperger de otros trastornos del espectro autista?
Mientras que en otros tipos de trastornos los niños pueden demostrar algún tipo de retraso en su lenguaje o en su coeficiente intelectual, para este caso en particular, los niños con síndrome de Asperger no tienen retrasos del lenguaje y evidencian un coeficiente intelectual igual o superior al de la mayoría de los niños.
¿Cómo ayudar a tu hijo?
Lo primero que puede hacer es estar atenta a la presencia de los signos mencionados anteriormente. En caso de tener alguna sospecha, debes comunicarlo cuanto antes al pediatra o especialista encargado para que hagan una revisión exhaustiva.
Su hijo podría necesitar terapia del habla para aprender cómo hablar con otras personas, o medicamentos, para ayudarle con la ansiedad y los problemas de atención.
La terapia física y ocupacional es otra buena alternativa, sin embargo, las recomendaciones en cuanto al tratamiento serán guiadas por su médico según las necesidades del niño.
Recuerde que la atención temprana y oportuna ofrece a los pequeños una mejor forma de vencer sus limitaciones y de tener un mejor desenvolvimiento social.
Con información CDC