Desde hace siglos, las mujeres han luchado por conseguir la igualdad de derechos y oportunidades en diferentes ámbitos. Uno de ellos es el de la medicina, donde las mujeres han tenido que superar numerosos obstáculos para poder ejercer su profesión y ser reconocidas en el campo de la salud.
En Latinoamérica, la lucha de las mujeres médicas ha sido especialmente significativa. Desde el siglo XIX, un grupo de mujeres valientes ha trabajado arduamente por conseguir el derecho a estudiar medicina y ejercer su profesión, en un entorno adverso y con múltiples prejuicios.
Hoy queremos hacer un recorrido a las principales mujeres médicas que marcaron hitos en la historia y que sirven de inspiración para seguir luchando por la igualdad de género.
Dra. Mathilde Rodríguez Cabo, la primera psiquiatra mexicana
Una de las primeras mujeres que abrió camino en este sentido fue la Dra. Mathilde Rodríguez Cabo, psiquiatra y portavoz de la lucha por los derechos de mujeres y niños.
Nacida en San Luis Potosí en 1902, esta mujer estudió en el Colegio Alemán de la Ciudad de México donde logró un completo dominio del idioma alemán, habilidades que le permitieron traducir importantes obras de psiquiatría.
En 1922 ganó la batalla a los cánones del momento y logró ingresar a la Universidad Autónoma de México donde se graduó como médica cirujana.
En 1929, tras un año de su titulación, fue becada por la Fundación Alexander von Humboldt (AVH) para estudiar la especialidad de psiquiatría en la Universidad de Berlín, lo que la convirtió en la primera psiquiatra en México.
Además de su destacada labor en la psiquiatría infantil, esta médica mexicana fue reconocida por su compromiso político. Fue una de las 12 mujeres líderes en el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM), un movimiento que unió a diversas organizaciones feministas en una lucha por la igualdad económica, laboral, salarial, social y democrática. Como defensora del feminismo avanzado, ella sostenía que la opresión de la mujer era resultado de factores económicos, familiares y sociales. Su papel en el FUPDM fue fundamental para abrir brechas en la lucha por los derechos de la mujer en México.
La doctora, además de su destacado trabajo en la psiquiatría infantil, fue una activista comprometida políticamente y se unió a las 12 mujeres en la dirección del movimiento. En 1933, junto con la abogada Ofelia Domínguez, propuso una reforma para despenalizar el aborto por causas económicas y sociales donde criticaba públicamente la falta de reivindicaciones específicas y derechos civiles y políticos para la mujer mexicana en la Constitución de 1917.
Dra. Esther Chapa Tijerina, primera catedrática en la Escuela de Medicina de la UNAM
Nacida en Tamaulipas en 1904, esta médica mexicana formó parte de la generación de mujeres revolucionarias que contribuyeron en la construcción del México posrevolucionario a través de la militancia política, el feminismo y la educación. En 1921 ingresó a la Escuela Nacional de Medicina, donde se graduó como una de las primeras mujeres de la institución.
Tras obtener su título, se especializó en análisis clínicos y microbiología, lo que le permitió trabajar en diversos hospitales y laboratorios, incluyendo el Hospital Juárez y la Escuela Nacional de Medicina. Como profesora de microbiología en la Facultad de Medicina de la UNAM, se convirtió en la primera mujer en obtener cátedra por oposición y en la única mujer que impartió clases en esta institución durante 20 años.
Además de su labor académica, también escribió artículos en revistas y periódicos, y fue una conferencista muy requerida en México y en el extranjero. En 1956, fue designada como miembro honorífico del Consejo de Enseñanza de Microbiología.
La psiquiatra Mathilde Rodríguez invitó a la Dra. Chapa a trabajar en el Departamento de Prevención Social en la Penitenciaría del Distrito Federal, donde enfrentó numerosas irregularidades. A partir de esta experiencia, comenzó a luchar por mejorar la infraestructura y el trato a la población penal, especialmente a las mujeres, y propuso la construcción de una cárcel exclusiva para mujeres, que más tarde se construiría en Santa Martha Acatitla.
Además, se unió a la lucha por los derechos políticos de las mujeres en 1935, tras la aparición del Frente Único Pro Defensa de los Derechos de la Mujer, donde desempeñó un papel destacado en la coordinación colegiada del frente y se convirtió en la cabeza del Consejo Nacional del Sufragio Femenino en 1937. Después de la aprobación del voto femenino en 1953, la Dra. Chapa fue invitada junto a otras líderes del movimiento feminista para dar su opinión sobre la iniciativa gubernamental. En el camino de su lucha por los derechos políticos de las mujeres, afirmó que «el ejercicio de la ciudadanía es el primer paso para la autonomía femenina».
Dra. Alicia Moreau de Justo, ginecóloga comprometida con la sociedad
Nació en Londres en 1885 y migró a Argentina a muy temprana edad junto con su padre, quien apoyaba el movimiento obrero parisino debido a la represión del mismo. En 1907, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, convirtiéndose en una de las primeras mujeres argentinas en hacerlo y en la segunda médica del país. Durante su formación, enfrentó dificultades educativas y de convivencia con sus compañeros varones, pero obtuvo calificaciones sobresalientes y fue designada practicante del Hospital de Clínicas.
