En la semana 14 del embarazo, aparecen unos vellos suaves e incoloros, conocidos como «lanugo» en el rostro del bebé.
Este vello permanecerá hasta antes del parto y tiene la función de proteger al bebé que se está desarrollando en el vientre de infecciones, además, lo ayuda a conservar el calor porque la piel del bebé es todavía muy fina y hay ausencia de grasa subcutánea.
Como lo habías señalado, el crecimiento después de la semana 11 es un poco más acelerado, por lo que para esta semana, el pequeño ya mide cerca de los 9 cm y pesa 45 gramos.
En su aspecto, el cuello está mucho más definido y aunque los genitales ya se formaron completamente, quizas no logres conocer el sexo de tu bebé todavia a través de las ecografias, pero tranquilos, lo sabrán muy pronto.
Para esta, la segunda semana del segundo trimestre, el bebé comienza a producir las hormonas tiroideas, ya que las glándulas tiroideas han madurado y se da inicio a la formación de los glóbulos rojos en el bazo de tu bebé.
El proceso de mamá
En algunos casos, el embarazo puede llegar a complicarse o los exámenes de control pueden sugerir algún problema con el bebé.
Si es así, el médico puede solicitar la prueba de amniocentesis, que por lo general, se realiza entre las semanas 15 y 18 y puede detectar anormalidades del feto, como el síndrome de Down.
Se considera que tras la prueba que se realiza cuidadosamente con una aguja muy fina que extrae una muestra del líquido amniótico que rodea al bebé, existe un riesgo bajo de presentar un aborto espontaneo, por lo que resulta fundamental que mamá conozca los riesgos y los beneficios de hacerla.
Con información kidshealth y Clínica Mayo