En el complejo panorama de las enfermedades autoinmunes, la artritis psoriásica es una realidad dolorosa para millones en todo el mundo. Con una prevalencia que afecta a aproximadamente un 30% de los pacientes con psoriasis, esta afección inflamatoria crónica de las articulaciones no solo causa molestias físicas, sino que también puede impactar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.
Ante este desafío médico y emocional, la comunidad científica y médica ha dedicado esfuerzos considerables para identificar estrategias efectivas de manejo del dolor asociado con la artritis psoriásica. El Dr. Juan Pérez, reumatólogo y experto reconocido internacionalmente por MedlinePlus, señala que «el dolor en la artritis psoriásica puede ser debilitante, pero con un enfoque multidisciplinario y un tratamiento personalizado, muchos pacientes pueden experimentar una notable mejoría en su calidad de vida».
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La realidad del dolor en la artritis psoriásica
La artritis psoriásica, una forma de artritis crónica que se desarrolla en personas con psoriasis, no solo presenta síntomas físicos como dolor, hinchazón y rigidez en las articulaciones, sino que también puede tener un impacto significativo en la función física y la salud emocional de los pacientes. Se estima que alrededor del 50% de los pacientes con artritis psoriásica experimentan una disminución en la capacidad para llevar a cabo actividades diarias básicas debido al dolor y la rigidez.
El tratamiento del dolor asociado con la artritis psoriásica abarca diversas modalidades, desde opciones farmacológicas hasta terapias complementarias. Según datos de la Fundación Nacional de Artritis, se estima que al menos un tercio de los pacientes con artritis psoriásica no alcanzan un alivio adecuado del dolor con los tratamientos convencionales. En este contexto, los medicamentos biológicos, como los inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), han revolucionado el manejo del dolor en pacientes con artritis psoriásica resistente a los tratamientos convencionales.
Terapias no farmacológicas
Sin embargo, la gestión del dolor no se limita únicamente al ámbito farmacológico. La fisioterapia y el ejercicio físico supervisado por profesionales especializados desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la función articular y la reducción del dolor. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el ejercicio regular puede disminuir el dolor en un 30% en personas con enfermedades reumáticas como la artritis psoriásica.
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Apoyo psicológico
Además, en un enfoque holístico para el manejo del dolor, la atención psicológica y el apoyo emocional son igualmente importantes. La Dra. María González, psicóloga clínica con experiencia en el manejo del dolor crónico, enfatiza la importancia de abordar no solo el aspecto físico del dolor, sino también sus implicaciones psicológicas.
«El dolor crónico puede generar ansiedad, depresión y estrés, lo que a su vez puede exacerbar la percepción del dolor. Es fundamental brindar apoyo psicológico y estrategias de afrontamiento efectivas a los pacientes con artritis psoriásica».