La rinitis alérgica es una afección caracterizada por la irritación nasal y causada por el contacto con una sustancia extraña que actúa como desencadenante.
¿Qué es la rinitis alérgica?
La rinitis alérgica es una patología muy común que se manifiesta tras la exposición de un sujeto a un determinado alérgeno al que está sensibilizado. Aunque la patogénesis es multifactorial, uno de los determinantes es la familiaridad positiva con las enfermedades alérgicas mediadas por la IgE, especialmente en la línea materna.
La prevalencia de esta afección no es fácil de definir, ya que a menudo se subestiman los síntomas que la caracterizan, pero los estudios epidemiológicos muestran que está en constante aumento, especialmente en el grupo de edad escolar y adolescente.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas característicos de la rinitis alérgica son: secreción nasal clara (rinorrea serosa), estornudos repetidos y, sobre todo, picor nasal que, asociado a la obstrucción nasal, hace que el niño se toque la nariz con mucha frecuencia durante el día (el llamado «saludo alérgico»).
Además, la rinitis también suele estar asociada a síntomas oculares como picor, lagrimeo y enrojecimiento, lo que define la llamada rinoconjuntivitis alérgica u oculorhinitis.
¿Cuáles son los principales alérgenos?
Ácaros del polvo, polen (gramíneas, betullaceae, olivo, parietaria), alternaria (moho), epitelio de perro y gato: los principales alérgenos cargados. En el pasado, la rinitis alérgica se clasificaba en «perenne» y «estacional» según el alérgeno responsable, pero más recientemente se prefiere distinguir entre «formas intermitentes» (menos de 4 días a la semana o menos de 4 semanas) y «formas persistentes» (más largas que las anteriores).
Esta distinción nos permite comprender cómo, especialmente en las formas persistentes, la rinitis puede repercutir en la calidad de vida del niño que se encuentra diariamente perturbado en sus actividades escolares y recreativas a causa de sus trastornos riníticos.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
Cuando un niño presenta síntomas agudos de rinitis, el primer diagnóstico que se sospecha es el de una rinitis infecciosa (viral o bacteriana, según las características de las secreciones nasales).
Si los síntomas persisten a lo largo del tiempo, se debe realizar un examen alergológico mediante pruebas de pinchazo en la piel para detectar alérgenos inhalantes, una herramienta de diagnóstico fácil de realizar y muy sensible.
¿Cuáles son las terapias?
Una vez confirmado el diagnóstico, la terapia se basa en remedios ambientales y farmacológicos.
En particular, especialmente en el caso de los alérgenos de interiores (por ejemplo, los ácaros) es posible mejorar la clínica del pequeño paciente con una profilaxis ambiental adecuada (eliminación de la felpa y las alfombras, uso de dispositivos como la funda de cojín y la funda de colchón antiácaros).
Desde el punto de vista farmacológico, la terapia de referencia es la segunda generación de antihistamínicos anti-H1, que se toman por vía oral.
En las formas rhiníticas más exquisitamente obstructivas, una ayuda válida es el uso de corticoesteroides tópicos (spray nasal), que se aplican después de una limpieza adecuada de las cavidades nasales mediante lavado nasal.
En las formas resistentes a las terapias convencionales, especialmente en sujetos monosensibles u oligosensibles, es posible realizar una inmunoterapia específica que, mediante la exposición constante a cantidades mínimas del alergeno, tiene por objeto reducir progresivamente la sensibilización del sujeto al propio alergeno.
¿Qué deben hacer los padres?
El consejo para los padres de los pacientes jóvenes es prestar atención a los síntomas y consultar a su pediatra.
De hecho, un diagnóstico precoz y una terapia correcta son las únicas herramientas que pueden curar esta patología y evitar su evolución hacia formas respiratorias más graves.