La artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que afecta principalmente las articulaciones, presenta un desafío significativo para aquellos que viven con ella. La Dra. Noemí Varela, reumatóloga experta, proporcionó en reciente evento de BeHealth una visión detallada sobre esta condición y destacó la importancia de abordarla desde una perspectiva personalizada.
«Esta condición suele afectar con mayor frecuencia a personas de 40 a 50 años y se clasifica como una enfermedad autoinmune. En esencia, se trata de un trastorno en el cual el sistema de defensa del cuerpo ataca sus propios tejidos», explicó la especialista.
También enfatizó que, aunque la causa exacta de la artritis reumatoide no se conoce con certeza, se identifican diversos factores que pueden contribuir a su desarrollo. Entre ellos la genética juega un papel relevante; es decir, «si tienes familiares con artritis reumatoide, tu riesgo de padecerla aumenta». Además, ciertas exposiciones ambientales, «como el tabaquismo, la inhalación de sílice y asbestos, también pueden desempeñar un papel significativo en el desarrollo de la enfermedad».
Otro aspecto a considerar es la influencia del género, siendo lamentablemente más común en mujeres, con una prevalencia hasta tres veces mayor que en hombres. Además, el hábito de fumar y la exposición a toxinas ambientales también se suman a los factores de riesgo, elevando la posibilidad de padecer artritis reumatoide.
Síntomas de la artritis reumatoide
En relación con los síntomas iniciales, es crucial tener en cuenta que la artritis reumatoide afecta a todo el cuerpo. Por lo tanto, la persona puede experimentar «fatiga, fiebre, pérdida de peso, malestar general y pérdida de apetito en las etapas iniciales». Por tanto, es vital estar atento a estos signos para un diagnóstico temprano y un manejo adecuado de la enfermedad.
«Durante el desarrollo de la artritis reumatoide, los síntomas se manifiestan principalmente en las articulaciones. Estos síntomas articulares incluyen hinchazón, dolor, enrojecimiento y calor en las articulaciones afectadas», enfatizó la doctora Varela.
Es relevante notar que la artritis reumatoide tiende a afectar ambos lados del cuerpo de manera simultánea. A diferencia de otras formas de artritis que pueden afectar solo una mano, una rodilla o un lado del cuerpo, «la artritis reumatoide se comporta como un ejército que avanza, impactando ambas manos, ambas muñecas y ambos hombros al mismo tiempo».
Otro síntoma común es la rigidez, y los pacientes suelen describir que al levantarse, sienten una sensación similar a la de un robot, debido a la dificultad para mover las articulaciones de manera fluida.
«A menudo, los pacientes describen esa sensación de que el cuerpo parece no querer moverse ni soltarse, dando lugar a una articulación que se siente tensa y limitada en su movimiento. Para ilustrarlo, suelo compararlo con la sensación de atadura en las articulaciones», explicó la galena.
En cuanto a las áreas del cuerpo más afectadas, las manos, las muñecas y los pies son las zonas más comúnmente comprometidas. Es frecuente observar hinchazón en ambas muñecas, en los dedos de las manos y en la región donde los dedos se conectan con el pie. Aunque algunos pacientes pueden empezar con la afectación de una articulación diferente, es común que la presentación inicial incluya hinchazón en estas áreas mencionadas.
¿Cómo saber si tengo AR?
En cuanto al diagnóstico, no es simplemente una prueba única. Se realiza una evaluación integral que incluye la historia clínica del paciente, los síntomas, los hallazgos físicos y los resultados de pruebas de laboratorio. La combinación de estos elementos permite a los profesionales de la salud realizar un diagnóstico preciso y desarrollar un plan de tratamiento personalizado para cada paciente. Es un enfoque holístico que tiene en cuenta la complejidad de la artritis reumatoide y la variabilidad entre los pacientes.
«La artritis reumatoide es un rompecabezas complejo y el diagnóstico no se basa únicamente en un único factor, como un resultado de laboratorio. El factor reumatoideo positivo puede ser un indicador, pero no es definitivo, ya que otros factores, como infecciones pasadas o enfermedades virales, también pueden dar lugar a un resultado positivo», contó a BeHealth.
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Es fundamental analizar el conjunto completo de información disponible, que incluye la historia clínica del paciente, los síntomas persistentes durante más de tres meses, los hallazgos en el examen físico y los resultados de los laboratorios que evidencien inflamación. Si el examen físico no revela signos de una crisis reumatoide activa y los laboratorios no muestran evidencia de inflamación, incluso con un factor reumatoideo positivo, el diagnóstico de artritis reumatoide puede ser menos probable.
