El sueño juega un papel esencial en la salud y el bienestar a lo largo de toda la vida, pero su importancia se acentúa a medida que avanzamos en edad. Las necesidades de sueño varían considerablemente de una persona a otra y pueden experimentar modificaciones a lo largo de los años. Por lo tanto, resulta de gran relevancia abordar cuántas horas de sueño debería procurar una persona mayor para preservar un óptimo estado de salud y una elevada calidad de vida.
De acuerdo con el Dr. Michael Grander, un destacado experto en sueño y salud reconocido a nivel internacional, «en términos generales, los adultos, especialmente los mayores de 25 años, requieren aproximadamente entre siete u ocho horas de sueño. Con el envejecimiento, es probable que se acerque más a las siete horas que a las ocho». Además, el Dr. Grander también señala que «los adultos mayores que duermen seis horas o menos aún presentan un mayor riesgo de experimentar consecuencias no deseadas».
Con el transcurso de los años, es común que el sueño de las personas se vuelva más superficial y fragmentado, y esto se considera una evolución normal. Como explica el Dr. Grander, «a medida que envejecemos, nuestro cuerpo puede necesitar menos sueño profundo, ya que no estamos creciendo ni reparándonos de la misma manera que en la juventud. Esto significa que el sueño se vuelve un tanto más superficial y tiende a fragmentarse durante la noche. Puede resultar más difícil volver a conciliar el sueño al final de la noche, y es posible que algunas personas encuentren beneficios en tomar siestas durante el día para compensar».
A pesar de estos cambios naturales, es esencial comprender que, especialmente para las personas mayores de 65 años, el sueño no debería ser un obstáculo para llevar a cabo sus actividades diarias. Esta adaptación viene impulsada por la resistencia, la experiencia y la capacidad de ajustar las necesidades y expectativas del sueño a lo largo del tiempo. Según el Dr. Grander, «si tienes más de 65 años y crees que tu sueño representa un problema, es probable que se pueda resolver».
Si bien las horas de sueño pueden disminuir y volverse más superficiales con la edad, no deberían ser motivo de preocupación si te sientes en buen estado de salud y funcionas correctamente durante el día. No obstante, si el sueño interfiere con tu bienestar o capacidad para llevar a cabo tus actividades, existen enfoques y soluciones que pueden ser de gran ayuda. La clave radica en escuchar y comprender las necesidades individuales, adaptando el sueño a medida que avanzamos en edad para mantener una vida activa y saludable.
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