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Síndrome de intestino irritable y enfermedad inflamatoria intestinal: diferencias y similitudes

El síndrome de intestino irritable, (SII) suele relacionarse erróneamente con «colitis» y «colitis mucosa». Sin embargo, el sufijo «itis» se emplea cuando una de las características de la afección médica es la inflamación, y este no es el caso del SII. 

En el caso del SII, más allá de una inflamación en el colon, se sensibilizan los nervios responsables de las contracciones (llamadas peristaltismo) que impulsan el alimento a través del órgano, haciendo que el interior de la pared muscular responda de forma exagerada a estímulos suaves como productos lácteos o estrés emocional y generando espasmos. 

Suele relacionarse con enfermedades como la colitis debido a su similitud en algunos signos como dolores de tipo cólico y episodios de diarrea o estreñimiento.

Enfermedad Inflamatoria del intestino (EII)

La enfermedad intestinal inflamatoria suele ocasionar un daño en el tejido del intestino delgado y del intestino grueso, dependiendo el tipo de trastornos que se presente, siendo los más graves, enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.

En la población pediátrica, la enfermedad de Crohn es dos veces más común que la colitis ulcerosa. La colitis ulcerosa sólo afecta el revestimiento interior del intestino y se limita a una sola sección presentando úlceras y llagas abiertas que supuran sangre y pus, en los lugares donde la inflamación ha ocasionado daño sobre el tejido. 

Por su parte, la enfermedad de Crohn puede afectar completamente la pared intestinal y tiende a producirse en más de una sección.

Síntomas del síndrome de intestino irritable 

Algunos de los signos que más afectan a los pacientes pueden incluir:

  • Dolor de tipo cólico y espasmos en la parte inferior del abdomen
  • Náuseas
  • Hinchazón y gases
  • Dolor de cabeza
  • Dolor rectal
  • Dolor de espalda
  • Pérdida del apetito
  • Episodios de diarrea y estreñimiento que se alternan
  • Fatiga
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Dificultad para concentrarse

Síntomas de enfermedad intestinal inflamatoria 

Enfermedad de Crohn

  • Dolor abdominal de tipo cólico y dolor, especialmente después de las comidas
  • Náuseas
  • Diarrea
  • Malestar general
  • Fiebre
  • Pérdida del apetito que puede producir bajo peso
  • Heces con sangre
  • Inflamación, dolor, rigidez en las rodillas y los tobillos
  • Aftas (ampollas) en la boca.
  • Inflamación de los ojos
  • Irritación o hinchazón en el área del recto
  • Fatiga
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Dificultad para concentrarse
  • Retraso en el crecimiento y desarrollo sexual de los preadolescentes, debido a la falta de nutrición

Colitis ulcerosa

  • Dolor y cólicos en el costado izquierdo del abdomen
  • Episodios intermitentes de heces con sangre y mucosidad
  • Inflamación, dolor, rigidez en las rodillas y los tobillos
  • Aftas (ampollas) en la boca
  • Fatiga
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Dificultad para concentrarse
  • Retraso en el crecimiento de los preadolescentes, debido a la falta de nutrición

Los ataques agudos pueden incluir:

  • Hasta veinte deposiciones blandas con sangre por día
  • Necesidad urgente de defecar
  • Cólicos fuertes y dolor rectal
  • Sudoración profusa
  • Deshidratación
  • Náuseas
  • Pérdida del apetito
  • Bajar de peso
  • Hinchazón abdominal.
  • Fiebre de hasta 104 °F (40 °C).

Aunque muchos padres pueden relacionar la irritación o inflamación en el área del recto de sus hijos con algún caso de hemorroides, esta condición no es común en los menores, por lo que, siempre es importante consultar para detectar cuanto antes casos de colitis o enfermedad de Crohn.

¿Cómo se diagnostica el SII?

La revisión física por parte de un especialista, el seguimiento en el historial médico y algunas pruebas pueden ayudar al profesional de la salud a confirmar un diagnóstico cuando se sospecha de esta enfermedad. Entre ellos:

  • Análisis de orina
  • Cultivo de orina
  • Hemograma (conteo sanguíneo) completo
  • Análisis de sangre para determinar la velocidad de sedimentación eritrocitaria (velocidad de sedimentación)
  • Análisis para detectar sangre en las heces
  • Sigmoidoscopia

Diagnóstico de la enfermedad intestinal inflamatoria

Los siguientes procedimientos junto con una revisión física y un seguimiento del paciente y de su historial familiar son necesarios para diagnosticar un caso de EII.

  • Hemograma (conteo sanguíneo) completo
  • Análisis de sangre para determinar el tiempo de protrombina
  • Análisis de sangre para determinar la velocidad de sedimentación eritrocitaria (velocidad de sedimentación)
  • Análisis para detectar sangre en las heces
  • Análisis de orina
  • Sigmoidoscopia o colonoscopia
  • Serie gastrointestinal superior (también conocida como deglución de bario)

Tratamientos para el síndrome de intestino irritable y la enfermedad intestinal inflamatoria

Si bien el SII y las EII son consideradas condiciones crónicas, es decir, que no tienen cura, si existen algunas formas para controlar la enfermedad y para ofrecer al paciente una calidad de vida.

Algunas medidas como las que mencionamos a continuación pueden reducir la frecuencia y gravedad de los signos:

  • Cambios en la dieta: es fundamental que niños con SII o EII cuenten con el apoyo de  un pediatra, un nutricionista y un gastroenterólogo con el fin de que elaboren un plan de alimentación individualizado.

En el síndrome de intestino irritable, en muchas ocasiones se recomienda incorporar fibra a la dieta para aliviar los cólicos y ablandar las heces endurecidas o eliminar la diarrea. 

Lo contrario sucede al ofrecer un alto contenido en fibras a pacientes con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, por ello se recomienda ajustarse a alimentos fáciles de digerir y con pocos residuos como caldo, gelatina, carne de ave sin piel, pescado, arroz, huevos y pastas. 

Los alimentos fritos y los productos lácteos también están prohibidos cuando la enfermedad está activa.

En los casos de EII resulta favorecedor ofrecer cinco o seis comidas ligeras al día en lugar de las tres comidas abundantes habituales.

  • Farmacoterapia: algunos agentes antiespasmódicos pueden resultar efectivos para disminuir su actividad. Los fármacos más utilizados son, entre otros, los corticosteroides como la prednisona  y los agentes 5-ASA sulfasalazina, olsalazina y mesalamina. 

En caso de no lograr detener la inflamación, se pueden emplear otros medicamentos como los inmunomoduladores: azatioprina, ciclosporina, metotrexato o 6-mercaptopurina,  que se encargan de alterar la respuesta inmunitaria del cuerpo. 

  • Cirugía: en los casos de EII en los que los pacientes resultan ser resistentes a la farmacoterapia puede ser necesario extirpar una parte o todo el colon, sin embargo, es importante aclarar que este procedimiento es poco común durante la adolescencia.
  • Asistencia de salud mental: Aunque se ha comprobado que el estrés emocional no causa la presentación del SII ni de las EII, si puede empeorar sus sintomas y puede agravar la enfermedad. Por lo tanto, los pacientes pueden beneficiarse mucho de la atención de un profesional de salud mental que les enseñe técnicas para reducir el estrés y para manejar las crisis, miedos o preocupaciones.

Con información Healthy Children

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