La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel caracterizada por la aparición de lesiones escamosas, enrojecidas y con picazón en diversas áreas del cuerpo. Aunque no existe una cura definitiva para la psoriasis, se ha demostrado que ciertos factores, como la dieta, pueden influir en la gravedad de los síntomas y en la calidad de vida de los pacientes.
«La psoriasis es una enfermedad crónica y autoinmunitaria que afecta a más de 125 millones de personas en todo el mundo, y en Puerto Rico, aproximadamente el 2% de la población la padece», afirma Leticia López, directora ejecutiva de APAPP.
Si bien en la actualidad no se recomienda una dieta especial para los pacientes afectos de psoriasis, algunas personas atribuyen a ciertos alimentos el empeoramiento de sus síntomas y/o que otros mejoren la inflamación de su piel. Así que cuando hablamos de alimentación, la dieta mediterránea es una gran elección.
¿Qué es la dieta mediterránea?
Esta dieta consiste en seguir una alimentación basada en un consumo elevado de frutas y verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos; un consumo adecuado de pescado, carne magra y huevos y el uso de aceite de oliva virgen extra como grasa principal. También se basa en priorizar siempre los alimentos frescos y de temporada, evitando todos aquellos muy procesados.
¿Qué dice la ciencia sobre la dieta mediterránea para pacientes con psoriasis?
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Investigaciones recientes respaldan la idea de que una dieta mediterránea, en combinación con un tratamiento farmacológico adecuado, puede contribuir a retardar la progresión de la enfermedad y a mitigar los síntomas de la psoriasis.
Un estudio publicado en 2018 en el «JAMA Dermatology» corroboró este hecho al demostrar que la dieta mediterránea, caracterizada por su alta proporción de frutas, verduras, legumbres, cereales, pan, pescado, frutos secos y aceite de oliva virgen extra (una fuente rica en ácidos grasos monoinsaturados), junto con un consumo moderado de carne, productos lácteos, huevos y alcohol, tiene la capacidad de reducir la inflamación sistémica crónica.
Esta reducción inflamatoria se asocia con las propiedades antiinflamatorias presentes en las fibras dietéticas, antioxidantes y polifenoles que se encuentran de manera significativa en la dieta mediterránea.
Además, en estudios centrados en la introducción de la dieta mediterránea a pacientes que padecen psoriasis, se han identificado varios beneficios significativos. Estos incluyen una reducción notable en los marcadores inflamatorios clave, como IL-2, IL-1beta, TNF alfa, IFN-y e IL-4, los cuales están asociados con el aumento de los síntomas de la psoriasis.
Por otro lado, se ha observado una disminución marcada en los índices de gravedad de la psoriasis, evaluados a través del Índice de Área y Gravedad de la Psoriasis (PASI) y del Índice de Calidad de Vida en Dermatología (DLQI). Valores más bajos en el DLQI indican una mejora en la calidad de vida. Asimismo, se ha registrado una reducción en los niveles de glucosa, colesterol total y lipoproteínas de baja densidad (LDL), comúnmente conocidas como «colesterol malo».
Aunque todavía se requiere evidencia científica para modificar la dieta alimentaria habitual de los pacientes con psoriasis a la dieta mediterránea, sería recomendable dentro de las modificaciones del estilo de vida incluir a la dieta mediterránea por las características antiinflamatorias intrínsecas que posee.
Alimentos recomendados en la dieta mediterránea para pacientes con psoriasis
Aceite de oliva extra virgen
Rico en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes, el aceite de oliva es una fuente clave de grasa saludable en la dieta mediterránea. Puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la salud de la piel.
Pescado graso
El salmón, la trucha, el atún y otros pescados grasos son ricos en ácidos grasos omega-3, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias y su potencial para aliviar los síntomas de la psoriasis.
Frutas y verduras frescas
Estas son ricas en antioxidantes, vitaminas y minerales que pueden ayudar a combatir el estrés oxidativo y reducir la inflamación. Ejemplos incluyen tomates, espinacas, brócoli, zanahorias, naranjas, uvas y fresas.
Legumbres y frutos secos
Garbanzos, lentejas, nueces y almendras son fuentes de proteínas vegetales y fibra que pueden contribuir a un sistema digestivo saludable y a la regulación de la respuesta inflamatoria.
Cereales integrales
El consumo de granos enteros, como el trigo integral, la cebada y la avena, proporciona fibra y nutrientes esenciales que pueden ayudar a mantener la salud general y la respuesta inmunológica.
Hierbas y especias
El uso de hierbas frescas y especias, como el ajo, el romero, la cúrcuma y el orégano, puede no solo mejorar el sabor de los alimentos, sino también proporcionar compuestos beneficiosos con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
Productos lácteos bajos en grasa
Si se consumen productos lácteos, se recomienda elegir opciones bajas en grasa, como yogur y queso feta, que se consumen con moderación en la dieta mediterránea.
Consideraciones antes de cambiar la dieta
Antes de hacer cambios drásticos en la dieta, debes hablar con el médico o equipo de tratamiento. Pueden hacer recomendaciones sobre los alimentos que no debes limitar debido a otras consideraciones de salud.
Puedes adaptarla a la comida puertorriqueña
“La dieta mediterránea es un patrón muy saludable, pero tiene ciertos alimentos que no necesariamente están alineados a lo que nosotros comemos o que podemos conseguir fácilmente en Puerto Rico. Por eso, hemos pasado varios años tratando de entender qué dentro de nuestra cultura puede representar cosas en la dieta mediterránea y que pudiéramos incorporar”, explicó la Dra. Josiemer Mattei, catedrática asociada en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan en la Universidad de Harvard e investigadora principal del estudio, en entrevista con BeHealth.
Entre las diferencias de ambos regímenes alimentarios, la investigadora destacó las nueces y las habichuelas. Señaló que, aunque las nueces son características de la dieta mediterránea, es difícil conseguirlas en la isla. Pero, se ha encontrado que las habichuelas, un alimento común en el territorio, tienen nutrientes similares a las nueces.
Fuentes: Acción Psoriasis, LiveMed, Medical News Today, Sociedad Española de Reumatología