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Abecé del síndrome de la fatiga crónica

Si sientes fatiga y cansancio extremo, que se ha postergado por al menos seis meses, es posible que estés padeciendo una grave enfermedad llamada de diferentes formas como síndrome de fatiga crónica y encefalomielitis miálgica.

Cuando los pacientes desarrollan esta anomalía, suelen experimentar dificultades en sus actividades diarias e, inclusive, podría afectar la salud mental de las personas al punto que podría dificultar hasta levantarse de su cama.

Lo que no sabías

Lo raro de esta anomalía es que, generalmente, no se conoce su causa y podría estar relacionada con otra enfermedad que está afectando el organismo del paciente. Si crees tener la patología, debes prestar atención a si sufres algunos de los siguientes síntomas que, de acuerdo con literatura médica científica son los más comunes:

  • Sueño no reparador
  • Dificultades con la memoria, el enfoque y la concentración
  • Mareos que empeoran al pasar de estar acostado o sentado a estar de pie

Los expertos, además, han evidenciado que esta enfermedad podría estar relacionada con estrés psicológico, algunos virus y enfermedades que pueden entrar al torrente sanguíneo o la suma de otros factores que pondrían en jaque la salud del paciente.

Edades y síntomas

Por lo general, el síndrome puede presentarse en cualquier momento de la vida. Sin embargo, la ciencia ha evidenciado que es más común en los pacientes que tienen entre 40 y 60 años; sobretodo, las mujeres tienen una recurrencia mayor.

Es más, las personas de raza blanca podrían tener más riesgo de desarrollarla. Sin embargo, como ya se dijo, cualquier individuo podría enfrentar los difíciles síntomas de este síndrome que, además, podría generar dificultades para dormir, mareos y dificultades para lograr la concentración.

En cuanto a cómo saber si se padece la condición, por ahora, no existe una prueba específica para determinar la incidencia de la misma; bastará con evaluar la sintomatología que, en ocasiones, podría sumarse a dolor de garganta y cabeza que, inclusive, podría generar agrandamiento de los ganglios linfáticos del cuello o las axilas y hasta dolor muscular o articular sin explicación.

Algunos estudios han descrito que este síndrome, además, podría verse relacionado con un sistema inmunológico más débil así como el haber vivido momentos traumáticos y emocionales.

Tratamiento y diagnóstico

Aunque no hay una cura específica para esta anomalía es posible que se prescriban algunos medicamentos que contrarrestarán los síntomas de la enfermedad. Como la mayoría de pacientes que la enfrentan tienen depresión es posible que te pidan que consumas antidepresivos y, cuando la enfermedad causa dolor, puede que te recomienden el consumo de algunos analgésicos.

Además, puede que te recomienden someterte a algunos ejercicios para mejorar el sueño e, igualmente, puede que se te prescriba hacer actividad física que, se ha demostrado, trae múltiples beneficios no solo para el tratamiento de esta anomalía, sino también para otras condiciones de salud.

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