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Pasos para cuidar la salud mental en niños y adolescentes

No hay una guía para aprender a ser padre o madre. Sin embargo, la educación es vital para orientar al pequeño en la vida. Por ello, no se puede perder de perspectiva cómo preservar a ese ser, no solamente física, sino también mentalmente.

Aún persiste el mito de que si un niño está irritable, hace berrinches o paletas, o empieza a decaer en la escuela, se debe a su edad. Muchas veces se debe a que tienen algunos trastornos psicológicos que, si no se evalúan y se tratan a tiempo, podrían derivar en problemas que más adelante pueden afectar su vida social, laboral y académica.

“Cuando no se trabaja oportunamente con este tipo de situación nos enfrentamos a  personas que de igual forma tienen vulnerabilidades y no tendrán las herramientas para manejar la situación, lo que se les hará muy complicado”, explicó a BeHealth el psicólogo Gilvic Carmona.

Es común que no solo la ansiedad y la depresión incida en los más pequeños, hay otros problemas como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro autista, depresión y otros trastornos del estado de ánimo, trastornos alimentarios y trastorno de estrés postraumático (TEPT) que los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) advierten que pueden incidir en la vida del pequeño.

Por ello, si durante la infancia de tu pequeño, evidencias que empieza a tener “rabietas frecuentes o está intensamente irritable la mayor parte del tiempo; a menudo habla de miedos o preocupaciones, o se queja de dolores de estómago o de cabeza frecuentes sin causa médica conocida”, debes poner sobre la mesa la opción de someterlo a terapia, así lo expresan los NIH.

A estar atentos

El psicólogo que habló con BeHealth, igualmente, aseguró que si el pequeño empieza a tener problemas para dormir, come más o menos de lo que lo hacía, o tiene algo que le impide quedarse quieto, son otros de los factores que deben sí o sí llevar a buscar ayuda profesional.

Dice el experto que, si se evidencian esas anomalías a temprana edad, se evitará que más adelante se exacerben situaciones mucho más complejas.

“Cuando nosotros miramos los problemas de salud mental, muchos de ellos se pudieron haber trabajado desde temprana edad”, reflexionó.

Infórmate más del tema: Abecé de los tratamientos para mejorar la salud mental en los niños

En el caso de los adolescentes suele ser más complejo. La etapa de la rebeldía, que puede manifestarse según los NIH con “pérdida del interés en las cosas que solían disfrutar, poca energía, o pasan cada vez más tiempo solos y evitan las actividades sociales con amigos o familiares”, deben llevar a los responsables de esos jóvenes a mirar cómo ayudarlos y, juntos, salir adelante en medio de esa situación.

Padres, a informarse

Uno de los tips que los NIH, así como el psicólogo Carmona, le dejan a los padres, es que se relacionen con otros responsables de adolescentes para que entiendan si viven algo similar y así empezar a barajar opciones que ayuden a ese paciente.

Si ven que el caso no mejora, es tiempo de buscar ayuda psicológica o psiquiátrica porque, durante las terapias, la “persona tiene un mayor empoderamiento de su situación, de su condición y cuando tiene esa capacidad de llegar a la adultez, pues ya podemos mirar una capacidad extraordinaria de lidiar con sus situaciones de la vida cotidiana”, dijo el psicólogo.

Elegir un profesional de salud mental no es fácil. Es entendible. Se le está confiando a un desconocido los pensamientos y situaciones que pasan por la mente. Sin embargo, como dice el dicho, “el diablo está en los detalles”, por eso es recomendable que se evalúen en prueba y error cuál puede ser el más idóneo para tratar las anormalidades psicológicas del niño o adolescente.

¿Qué preguntar?

Los NIH dejan algunas preguntas claves para elegir al mejor psicólogo para manear a pacientes jóvenes. Algunas son:

  • ¿Utiliza enfoques de tratamiento respaldados por investigaciones?
  • ¿Involucra a los padres en el tratamiento? Si es así, ¿cómo se involucran los padres?
  • ¿Habrá “tareas” entre sesiones?
  • ¿Cómo se evaluará el progreso?
  • ¿Qué tan pronto podemos esperar ver el progreso?
  • ¿Cuánto debe durar el tratamiento?

Estos profesionales, de acuerdo al psicólogo entrevistado, pueden contribuir considerablemente en mejorar el autoestima de los pacientes.

“Son temas de mejoramiento en cuanto al manejo de las emociones y son temas en los cuales se trabajan en terapia”, aseguró.

Una vez se identifique si el niño o adolescente tiene algún problema de salud mental, el psicólogo Carmona nos explicó que se pueden implementar tratamientos como tratamiento psicoeducativo, la terapia cognitiva conductual, los ansiolíticos, el mindfulness, la terapia del juego, entre otros. Lo más importante es la comunicación entre padres e hijos.

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