¿Cuál es el objetivo del tratamiento?
De acuerdo con la especialista, el objetivo es controlar la inflamación de manera efectiva desde el principio «para mejorar los resultados a largo plazo y prevenir la progresión hacia una forma más grave de la enfermedad».
Cuando se aborda el tratamiento, es esencial personalizarlo según la presentación y gravedad de la enfermedad de cada paciente. No es un enfoque de talla única, ya que las personas pueden experimentar desde formas leves hasta severas de la enfermedad. «Un tratamiento intensivo no sería adecuado para alguien con una presentación leve o moderada, ya que podría conllevar mayores riesgos que beneficios», explicó la especialista.
«La participación activa tanto del reumatólogo como del paciente es fundamental en la toma de decisiones sobre el tratamiento. Es necesario analizar detenidamente la historia clínica, los resultados de laboratorio, y las preferencias del paciente para diseñar un programa de tratamiento efectivo y personalizado. Esta colaboración asegura que el plan de tratamiento sea adecuado para las necesidades individuales de cada paciente, optimizando los resultados y minimizando los riesgos asociados con los medicamentos utilizados en el manejo de la artritis reumatoide».
La medicina preventiva desempeña un papel crucial en el manejo de la artritis reumatoide. Un paciente bien educado y empoderado puede gestionar mejor su condición. Esto implica comprender la importancia del ejercicio regular, una alimentación saludable y el descanso adecuado. Además, la terapia física desempeña un rol esencial. No se trata solo de tomar medicamentos; el paciente debe ser consciente de las acciones que puede tomar para contribuir al manejo efectivo de su condición.
¿Qué opciones farmacológicas existen?
En cuanto a los tratamientos farmacológicos, hay una variedad de opciones. Se suele comenzar con antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) que ayudan a aliviar los síntomas y proporcionan alivio temporal. Luego, entramos en medicamentos más especializados, conocidos como medicamentos modificadores de la enfermedad (DMARDs), que incluyen metotrexato, hidroxicloroquina, sulfasalazina, leflunomida y otros.
Estos medicamentos tienen como objetivo reducir la actividad del sistema inmunológico y, de alguna manera, «calmarlo». La analogía de la olla hirviendo con una tapa que impide que el vapor escape es muy ilustrativa. Estos medicamentos buscan controlar la inflamación y prevenir el daño articular a largo plazo al modular la respuesta inmunológica del cuerpo.
Por su parte los tratamientos biológicos representan un avance significativo en la gestión de la artritis reumatoide. «Estos medicamentos han sido específicamente diseñados para tratar la enfermedad en varios niveles y tienen un impacto considerable en los síntomas del paciente. Lo más notable es su capacidad para prevenir o detener el daño y la destrucción de las articulaciones».
A diferencia de algunos de los tratamientos mencionados anteriormente, los biológicos tienen la capacidad de alterar el curso natural de la enfermedad, impidiendo la deformación y el daño a los huesos. Este es un avance fundamental en el manejo de la artritis reumatoide y ha marcado una diferencia significativa en la calidad de vida de muchos pacientes.
Además, otros bloqueadores de categorías diferentes se centran en interleucinas, como el tocilizumab (Actemra), que bloquea la interleucina-6. Estos medicamentos también ayudan a reducir la inflamación y ofrecen opciones adicionales para personalizar el tratamiento según las necesidades de cada paciente.
«La existencia de múltiples opciones de tratamiento permite a los reumatólogos adaptar las estrategias de manejo a las necesidades específicas de cada paciente, lo que representa un avance significativo en el cuidado de la artritis reumatoide».
Asimismo, la Dra. Varela destaca la importancia de la colaboración activa entre el reumatólogo y el paciente en la toma de decisiones sobre el tratamiento. La comunicación abierta y transparente, junto con la comprensión realista de los objetivos del tratamiento, son fundamentales.
Estilo de vida y autocuidado
Para finalizar, la doctoró enfatiza la importancia del manejo del estrés, la adopción de una dieta antiinflamatoria, el descanso adecuado y el compromiso constante con el tratamiento. La Dra. Varela subraya que la artritis reumatoide no es comparable a un resfriado y requiere un compromiso continuo para lograr el bienestar.
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