En la comedia y el entretenimiento puertorriqueño, un hombre se destaca no solo por sus habilidades extraordinarias, sino por la increíble historia detrás de su apodo peculiar. Jorge Iván Latorre, conocido cariñosamente como «Chicle», nos sumerge en su fascinante viaje, donde la risa y el amor son las fuerzas motrices que han transformado su vida.
«Chicle» no es solo un payaso; es un artista y biólogo que ha convertido su vida en un experimento constante, desafiando los límites impuestos por el síndrome de Ehlers-Danlos. Este síndrome, como él explica, es una condición médica que afecta la elasticidad de la piel debido a una deficiencia de colágeno en su organismo. En sus propias palabras, el colágeno es como una «pega» que une el tejido conectivo, y su ausencia hace que su piel no sea tan resistente como la de los demás.
Pero, en lugar de dejarse abrumar por las limitaciones físicas, Jorge Iván se sumergió en el estudio de su propia condición durante sus años universitarios. Con una licenciatura en Biología Humana de la UPR Bayamón, este curioso joven decidió especializarse en comprender los misterios del cuerpo humano. «Desde pequeño me fascinaba entender cómo funcionaba el cuerpo humano», confiesa, y su decisión de explorar esta área lo llevó a conocer más sobre su síndrome.
A los 16 años, la condición comenzó a manifestarse de manera más evidente. Su brazo empezó a dislocarse, desencadenando una serie de descubrimientos que cambiarían su vida. Fue en este momento que se topó con el peculiar estilo de baile conocido como «bone breaking», una forma única de identificar dislocaciones a través del popping. Al compartir sus experiencias con su familia, se reveló la singularidad de su condición.
A medida que exploraba sus habilidades, llegó a una sorprendente capacidad: la capacidad de quitarse un ojo. «Mira, mamá, aprendí a sacarme el ojo», le dijo a su madre, marcando el comienzo de su viaje en el mundo de Ripley, donde las habilidades extraordinarias encuentran su hogar.
Pero para Jorge Iván, su viaje no se detuvo en el asombroso. A los 20 años, descubrió la improvisación teatral a través de la Liga Puertorriqueña de Improvisación Teatral. Este descubrimiento abrió las puertas a un mundo completamente nuevo, enseñándole la importancia de «seguir jugando incluso siendo adultos, superando el miedo al error y conectando con otras mentes a través del juego».
Lee más sobre la diabetes: Principales complicaciones de la diabetes y cómo detectarlas
La improvisación teatral llevó a Jorge Iván a un lugar inesperado: el hospital. Aquí, inició su carrera como payaso comunitario, llevando alegría a niños y niñas que atravesaban momentos difíciles. La risoterapia se convirtió en su herramienta para crear momentos de felicidad en medio de la adversidad.
Sumergiéndose en estudios sobre los beneficios de la risa, descubrió cómo esta influía en las hormonas de la felicidad como la dopamina, proporcionando una forma natural de brindar apoyo emocional a quienes más lo necesitan. Su búsqueda lo llevó más allá de las fronteras, uniéndose a la organización de Patch Adams y viajando a Marruecos para compartir amor y alegría con payasos de todo el mundo.
«Conectar para sanar y brindar amor en un mundo que tanto lo necesita se convirtió en algo maravilloso para mí», reflexiona Jorge Iván. Y así, su viaje en el mundo del payaso comunitario no solo ha sido una exploración de habilidades y alegría, sino también una oportunidad para conectar con la humanidad de una manera única y sanadora.
Siguiendo el llamado trazado por Dios, Jorge Iván se convirtió en parte del grupo «Doctor Payaso» en Puerto Rico, llevando su arte a diferentes habitaciones. Pero su visión se expandió aún más; quería inspirar a otros y llevar recursos a Puerto Rico. Así nació la Fundación Corazón Elástico, dedicada a llevar alegría y entretenimiento a hospitales, orfanatos y escuelas.
«Buscamos contribuir al bienestar social y emocional de Puerto Rico y, en última instancia, del mundo», declara Jorge Iván. Su fundación, como una extensión de su corazón elástico, busca impregnar el mundo con amor a través de gestos simples pero significativos. «No importa en qué parte del mundo te encuentres ni qué idioma hables, puedes conectar con alguien simplemente a través de una mirada amable, un abrazo o un gesto gentil. Eso es lo hermoso de nuestro trabajo, siempre impregnado de amor».
A pesar de las dificultades físicas que enfrenta, Jorge Iván ha transformado su condición en una fuente de inspiración. Con una actitud resiliente, enfrenta cada obstáculo comparándolo con un Lego que se desmonta y vuelve a construir. La risa, la energía y el amor que recibe de las personas que ha impactado son los motores fundamentales que lo impulsan a seguir adelante.
En un mundo donde la enfermedad a menudo se percibe como una carga, Jorge Iván Latorre nos enseña que la verdadera belleza reside en la forma en que enfrentamos nuestras limitaciones. A través de la comedia y el amor, ha convertido su vida en una obra maestra que continúa inspirando a aquellos que tienen el privilegio de conocer su historia. Su corazón elástico, lleno de amor y risas, se estira más allá de las fronteras, recordándonos la importancia de vivir el momento y abrazar la alegría que cada día nos ofrece.
Te puede interesar: Gloriany Montalvo, escalando montañas con determinación y diabetes tipo 1