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El enigma de los desiertos genéticos: el rol del ADN en las enfermedades inflamatorias del intestino

Desde la finalización del Proyecto Genoma Humano en 2003, los científicos han explorado los vastos y enigmáticos tramos de nuestro ADN llamados desiertos genéticos, buscando respuestas a enfermedades complejas.

A través de los estudios de asociación del genoma completo (GWAS), se han identificado numerosas variantes genéticas asociadas a distintas enfermedades crónicas. Sin embargo, comprender la relevancia de estas variantes ha sido un desafío significativo.

Los desiertos genéticos

Se le conoce desiertos genéticos a las áreas del genoma que durante mucho tiempo se consideraron «basura» sin función aparente.

Menos del 2% del genoma humano codifica genes que producen proteínas, dejando al 98% restante con funciones desconocidas.

Un estudio reciente del Instituto Francis Crick de Londres ha arrojado luz sobre uno de estos desiertos genéticos, conocido como chr21q22.

Este desierto ha sido vinculado con varias enfermedades inflamatorias, incluyendo la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la espondilitis anquilosante.

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Los investigadores descubrieron que el chr21q22 contiene un potenciador, un segmento de ADN que regula la expresión de genes cercanos, en este caso, el gen ETS2. Este potenciador está activo en los macrófagos, células vitales del sistema inmunitario, aumentando su actividad inflamatoria.

Nuevas vías terapéuticas

El descubrimiento de que ETS2 actúa como un «responsable central de la inflamación» abre nuevas posibilidades terapéuticas. Reducir la actividad de ETS2 en un 25-50% podría ofrecer un efecto antiinflamatorio significativo sin comprometer la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.

Esto parece representar una nueva vía hacia una clase de tratamientos novedosos para los pacientes con EII.

El nuevo estudio ha demostrado que cuando se potencia el ETS2 en los macrófagos, se potencian casi todas sus funciones inflamatorias. Este hallazgo ya ha inspirado el uso de inhibidores de MEK, fármacos contra el cáncer, para reducir la inflamación en pacientes con EII.

El origen evolutivo de los desiertos genéticos

Las mutaciones en el chr21q22 datan de hace entre 500,000 y un millón de años, presentes incluso en los neandertales.

Estas mutaciones originalmente ayudaban a nuestros ancestros a combatir infecciones, lo que subraya la complejidad de su función en la evolución humana.

Desentrañando más misterios

El trabajo del Instituto Crick también se extiende a otras enfermedades relacionadas con el chr21q22, como la colangitis esclerosante primaria, una enfermedad hepática sin tratamientos efectivos.

La investigación sobre desiertos genéticos promete mejorar la comprensión de enfermedades autoinmunes e inflamatorias, y potencialmente, ofrecer nuevas vías para desarrollar tratamientos más efectivos.

Además, los desiertos genéticos también juegan un papel en el cáncer. Por ejemplo, el desierto 8q24.21 está asociado con varios tipos de cáncer debido a su capacidad de activar el gen Myc, un impulsor conocido del cáncer.

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Hacia el futuro

La comprensión de los desiertos genéticos es crucial para avanzar en el desarrollo de fármacos. Richard Houlston, del Instituto de Investigación Oncológica de Londres, señala que conocer las variantes genéticas en estos desiertos puede mejorar significativamente las tasas de éxito en el desarrollo de nuevos medicamentos.

La investigación en este campo promete revolucionar nuestra capacidad para desarrollar tratamientos más precisos y efectivos, marcando un nuevo capítulo en la medicina genética.

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