Cuando se trabaja en salud, se asume una responsabilidad única y trascendental. El bienestar y la vida de las personas dependen en gran medida de la dedicación y el compromiso de los profesionales de la salud. Más allá de un diagnóstico o tratamiento siempre hay un profesional con una profunda vocación para sanar y mejorar el bienestar de sus pacientes.
En BeHealth entrevistamos a uno de estos seres excepcionales que dan cada día lo mejor de sí en el ámbito de la salud: la doctora Suleyka Olivero; quien, a través de su experiencia y dedicación, nos brindó una visión privilegiada de lo que implica ser un profesional de la salud en Puerto Rico y cómo su trabajo cotidiano se traduce en un impacto significativo en la vida de sus pacientes y en la comunidad en general.
La doctora es pionera en varios aspectos: no solo fue la primera de su familia en ejercer esta hermosa labor, sino que también, hoy por hoy, ostenta el título de ser la primera y única electrofisióloga de la isla. Según sus propias palabras, su elección se basó en el firme deseo de “impactar la vida de otras personas, ayudándoles en momentos de necesidad y contribuyendo a su curación”.
Sus inicios
Su viaje a la medicina comenzó en la Universidad de Puerto Rico y luego continuó en la Escuela de Medicina de la Universidad Central del Caribe en Bayamón. Posteriormente, completó su formación en Medicina Interna y Cardiología en el Hospital de Veteranos, finalizando sus estudios en el año 2019.
Sin embargo, su pasión por la electrofisiología, un campo que se enfoca en el estudio de la actividad eléctrica del corazón y la realización de diversos procedimientos de monitorización, la llevó a continuar sus estudios en el Medical Center de Massachusetts, EE. UU., especializándose en Electrofisiología y regresando a la isla en 2021.
“Desde siempre me sentí atraída por el corazón, su increíble importancia y sus funciones. Siempre supe que esa era la especialidad que quería seguir. Sin embargo, mi interés en la electrofisiología realmente se despertó durante mis rotaciones en Cardiología, lo que me llevó a enamorarme de esta rama”, confesó la doctora.
En la actualidad, la doctora Olivero ejerce su especialidad en el Bayamón Medical Center y en otro hospital de la isla, donde lleva a cabo una amplia gama de procedimientos que van desde estudios electrofisiológicos hasta ablaciones de arritmias cardíacas, pasando por la implantación de marcapasos, desfibriladores cardíacos y monitores.
Según contó a BeHealth, para ella es sumamente gratificante trabajar en una especialidad que le permite “ayudar a pacientes con condiciones graves” y ver los resultados de su trabajo en sus vidas día tras día. A menudo la especialista trata a pacientes en situaciones delicadas y, para ella, “poder contribuir a su mejora es extremadamente gratificante”.
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Los avances médicos disponibles para la población boricua
Los avances médicos en el campo de la cardiología han marcado un progreso significativo en la atención de la salud cardiovascular en Puerto Rico. Estos avances no solo se traducen en una mayor esperanza de vida y una mejor calidad de vida para los pacientes con afecciones cardíacas, sino que también han permitido a los profesionales de la salud brindar opciones de tratamiento más efectivas y personalizadas.
La Dra. Olivero destaca que la Cardiología es un campo en constante evolución, siempre en búsqueda de mejores opciones de tratamiento. Antes, los pacientes con arritmias, por ejemplo, estaban limitados a la terapia médica con medicamentos. Hoy en día, tienen acceso a procedimientos avanzados como las ablaciones y los desfibriladores, que no solo pueden mejorar, sino salvar vidas.
Asimismo, la implantación de desfibriladores en pacientes con riesgo cardíaco representa un avance significativo en la atención de la salud cardiovascular. Estos dispositivos no solo actúan como una medida de seguridad, sino que también se pueden considerar como un verdadero salvavidas.
De hecho, uno de los casos más recientes atendidos por la especialista fue el de una joven fémina de menos de 30 años de edad que sufría desmayos inexplicables. Después de implantarle un dispositivo monitor descubrieron que tenía arritmias potencialmente mortales.
“Es un milagro que esta joven esté viva gracias a esta tecnología. Si no hubiéramos intervenido, podría haber fallecido. Es realmente increíble”, refirió respecto a los beneficios que ofrecen las nuevas tecnologías.
Para la especialista, “cada procedimiento tiene su propia relevancia”. Son muchos los casos de tratamiento que han permitido al paciente una mejor calidad de vida. Estos no solo mejoran la calidad de vida de los pacientes, sino que también representan un testimonio del compromiso y la dedicación de la profesional para abordar las enfermedades del corazón de manera efectiva.
“El tipo de impacto varía según el procedimiento, pero en definitiva, estamos mejorando la vida de estos pacientes, brindándoles oportunidades que antes no tenían”, afirmó.
Para finalizar, la especialista compartió un consejo esencial a todos los estudiantes de medicina que aspiran a estudiar cardiología:
“Lo más importante es entender que esta es una carrera desafiante. Requiere muchos días largos y a veces parece no tener fin. Puede hacer que uno se sienta aislado de la familia, perdiendo eventos importantes como Navidad con seres queridos. Sin embargo, al final del túnel siempre hay una luz de esperanza. El trabajo es enormemente gratificante”.
Reconoció que, en el camino hacia convertirse en una experta en electrofisiología, ha enfrentado momentos de duda y dificultades, pero mantiene una firme convicción de que tomaría la misma decisión una y otra vez.
Como la única electrofisióloga en la isla, destacó también un aspecto importante de la realidad médica en Puerto Rico: la demanda de electrofisiólogos es significativamente alta, mientras que el número de profesionales en este campo, especialmente mujeres, es limitado. Su labor no solo destaca como un ejemplo inspirador en el ámbito de la salud, sino también como un referente para las mujeres que desean incursionar en campos médicos tradicionalmente dominados por hombres.
“A pesar de las dudas y los momentos difíciles, lo haría nuevamente porque la recompensa es inmensa al estar contribuyendo positivamente a la vida de los pacientes; eso justifica todos los sacrificios”, finalizó.
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