35 habitantes de la zona este y rural de China contrajeron el nuevo henipavirus Langya, un patógeno de origen animal
Una investigación publicada el pasado 4 de agosto anunció a la comunidad mundial el descubrimiento de 35 casos de un nuevo virus en China.
El equipo de científicos de China, Singapur y Australia encontró que los casos del novel Langya henipavirus (LayV) se presentaron mayormente en agricultores expuestos a la fauna de las provincias del este Chino, Shangdong y Henan. La detección de las infecciones se remonta a los últimos meses del 2018 y culminó a inicios de 2021.
Análisis genéticos de las muestras de pacientes infectados revelaron que el virus se encuentra dentro de la familia de los henipavirus, el cual consta de otros cinco patógenos. Entre los demás henipavirus están Hendra y Nipah virus que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), oscilan entre tasas de fatalidad de 40 y 75%.
Sin embargo, el estudio destacó que no se observaron muertes a causa de LayV. Tampoco se encontró que el virus se transmite directamente entre humanos.
Los síntomas comunes entre las 35 infecciones con LayV consisten en fiebre, cansancio, tos, pérdida del apetito, jaquecas, náusea y dolores musculares. Sin embargo, algunos participantes del estudio presentaron lesiones en el hígado y los riñones.
Por otro lado, tras un sondeo de las cargas virales de diferentes animales pequeños en la región, el equipo científico identificó a las musarañas como portadoras principales del virus. Este origen zoonótico no es inusual ya que “sobre 30 patógenos humanos nuevos se han detectado en los últimos tres decenios, de los cuales el 75% surgieron de animales”, informa la OMS.
Algunos de los factores que más influyen en las zoonosis son la proliferación urbana, el cambio climático y tráfico ilegal de animales silvestres, por lo que la aparición de este nuevo virus invita a cuestionar nuestras relaciones con el medioambiente y los animales que nos rodean.
Mientras tanto, es probable que continúen apareciendo nuevos patógenos. Por eso los autores y el resto de la comunidad científica coinciden en que es necesario monitorear LayV y estudiarlo con mayor detenimiento.