El proceso de envejecimiento y jubilación representa una fase significativa en la vida de la generación de los Baby Boomers. Sin embargo, esta transición no está exenta de desafíos, particularmente en lo que respecta a la salud mental. En esta era de retiro, la soledad, la depresión y la ansiedad pueden llamar a la puerta, afectando no solo el bienestar emocional, sino también repercutiendo en la salud física, familiar y social. Para abordar estos temas críticos, conversamos con la Licenciada María Teresa Román Acevedo del grupo SEPI.
«Esta generación, que generalmente se ha retirado del espacio laboral, se enfrenta a una nueva realidad en la vida», explicó a BeHealth.
Y es que, si no estamos preparados para este cambio, es probable que nuestro bienestar psicológico se vea afectado. Por ende, la soledad es uno de los primeros síntomas que pueden experimentar los Baby Boomers cuando se retiran y se quedan en casa. «Además, la depresión a menudo llama a la puerta, lo que tiene un impacto en el ámbito psicológico, emocional, fisiológico y familiar», agregó.
«Otro desafío al que podríamos enfrentarnos si no trabajamos de manera proactiva es la ansiedad, especialmente cuando recibimos diagnósticos médicos que generan incertidumbre sobre nuestro futuro». Por tanto, es crucial abordar estos problemas emocionales de manera preventiva para asegurar un bienestar integral.
La Licenciada Román Acevedo enfatiza la importancia de abordar el aislamiento y la depresión que a menudo acompañan a los diagnósticos médicos:
«Es bastante común querer encerrarnos, negar la situación y no hablar de ella. Sin embargo, es crucial tener estrategias que te guíen hacia el bienestar emocional y psicológico. En este sentido, es donde la consulta con un profesional de salud mental se convierte en un espacio seguro”, enfatizó.
¿Cómo podemos ayudar a una persona en esta transición del aislamiento a la apertura emocional? Aquí es donde entra en juego el proceso de exploración personal. Se trata de recordar las cosas que solías disfrutar en el pasado pero que quizás has olvidado o abandonado en el camino. Es descubrir nuevas actividades, pasatiempos o causas que puedan involucrarte y comprometerte en ese espacio libre que aún tienes disponible.
«En ocasiones, la depresión puede parecer un enemigo astuto, ya que nos sumerge en un torbellino de tristeza y síntomas que van de la mano con este estado emocional. Entre esos síntomas se encuentra el aislamiento, la tendencia a quedarnos en casa y la falta de motivación para salir. Esto puede llevarnos a un círculo vicioso en el que alimentamos continuamente nuestra depresión, como si traicionáramos nuestra propia salud mental”.
Por lo tanto, es de suma importancia buscar ayuda para explorar qué acciones y estrategias pueden verdaderamente contribuir a nuestra recuperación y bienestar psicológico.
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A pesar de que este tema puede ser un tanto controvertido en una sociedad en la que, lamentablemente, persisten algunas normas de género arraigadas, especialmente en lo que respecta a la salud masculina. Los hombres tienden a ser más reservados y reticentes a compartir sus preocupaciones personales, a diferencia de las mujeres.»
Sin embargo, si bien es cierto que a veces puede ser difícil evitar quedarnos atrapados en las cuatro paredes de nuestro entorno, es fundamental promover y esforzarnos por mantenernos activos y socialmente conectados. Incluso para una persona que haya experimentado un aislamiento prolongado, es posible dar los pasos necesarios para abrirse emocionalmente y volver a participar activamente en la vida.
La licenciada también hizo un llamado a promover la conversación sobre la salud mental. «Debemos promover la conversación sobre la salud mental en el hogar, de la misma manera en que hablamos de la salud física. Es esencial que todos reconozcamos la importancia de la salud mental y la discutamos abiertamente en nuestras vidas cotidianas.»
«Es fundamental anticiparnos a los problemas y comprender que desaprender es parte de este proceso. En muchas ocasiones, se ha estigmatizado la idea de buscar la ayuda de un psicólogo, como si solo fuera para quienes enfrentan problemas graves o quienes están ‘locos’”, resaltó.
Asimismo, existe la creencia de que compartir nuestros problemas con un extraño no tiene sentido. Es crucial identificar cuándo nuestra resistencia a buscar ayuda afecta nuestro bienestar, ya que hemos normalizado en exceso el malestar emocional, considerándolo una parte inherente de nuestra personalidad en lugar de posibles diagnósticos que se reflejan en nuestra conducta.
“Debemos reconocer que nuestra salud abarca más que nuestra dimensión física; también involucra nuestra salud emocional y psicológica. Los síntomas que experimentamos tienen un impacto profundo en nuestro estado emocional y, a su vez, en nuestra salud física”, finalizó la especialista.
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