La insuficiencia pancreática exocrina (IPE) y la osteoporosis son dos condiciones de salud que, a primera vista, pueden parecer no relacionadas. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que existe una conexión entre la disfunción pancreática y la salud ósea. Resulta que cuando se enfrenta a la insuficiencia pancreática exocrina (EPI), es común centrarse en aliviar los síntomas gastrointestinales. Sin embargo, existe una complicación menos conocida pero potencialmente grave asociada con la EPI: la pérdida ósea.
Sobre la insuficiencia pancreática exocrina
La insuficiencia pancreática exocrina se caracteriza por la incapacidad del páncreas para producir las enzimas digestivas necesarias para descomponer los alimentos de manera adecuada. Esta disfunción puede deberse a diversas causas, como la pancreatitis crónica, la fibrosis quística o enfermedades pancreáticas. La consecuencia directa de la IPE es la malabsorción de nutrientes esenciales, lo que puede llevar a deficiencias nutricionales y problemas de salud a largo plazo.
Sobre la osteoporosis
Por otro lado, la osteoporosis es una enfermedad ósea que se caracteriza por la pérdida de masa ósea y la deterioración de la microarquitectura del tejido óseo. Esto resulta en huesos frágiles y propensos a fracturas. La osteoporosis se asocia comúnmente con factores como el envejecimiento, la falta de actividad física y deficiencias nutricionales, especialmente en calcio y vitamina D.
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¿Cómo se relacionan?
Investigaciones científicas han comenzado a arrojar luz sobre la relación entre la insuficiencia pancreática exocrina y la osteoporosis. Se cree que la malabsorción de nutrientes, especialmente de calcio y vitamina D, desempeña un papel crucial en esta conexión. Estos dos nutrientes son fundamentales para la salud ósea, y su deficiencia puede contribuir al desarrollo de la osteoporosis.
Aproximadamente el 65 por ciento de las personas con pancreatitis crónica, la principal causa de EPI en adultos según la Clínica Cleveland, presentan osteoporosis u osteopenia (adelgazamiento de los huesos).
Tener EPI aumenta el riesgo de tener baja masa ósea y las condiciones resultantes, como osteopenia y osteoporosis, principalmente debido a los problemas de absorción causados por la EPI. Esta condición se manifiesta cuando faltan enzimas digestivas de calidad, lo que dificulta la digestión de grasas, proteínas y carbohidratos. Como consecuencia, se ve afectada la absorción de vitaminas liposolubles A, E, D y K, así como otros nutrientes.
La vitamina D es especialmente crucial para la salud ósea, ya que facilita la absorción de calcio en el cuerpo. Si su nivel de vitamina D es bajo, su cuerpo no puede extraer cantidades adecuadas de calcio de los alimentos que consume. En consecuencia, si no se obtiene suficiente calcio, el cuerpo extraerá este mineral de los huesos, según la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard. Este proceso puede dar lugar a osteopenia y osteoporosis.
Afortunadamente, una vez que se diagnostica la EPI, es posible tomar medidas para cuidar la salud ósea. El Dr. Ahmed destaca seis acciones que se pueden realizar:
- suplementos de enzimas digestivas: Tomar suplementos de enzimas digestivas puede ayudar a compensar la falta de estas sustancias esenciales para la digestión adecuada.
- suplementos de vitaminas y minerales: La suplementación de vitaminas liposolubles y minerales esenciales puede contrarrestar las deficiencias causadas por la mala absorción.
- Suplementos de calcio y vitamina D: Asegurarse de obtener suficiente calcio y vitamina D es crucial para mantener la salud ósea. Los suplementos pueden ser necesarios si la ingesta dietética es insuficiente.
- Dieta balanceada: Adoptar una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede mejorar la absorción de sustancias esenciales y favorecer la salud ósea.
- Monitorización regular: Realizar controles regulares de los niveles de vitaminas y minerales en sangre para ajustar los suplementos según sea necesario.
- Consulta con profesionales de la salud: Trabajar en estrecha colaboración con profesionales de la salud, como nutricionistas y endocrinólogos, puede proporcionar un enfoque integral para abordar la salud ósea en el contexto de la EPI.
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