Por Angélica Claudio Merced
La enfermedad inflamatoria del intestino (EII) ocurre tanto en la población adulta como en la infantil. La diferencia principal es el lugar donde se desarrolla la condición. Sin embargo, problemas en el crecimiento de los niños también podrían indicar un padecimiento de la enfermedad de Crohn, una afección que causa inflamación del tubo digestivo.
De acuerdo al gastroenterólogo pediátrico Antonio del Valle, los estudios de prevalencia de las EII en Puerto Rico indican que las dificultades en el desarrollo de niños y adolescentes son parte de los síntomas de la enfermedad de Crohn.
“El fallo en el crecimiento se ha observado en hasta un 85% de los pacientes que padecen de la enfermedad de Crohn en la población pediátrica. Entendemos que en hasta un 50% ese fallo en el crecimiento puede ser el primer síntoma y en 5% puede ser el único síntoma de los pacientes”, explicó el galeno durante el décimo Simposio Viviendo con Crohn y Colitis Ulcerosa, de la Fundación Esther A. Torres Pro Enfermedades Inflamatorias del Intestino.
Problemas adicionales al crecimiento
Además de problemas en el crecimiento, los pacientes pediátricos con condiciones del inflamatorias del instestino podrían presentar síntomas como: dolor abdominal, diarrea, sangrado en la excreta, urgencia de ir al baño, pérdida de peso, debilidad, entre otros. Según indicó del Valle, es importante que todo pediatra o aspirante a esta especialidad observe el crecimiento de los niños y si ve que un niño no está creciendo bien hay que “considerar la enfermedad de Crohn como una posibilidad, aunque no tenga síntomas gastrointestinales”.
Un caso real
A modo de ejemplo, el médico presentó el caso de unos gemelos fraternos en el que uno de ellos continuó su crecimiento normal y el otro no. “Ellos fueron al pediatra hasta los 12 años, pero a partir de esa edad, como tenían todas sus vacunas y estaban perfectamente bien no fueron al pediatra por cuatro años.
La familia observó la diferencia en el crecimiento y aunque de momento no les preocupó mucho, a los 16 años el joven comenzó a tener síntomas: dolor abdominal, diarrea, sangrado. Fueron a evaluación, se diagnosticó con enfermedad de Crohn y se comenzó el tratamiento.
El muchacho sí creció algo más, pero no llegó a su potencial genético”, dijo el especialista tras recalcar cómo la enfermedad puede estar presente antes de que se observaran síntomas gastrointestinales.
Conductas saludables
Aunque las enfermedades inflamatorias del intestino no tienen cura, seguir una alimentación saludable, además de recibir tratamientos y terapias podrían ayudar a controlar los síntomas y a mejorar la calidad de vida del paciente. Según del Valle, es importante darles a los niños el espacio para que se manifiesten, pero sin descuidar su tratamiento. “Muchas veces los niños y los adolescentes se sienten bien y dejan de tomar sus medicamentos o faltan a las citas. Y esos son los momentos en que se descontrolan y la condición da problemas. El seguimiento médico es crucial”, puntualizó.