La Dra. Moreau se especializó en ginecología, siendo una de las primeras mujeres dedicadas a enfermedades femeninas en Latinoamérica. Instaló un consultorio gratuito en Buenos Aires, donde atendía a mujeres de bajos recursos y trabajadoras sexuales. Su vida profesional estuvo sostenida en dos ideologías importantes: el dogma de justicia social y la búsqueda de igualdad entre hombres y mujeres, tanto en el estudio como en el pensamiento. Como sufragista, abogó por los derechos políticos de las mujeres y fundó varias organizaciones para promover su participación en la vida política del país.
En 1918, la Dra. Alicia Moreau de Justo y Julia García establecieron la Unión Feminista Nacional, una organización que promovía los derechos civiles de las mujeres, protegía a madres solteras y defendía las condiciones laborales de las mujeres mientras luchaba por el sufragio femenino. Tres años más tarde, en 1921, la Dra. Moreau se unió al Partido Socialista y lideró el movimiento feminista dentro del partido, revolucionando sus concepciones sobre los derechos de las mujeres.
Como parte de su lucha por la igualdad, la Dra. Moreau logró la reglamentación del trabajo de mujeres y niños, la prohibición del trabajo nocturno y del despido injustificado de mujeres embarazadas, y la implementación de la licencia para amamantar, entre otros logros. En 1932, presentó un proyecto para conseguir el voto femenino en Argentina, el cual fue rechazado, pero esto no disuadió a la Dra. Moreau, quien continuó luchando por los derechos civiles, políticos y humanos de las mujeres.
La Dra. Moreau también fue autora del libro «La mujer en la democracia», donde expuso sus ideales como parte de su lucha. A pesar de su trabajo incansable, el derecho al voto femenino en Argentina no se logró hasta 1947. Además, la Dra. Moreau fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos y la creadora del Comité Femenino de Higiene Social para combatir la prostitución.
Dra. Paulina Luisi. Ginecóloga y maestra, pionera en la educación sexual
La Dra. Paulina Luisi nació en Entre Ríos, Argentina en 1875 y se trasladó con su familia a Uruguay en 1887. Debido a la influencia de sus padres, fundadores del Instituto Luisi y creadores de proyectos educativos sobresalientes, la Dra. Luisi estudió magisterio y ejerció como maestra hasta 1913. Sin embargo, sus intereses propios la llevaron a ingresar en la Facultad de Medicina en 1900, donde se convirtió en la primera mujer en obtener el título de Doctora en Medicina y Cirugía en Uruguay a los 33 años.
Después de graduarse, la Dra. Luisi asistió a varios cursos en la Facultad de Medicina de la Universidad de París, donde obtuvo diplomas de «Perfeccionamiento en Ginecología» y «Dermatología y enfermedades venéreas». Luego ocupó el cargo de la cátedra de ginecología en la Universidad de Uruguay. A pesar de la discriminación que enfrentó de sus compañeros varones, su especialización en enfermedades de niñas, mujeres adultas y partos le permitió ejercer la profesión con menos obstáculos. Además, muchas mujeres preferían atenderse con ella por el hecho de ser mujer debido a los prejuicios dominantes en la época.
La Dra. Luisi fue una feminista destacada, en parte influenciada por su madre, quien también luchó por la causa. En 1916 fundó el Consejo Nacional de Mujeres, que dio lugar años después a la Alianza Uruguaya por el Sufragio Femenino, publicadora de la revista Acción Femenina. Aunque el voto femenino en Uruguay fue incluido en la constitución de 1917, su reglamentación se dio 15 años después, lo que lo convirtió en el tercer país latinoamericano en lograr este hito, después de Ecuador y Chile.
La Alianza cambió su nombre a Alianza Uruguaya de Mujeres en 1923, para incluir la conquista de otros derechos de las mujeres, especialmente los económicos y sociales. La Dra. Luisi fue consciente del papel decisivo de la educación para obtener los derechos de las mujeres y promovió una serie de cursos instructivos y conferencias en una variedad de temas para mujeres con el propósito de hacerlas críticas y conscientes de su realidad social. Solo así podrían transformarla.
La Dra. Luisi luchó incansablemente contra la pornografía infantil, la prostitución y las enfermedades venéreas. Convencida de que la educación gradual y sistemática era el método más eficaz para combatir las conductas de los individuos, desarrolló materiales dirigidos a maestras de instrucción primaria para brindar educación sexual dentro de las asignaturas que ya se impartían a los niños para no generar resistencia ante la idea, e implementó el estudio de la educación sexual para las estudiantes normalistas.
Un papel crucial en la historia
En resumen, las mujeres médicas latinoamericanas han tenido un papel crucial en la lucha histórica por los derechos de la mujer. Desde el siglo XIX, estas mujeres valientes han trabajado por conseguir el derecho a estudiar medicina y ejercer su profesión en un entorno adverso, y han dedicado su vida a mejorar las condiciones de salud y bienestar de sus comunidades. Hoy en día, su legado sigue inspirando a nuevas generaciones de mujeres médicas y activistas en todo el mundo.
Las médicas latinoamericanas que lucharon por los derechos de la mujer y por su acceso a la educación y a las profesiones médicas, abrieron la brecha para que muchas mujeres en la actualidad puedan ejercer esta profesión y desempeñar roles de liderazgo en la salud pública y privada. Sus contribuciones y sacrificios han permitido que las mujeres tengan una voz en la toma de decisiones en la salud y en la política, y han inspirado a generaciones de mujeres a seguir sus pasos. Aunque aún queda mucho por hacer para lograr una igualdad plena, el legado de estas médicas ha sido fundamental en la lucha por los derechos de las mujeres y ha sentado las bases para un futuro más justo y equitativo.
Fuente: Medscape