El prurigo nodular (PN) es una enfermedad cutánea crónica y potencialmente debilitante que cursa con lesiones elevadas como ronchas duras, costrosas que cubren amplias zonas del cuerpo acompañadas por un picor intenso que lleva a un serio deterioro de la calidad de vida.
Debido a que la picazón suele ser muy intensa, las personas suelen rascarse hasta el punto de provocar sangrado o heridas dolorosas.
Las ronchas que tienen como características que son duras, ásperas y secas varían en tamaño, y pueden ser muy pequeñas o tener hasta media pulgada de ancho y de acuerdo a cada paciente, podrían afectar con pocas o con cientos de lesiones algunas zonas del cuerpo como las partes externas de los brazos, hombros y piernas.
En casos menos frecuentes, las lesiones también podrían presentarse en el tronco, la cara, e incluso las palmas de las manos.
¿Qué aspectos empeoran las lesiones?
Los roces constantes con la ropa o con cualquier otro objeto, así como los toques repetitivos pueden provocar más picazón y resultar en más lesiones y afectación en el órgano de la piel.
Además de esto, el calor, la sudoración, o la irritación ocasionada por productos como jabones o texturas también puede llevar a la aparición de nuevas ronchas.
¿Cuál es su causa de presentación?
Pese a las investigaciones adelantadas, aún no se conoce con exactitud la causa exacta de la aparición de esta afección cutánea.
El prurigo nodular, en algunos casos, puede ser parte de otras enfermedades, como la dermatitis atópica, el linfoma , la hepatitis colestásica autoinmune crónica, infección por VIH, anemia grave o picazón (prurito) relacionada con la enfermedad renal crónica conocida como prurito urémico.
“Muchos pacientes con dermatitis atópica al rascarse mucho de forma regular tienen a causar la aparición de prurigo nodular”, aseveró el Dr. Fitzgeraldo Sánchez, especialista en dermatología.
El PN puede durar muchos años, y la picadura es tan intensa que puede afectar todas las actividades cotidianas del paciente y afectar no solo su estado de salud físico sino también mental.
¿Quiénes están en riesgo de presentar la condición?
El prurigo nodular puede ocurrir en cualquier edad, pero es más común en los adultos de 20 a 60 años.
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Síntomas
Los pacientes con este diagnóstico generalmente refieren los sitios específicos donde comenzaron a sentir picazón, y es común que posteriormente en estas zonas se formen pequeños nódulos de color oscuro.
Las principales señales y síntomas del prurigo nodular son:
- Picazón grave que no para.
- Nódulos que tienen entre 1-3 cm de diámetro y son firmes, con la superficie áspera y seca, pudiendo estar agrupadas y variar en número de 2 a 200 que en el comienzo son como pequeñas elevaciones rojizas de la piel que pican mucho y con el tiempo se cubre por costras y escamas rojizas que pican.
- Picazón muy intenso que dura muchas horas, lo que hace que las personas se rasquen mucho hasta el punto de sangrar y formar nuevas heridas que pueden infectarse.
- Con frecuencia tanto la picazón como las lesiones comienzan en la parte inferior de los brazos y las piernas, y son peores en los aspectos externos.
- También puede afectar el tronco, la cara y las palmas de las manos.
- Los nódulos suelen dejar cicatrices.
Su relación con otras condiciones de la piel
De acuerdo con el Centro Nacional para el Avance de las Ciencias Traslacionales cerca del 80% de las personas con prurigo nodular tienen eczema (dermatitis atópica), asma o fiebre del heno, o tienen parientes con estos problemas.
Además se encuentra que algunas personas este diagnóstico de la piel tienen o han tenido otras enfermedades, como problemas en el hígado o en el riñón, traumas en la piel, infecciones, deficiencia inmunológica, como infección por el virus de inmunodeficiencia humana, hipotiroidismo, neoplasias de la sangre como linfoma, o ansiedad u otras condiciones psiquiátricas.
Alternativas de tratamiento
Debido a la intensidad de la picazón, los pacientes pueden ir de médico a médico sin encontrar un tratamiento efectivo que logre proporcionarles alivio.
Es aconsejable que el paciente reciba atención de forma individualizada para intentar cubrir la mayor parte de las necesidades.
Los tratamientos más utilizados para esta afección son los antihistamínicos orales y los esteroides tópicos o sistémicos, pero para la mayoría de las personas es posible que sea necesario probar varios tratamientos.
Los tratamientos locales pueden incluir:
- Cremas tópicas de corticoides con alta potencia que deben ser prescritas por un médico, y que se usan durante cubriéndose con vendaje adhesivo varios días
- Inyecciones de corticoides dentro de las lesiones (intralesionales)
- Pomadas y emolientes con mentol o fenol para refrescar y calmar la picazón en la piel
- Pomada a base de vitamina D
- Crema de capsaicina
- Crioterapia, que puede reducir los nódulos y la picazón
- Terapia con láser
- Ungüento antibiótico en casos de infecciones de la lesión
El tratamiento sistémico puede incluir:
- Corticoides orales
- Antihistamínicos orales
- Fotoquimioterapia
- Antidepresivos tricíclicos
- Metotrexato
- Retinoides sistémicos
La terapia de reversión del hábito, que tiene como objetivo reducir la frecuencia del rascado, puede ser útil y ayudar al paciente a mejorar su calidad de vida.
Fuente: NIH