La alopecia, definida como la pérdida de cabello del cuerpo, no solo afecta la apariencia física, sino que también puede tener un impacto significativo en el bienestar psicológico y emocional del paciente. Además de las preocupaciones estéticas, la alopecia puede ser un indicador de enfermedades sistémicas graves. Por ello, entender las causas subyacentes de la alopecia es crucial para abordar eficazmente este problema.
¿Cómo funciona el ciclo de crecimiento de nuestro cabello?
El ciclo de crecimiento del cabello consta de fases clave: anágena (crecimiento), catágena (transición apoptósica), y telógena (reposo). Los trastornos del ciclo de crecimiento, como el efluvio anágeno y telógeno, son responsables de la pérdida anormal de cabello.
En esta línea, la alopecia puede clasificarse como cicatricial y no cicatricial. En la alopecia cicatricial, el folículo piloso sufre daño irreparable y es reemplazado por tejido fibrótico, siendo el resultado de la destrucción activa del folículo. Por otro lado, la alopecia no cicatricial implica procesos que disminuyen o enlentecen el crecimiento del pelo sin daño irreparable del folículo.
¿Cuáles son las causas?
Las alopecias tienen causas diversas, siendo la alopecia androgénica la más común. Se trata de un trastorno hereditario dependiente de los andrógenos, con la dehidrotestosterona desempeñando un papel crucial. Otras causas frecuentes incluyen el uso de fármacos, infecciones, trastornos sistémicos, alopecia areata y traumatismos.
Causas menos comunes abarcan anomalías primarias del folículo piloso, enfermedades autoinmunitarias, liquen plano piloso, y procesos dermatológicos infrecuentes.
Evaluación de la Alopecia
La anamnesis, revisión por aparatos y sistemas, antecedentes personales y examen físico son cruciales en la evaluación. El patrón de pérdida de cabello puede sugerir la causa subyacente, como el típico patrón masculino o femenino en la alopecia androgénica.
El examen físico del cuero cabelludo y la piel, junto con signos de alarma como virilización en mujeres, ayuda a orientar el diagnóstico. Asimismo, algunos hallazgos físicos específicos pueden sugerir diagnósticos alternativos.
La evaluación de causas subyacentes puede requerir pruebas según la sospecha clínica. La prueba del tirón y la depilación son métodos para evaluar la pérdida de cabello, mientras que la biopsia del cuero cabelludo puede ser necesaria en casos dudosos.
Un enfoque integral que considere factores genéticos, hormonales y ambientales es esencial para proporcionar un manejo efectivo y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por la alopecia.
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