Lily García, como muchos ya saben, es también paciente con artritis reumatoide, una condición que llegó a su vida hace algunos años y hoy nos comparte cómo ha sido su experiencia con la condición y cómo ha transitado su camino hacia su propio bienestar.
Hace dos décadas, Lily publicó un libro que marcó el inicio de un viaje introspectivo titulado «Mueve las Reglas de Tu Vida». Este compendio exploraba la intrincada conexión entre emociones y salud, fruto de años de estudio teórico profundo.
No obstante, la vida desafía las teorías con su realidad, y la práctica revela una comprensión más completa. Ahora Lily, al enfrentar la artritis reumatoide, busca no solo actualizar su obra sino también compartir cómo estas ideas han cobrado vida en su experiencia. «La relación entre las emociones y la salud se vuelve aún más evidente cuando se vive en carne propia, y mi deseo es ofrecer una perspectiva más enriquecedora y práctica a través de esta nueva edición.»
«Recibir un diagnóstico, sea cual sea, representa una pérdida significativa y desencadena una etapa de duelo. Es como si de repente se perdiera esa sensación de seguridad que solíamos tener», compartió.
Lily, quien se ha considerado siempre una mujer independiente y activa, encaró la dura realidad de no poder subir las escaleras de su hogar debido al dolor repentino. Este cambio en su capacidad física marcó el inicio de un proceso desafiante.
«Reconocer la necesidad de ajustes emocionales se volvió fundamental en su camino hacia el bienestar.» Abrir envases o utilizar un abrelatas se volvieron tareas imposibles debido a la falta de fuerza en sus manos. Durante nueve meses, se sumió en la negación, pero también buscó enfoques alternativos como acupuntura y quiropráctica, junto con apoyo psicológico. «Reconocí la importancia crucial de abordar la parte emocional para comprender la realidad de esta condición. Aceptar que esto era real y comprender las limitaciones se convirtió en un paso fundamental en mi proceso.»
A nivel emocional, aprendió a tratarse con suavidad, a decir no y a reconocer las señales de su cuerpo en momentos de cansancio y fatiga. «Aunque aún enfrento dificultades, estoy comprometida a seguir aprendiendo y adaptándome para vivir de la mejor manera posible con esta nueva realidad.»
«Cuando recibí el diagnóstico, opté por adoptar una dieta vegana completa durante los primeros tres meses. Durante este tiempo, los niveles de inflamación en mi cuerpo disminuyeron considerablemente, llegando incluso a obtener resultados negativos en la prueba.» A lo largo de 35 años, ha excluido la carne roja de su dieta, centrándose en el consumo de pollo, pescado y pavo.
«Es esencial reconocer que cada persona tiene necesidades dietéticas individuales, y hay casos en los que ciertas condiciones de salud pueden requerir el consumo de carne. En definitiva, la dieta se ha convertido en una herramienta poderosa en su enfoque integral para gestionar su salud y bienestar», compartió.
Además de la dieta, ha abrazado la filosofía de no dejar que la condición la defina. «Aprender a respirar, soltar y reconocer las limitaciones, pero también explorar nuevas oportunidades, ha sido clave en mi viaje.» Su perseverancia y paciencia son evidentes, proponiéndose alcanzar nuevas metas para el próximo año. «Mantener la paciencia consigo misma, escuchar a su cuerpo y descansar cuando es necesario son principios fundamentales.»
Finalmente, Lily destacó la importancia de mantenerse activo para preservar el bienestar general y superar las barreras impuestas por la enfermedad. «Mantener el cuerpo en movimiento es clave para preservar el bienestar general y superar las barreras impuestas por la enfermedad.» Además, anima a otros a mantenerse activos, ya sea caminando, usando una bicicleta estacionaria o participando en actividades como zumba.
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