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Malos hábitos que pueden generarle daño a tu espalda ¿Los realizas?

Algunos hábitos del día a día pueden dañar poco a poco tu espalda y generar molestias como tensiones o dolor que con el tiempo pueden convertirse incluso en signos crónicos.

Revisa cuáles realizas durante tus jornadas y evita hacerlos para tener control sobre tu salud.

Sentarse encorvado

Este suele ser un signo muy común de muchas personas, pero este tipo de alineación al generar una curva va en contra de la alineación natural de la columna vertebral, por lo que, al estar encorvado ejerces una presión mayor sobre la parte baja de la espalda.

Para cuidar la postura, especialmente durante las jornadas laborales realiza pausas cada 30 minutos, estira suavemente los brazos y mueve la cabeza de un lado a otro y de arriba hacia abajo ejerciendo un poco de presión con ayuda de las manos.

En caso de las personas que presenten espasmos o algún tipo de dolor, pueden aplicar una bolsa de hielo cubierta por una toalla en la zona afectada. Si el dolor no desaparece consulte con tu médico.

Comer demasiadas golosinas

El consumo excesivo de comida chatarra o de golosinas puede provocar en algunos pacientes signos de inflamación y puede hacer que el cuerpo no absorba adecuadamente los nutrientes que necesita para estar fuerte y saludable.

Asegúrate de incluir en tu alimentación productos que sean saludables y que beneficien a la salud como por ejemplo proteínas magras, cereales integrales, frutas y verduras o grasas saludables como las del aguacate y el salmón. Esto favorecerá la buena salud y te ayudará a desarrollar músculos, huesos y tejidos blandos fuertes en la espalda y otras áreas del cuerpo.

Tener un mal colchón

El debate entre sí es mejor un colchón duro o uno suave sigue siendo un tema controversial. Lo cierto, es que debe ser lo suficientemente firme como para soportar la espalda pero a su vez, suave para adaptarse a la forma del cuerpo.

Si crees que no estás descansando bien, prueba colocando el colchón por unas noches en el suelo y si descansas mejor, puede que necesites uno con mayor firmeza. 

Algunos establecimientos comerciales te permiten probar algunos colchones por un tiempo y cambiarlos si presentas algún tipo de problema de salud. Consulta si cerca de tu domicilio cuentas con esta alternativa.

Dormir boca arriba

Aunque muchos piensan que es la mejor posición cuando se tiene un dolor de espalda, lo cierto es que quienes duermen así tienen una mayor dificultad para cambiar su forma de dormir.

Intenta descansar de medio lado y colocar una toalla enrollada o una almohada debajo de las rodillas para mantener la curva natural de la espalda. A su vez, intenta probar con diferentes almohadas hasta conseguir la altura ideal para el cuello, buscando una buena alineación y comodidad.

La almohada en las piernas puede aliviar también la presión en las caderas y la espalda baja, por lo que resulta ser una buena posición para personas que ya presentan dolor de espalda o para mujeres en estado de embarazo.

Permanecer sentado demasiado tiempo

Conservar esa misma posición por periodos muy largos puede generar una presión sobre los músculos de la espalda, el cuello y la columna vertebral. Adicional a esto, si tienes una posición encorvada, puedes generar mayor daño sobre esta zona del cuerpo.

Cuida tu postura mientras estás sentado intentando siempre estar derecho en una silla que apoye tu espalda y ajusta la altura para que tus pies descansen naturalmente en el piso.

Además de eso, levántate y muévete por lo menos cada media hora por unos pocos segundos para darle un descanso al cuerpo.

No realizar ejercicios 

La columna vertebral necesita un apoyo de músculos fuertes del estómago y de la espalda, por lo que, algunos tipos de ejercicios como levantar pesos pueden ayudar a fortalecer estas áreas.

Aunque para algunos realizar actividades deportivas les genera un poco de dolor, el no hacerlo y permanecer inactivo puede traer mayores complicaciones para la espalda.

Algunas otras actividades cotidianas como subir escaleras y cargar las compras o realizar ejercicios de bajo impacto como caminar, andar en bicicleta o nadar también pueden ayudarte a proteger los discos entre los huesos de la columna.

Fumar 

Se cree que los fumadores tienen tres veces más probabilidades de presentar dolor de espalda que quienes no tienen este hábito. 

Fumar frena el adecuado flujo de sangre incluso hacia la columna vertebral y ocasiona que los discos de amortiguación entre los huesos se rompan más rápido.

Ese mal hábito también puede provocar casos de osteoporosis y retrasar la curación de lesiones.

La tos, que es una característica de algunos de los fumadores, también puede causar un fuerte dolor de espalda, por lo que, te recomendamos buscar alternativas con tu médico para dejar de hacerlo.

Usar tacones altos

Aunque muchas mujeres señalan sentirse más estilizadas, el uso continuo de tacones muy altos puede generar daño en los músculos de la parte inferior de la espalda y dañar su postura y su columna, especialmente con el paso de los años. 

Los estiramientos regulares de pies y piernas y cargar unos zapatos de remplazo para no permanecer con estos por largas jornadas puede ayudar a prevenir el dolor y fortalecer los músculos.

Comer demasiado

Las personas que tienen sobrepeso u obesidad tienden a sentir una mayor tensión sobre sus huecos y los músculos de la espalda.

Realizar actividades deportivas y cuidar la ingesta de ciertos tipos de alimentos evitando las grasas trans, el alto contenido de azúcar y las harinas, así como comer despacio para que el cuerpo tenga la oportunidad de saber que está lleno, son  algunas alternativas para mantener el peso bajo control.

Si entre sus opciones preferidas se encuentran los bocadillos y las comidas altas en calorías como papa fritas o queso, intenta reemplazarlas por verduras, frutas o yogur natural.

Cargar morrales pesados

Llevar un peso exagerado en las mochilas o maletas puede sobrecargar los músculos que necesita para brindar un buen soporte a su columna. Este mal hábito suele ser muy común desde temprana edad ya que los niños cargan muchos materiales, pero estos no deben pesar nunca más del 20% de su peso corporal.

Asegúrate de cargar la mochila en los dos hombros y no sólo en uno, así como de utilizar correas grandes y acolchadas.

Fuente WebMD

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