El cáncer cervical, una preocupación persistente en el ámbito de la salud femenina, nos invita a profundizar en su comprensión para abordar preguntas cruciales: ¿Cómo podemos prevenirlo? ¿Cómo ocurre? Para responder a estas interrogantes, conversamos con Maricarmen Ramírez, del Hospital Oncológico Isaac González Martínez, quien nos brindó una valiosa perspectiva sobre el cáncer cervical.
«Cuando hablamos de cáncer cervical, nos referimos al cuello del útero, la entrada en forma de pera que se encuentra en la parte inferior del sistema reproductivo de la mujer, después de la vagina. Ambos términos, cáncer cervical y cáncer en el cuello uterino, se refieren a lo mismo», contó Ramírez.
Maricarmen contó que el cáncer, una condición que se manifiesta cuando las células en el cuerpo humano experimentan alteraciones, surge cuando se multiplican rápidamente y pueden formar tumores.
«La evolución o cambio de una célula normal implica su mutación, alterando su estructura y funcionamiento, iniciando un rápido proceso de multiplicación que resulta en la formación de tumores», resaltó.
Sobre el cáncer cervical
El cáncer cervical, específicamente en el cuello del útero femenino, está estrechamente vinculado a la infección por el virus del papiloma humano (VPH), una familia de microbios con variantes agresivas para el tejido del sistema reproductivo. La detección temprana se vuelve crucial, ya que el cáncer puede desarrollarse si no se identifica y trata el tejido infectado a tiempo.
«El VPH es una familia de microbios, y algunas de sus variantes son agresivas para el tejido del sistema reproductivo tanto en mujeres como en hombres.»
En la investigación científica, se identifican tipos específicos de VPH agresivos que, sin detección temprana y tratamiento, pueden evolucionar hacia el cáncer en diversas áreas del cuerpo. La frecuencia de los exámenes ginecológicos, como la prueba de Papanicolaou, se vuelve esencial para identificar tejido precanceroso y prevenir la evolución hacia un cáncer metastásico.
«Identificar el tejido precanceroso a través del Papanicolau permite tomar medidas para tratarlo y, en cierta medida, prevenir la evolución hacia un cáncer que podría metastatizar o extenderse a otras partes del cuerpo».
Factores de riesgo y prevención
Además, es crucial reconocer que ciertos factores, como el tabaquismo y condiciones que comprometen el sistema inmunológico, aumentan el riesgo de desarrollar cáncer cervical, especialmente con cepas agresivas de VPH.
«Fumar puede aumentar la probabilidad de que el sistema inmunológico no controle la evolución de la infección. Otros factores como el uso de medicamentos inmunocomprometedores, falta de descanso adecuado y llevar un estilo de vida sedentario también pueden debilitar el sistema inmunológico», contó Ramírez.
Asimismo, dijo la entrevistada, las agencias de salud destacan dos pilares fundamentales en la prevención del cáncer cervical: la vacunación contra el VPH y la detección temprana.
«La vacunación es fundamental y se recomienda abiertamente, especialmente para niños y niñas desde los 11 a 12 años, aunque se puede comenzar tan temprano como a los 9 años».
«Es responsabilidad de todas las mujeres realizarse evaluaciones ginecológicas, como el Papanicolau, a partir de los 21 años. La frecuencia de estos exámenes puede variar según la edad y las circunstancias individuales.»
A medida que las personas envejecen, las pautas de detección temprana evolucionan, destacando la importancia de ajustar la frecuencia de los exámenes para una vigilancia continua y oportuna.
«A partir de los 55 años, se sugiere combinar el Papanicolau y la prueba de VPH cada 5 años, según las pautas del U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF)».
Por otro lado, se están explorando avances significativos en la detección temprana del cáncer cervical, como el proyecto «EasyPap», que utiliza tecnología innovadora para hacer más accesible el examen ginecológico.
«El proyecto ‘EasyPap’ es una innovación que sin duda facilitará y hará más accesible este importante examen ginecológico».
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