Si tienes un familiar que vive con dermatitis atópica o eres paciente tú mismo, estás bien consciente de que esta afección cutánea va más allá de ser simplemente una molestia física. La dermatitis atópica no solo afecta la piel, sino que puede tener un impacto profundo en la calidad de vida de quienes la padecen. Desde la irritación constante y el picor intenso hasta las dificultades emocionales y sociales que conlleva, la dermatitis atópica se presenta como un desafío multidimensional que requiere atención y comprensión.
La Dra. Janyfel Colón, psicóloga y paciente de dermatitis atópica, se unió a BeHealth para compartir su experiencia y conocimientos sobre el impacto mental de esta condición y cómo tener una mejor calidad de vida. Aquí te compartimos los aspectos claves que resaltó.
Entender la condición, el primer paso
En primer lugar, la especialista explicó que «el proceso de aceptación de la dermatitis atópica, o de cualquier otra condición crónica, implica conocer a fondo la enfermedad: entender cómo mantenerla bajo control y qué factores la pueden agravar.
«En esa línea, señaló la importancia de la salud mental, “ya que se ha observado que altos niveles de ansiedad y estrés pueden exacerbar la dermatitis atópica”.
Por tanto, este proceso implica adquirir conocimientos sobre la enfermedad, identificar desencadenantes y aprender a manejarlos tanto desde un enfoque médico como desde el ámbito de la salud mental.
Impacto en la adolescencia y cómo brindar apoyo
Otro aspecto que compartió la Dra. Colón es que, al ser una afección que mayormente se diagnostica en la adolescencia, esta etapa puede volverse aún más complicada para quienes lidian con la dermatitis atópica.
«Comprendo que los padres juegan un papel crucial en la observación y apoyo de los adolescentes que enfrentan la dermatitis atópica, especialmente en una etapa de desarrollo en la que la imagen y las interacciones sociales son fundamentales», dijo.
La dermatitis atópica plantea un desafío para la socialización y las actividades extracurriculares debido a la incomodidad física y el picor intenso que conlleva. Las marcas visibles en la piel pueden resultar en burlas y comentarios negativos, impactando la autoestima y la confianza. A veces, la vergüenza lleva al aislamiento y la ocultación de las áreas afectadas, lo que subraya la importancia de la implicación de padres y cuidadores. Estar atentos a señales de aislamiento y angustia emocional es crucial para brindar el apoyo necesario.
“Sin duda, mantener una comunicación abierta y estar atentos a señales de cambio es vital. Los padres deben estar conscientes de cualquier cambio en el comportamiento, los comentarios y las actitudes de sus hijos hacia su propia condición”, agregó.
También es relevante considerar las redes sociales, donde pueden expresar sus sentimientos y pensamientos de manera indirecta. Estar dispuestos a abordar estos temas con empatía y comprensión es esencial.
“El proceso de aceptación puede ser un desafío, pero al forjar una alianza sólida con los proveedores de salud y alentando una comunicación abierta, los pacientes pueden adquirir herramientas para lidiar con la enfermedad y mejorar su calidad de vida”, dijo la especialista en psicología, quien agregó también que su experiencia personal con la dermatitis atópica influyó en su deseo de convertirse en terapeuta. Al respecto, confesó:
«Siendo una niña cuando fui diagnosticada, me costó entender por qué, a pesar de seguir todas las recomendaciones médicas, el picor persistía. Afortunadamente, con el tiempo surgieron nuevos tratamientos que facilitaron el control de la enfermedad. Mi interés en la psicología de la salud siempre fue grande y al combinarlo con mi experiencia personal, pude brindar un apoyo más empático y efectivo a quienes enfrentan esta afección”.