En el complejo laberinto de la mente humana, la depresión se alza como una de las condiciones de salud mental más comunes actualmente y que puede afectar a cualquier persona, sin distinción de género, edad o estatus social. Para arrojar luz sobre esta cuestión y brindar una perspectiva informada, nos sumergimos en una conversación esclarecedora con el Dr. José Pons, psicólogo clínico y neuropsicólogo, quien abordó sobre los síntomas de esta condición de salud mental.
Según el Manual de Diagnóstico y Estadística de la Asociación Americana de Psiquiatría, la depresión es una condición de salud mental que se caracteriza por sentimientos de tristeza, vacío o irritabilidad en el estado de ánimo, acompañados de cambios fisiológicos y cognitivos; aspectos mentales que afectan significativamente la capacidad del individuo para funcionar.
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¿Cuáles son los síntomas?
Según el doctor Pons, además de la tristeza que suele ser un síntoma clave, otro síntoma fundamental es la anhedonia, «que implica la pérdida de interés y motivación, así como la incapacidad para experimentar placer en las actividades cotidianas y las relaciones interpersonales».
Anhedonia
La anhedonia puede estar vinculada a estados alterados de tristeza, ansiedad o incluso ira, y en ocasiones puede coexistir la presencia de los tres. Además, es un indicador clave de la depresión clínica, «ya que todos enfrentamos momentos de tristeza transitoria ante pérdidas o desafíos. Sin embargo, cuando esta tristeza se torna más profunda, persistente y generalizada, se convierte en un malestar psicológico más intenso», compartió el especialista.
Falta de energía
Otro síntoma común de la depresión es la falta de energía, que a menudo se combina con la anhedonia y el estado anímico bajo. «Estos tres componentes principales, es decir, tristeza, anhedonia y falta de energía, forman la base de la experiencia depresiva. Aunque existen otros síntomas, como el insomnio, en el contexto específico de la depresión, este tipo de insomnio tiene características distintivas».
Insomnio
El Dr. Pons explicó que la falta inicial de sueño que experimenta una persona con problemas de ansiedad es diferente de la «insomnia terminal» que suele afectar a aquellos con depresión mayor o profunda.
«La primera se manifiesta como dificultad para conciliar el sueño, donde la persona se acuesta y se da vueltas durante la noche, sin lograr descansar, como se dice en países latinoamericanos, «pegar los ojos». Por otro lado, la «insomnia terminal» se refiere a despertarse alrededor de las 3 de la madrugada y no poder regresar a un sueño reparador. Este término se refiere al punto final del ciclo de sueño».
Hay síntomas específicos que son característicos. Además del estado de ánimo disfórico, que implica malestar psicológico, la anhedonia y la falta de energía, la «insomnia terminal» es una de las señales clave. Esto significa que, a pesar de poder conciliar el sueño al principio de la noche, la persona se despierta temprano y no puede volver a dormirse, lo que afecta la calidad del sueño y el descanso.
Pérdida de apetito
Otro síntoma importante es la pérdida de apetito, lo que se conoce como anorexia en este contexto. Las personas con depresión pueden perder el deseo de comer y, en su lugar, recurren frecuentemente al café y al tabaco, lo que puede llevar a un deterioro físico y empeorar aún más su estado de ánimo y sus sistemas neurotransmisores en el cerebro.
Baja autoestima
«A pesar de haber mencionado aspectos físicos hasta ahora, también es crucial abordar los síntomas psicológicos principales. Uno de ellos es la baja autoestima, que puede manifestarse en sentimientos de minusvalía, pensamientos autodepreciativos y la creencia de que todo lo que hacen es un fracaso. Otro síntoma igualmente relevante, y a veces más impactante, es la culpa. Las personas con depresión a menudo sienten una carga de culpa, se culpan a sí mismas por diversas situaciones y tienen dificultades para liberarse de esta sensación», esclareció el entrevistado.
En ocasiones, se puede llegar a confundir el proceso de duelo con la depresión, ya que al perder a un ser querido se experimenta una forma de tristeza profunda, que podría parecerse a la depresión. Sin embargo, es importante entender que aunque una persona que atraviesa el duelo experimenta una sensación de pérdida y tristeza, esto no necesariamente implica una baja autoestima.
El duelo suele generar sentimientos de culpa, como pensar que se podría haber hecho más o que deberíamos haber estado allí en momentos cruciales. Esto es especialmente típico en casos de duelo. En una depresión de tipo luto, estos sentimientos de culpa son prominentes.
No obstante, es fundamental distinguir entre el duelo y la depresión. Las depresiones vinculadas al duelo tienden a durar semanas o algunos meses, pero si persisten más allá de tres meses e incluso llegan a seis meses, se consideran prolongadas. En este punto, los síntomas pasan a ser más neurovegetativos, como la anhedonia, la insomnia, la pérdida del apetito y la fatiga.
¿Cuándo buscar ayuda?
«A menudo, esta diferenciación puede ser desafiante para quienes lo experimentan. Sin embargo, podemos considerar dos enfoques para identificar cuándo es necesario buscar apoyo», señaló el doctor José Pons.
En primer lugar, se observan los síntomas psicológicos y luego los síntomas fisiológicos. Cuando nos sentimos abrumados por la impotencia, la invalidación y la culpa, y estos sentimientos comienzan a teñir nuestra perspectiva del mundo y de nosotros mismos, es una señal de que podríamos estar enfrentando serias alteraciones afectivas.
«Si luchamos por cambiar estos patrones de pensamiento y visión del mundo sin éxito, es una clara señal de que necesitamos ayuda. En resumen, si los síntomas psicológicos iniciales, como baja autoestima y sentimientos de culpa, se vuelven dominantes y no podemos manejarlos por nuestra cuenta, es hora de buscar apoyo, posiblemente de un profesional».
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En segundo lugar, se deben considerar los síntomas neurobiológicos o físicos:
«Si estamos experimentando una combinación de síntomas como problemas de autoestima, temor al rechazo, miedo a enfrentar situaciones, pérdida de interés en el éxito y sentimientos de culpa, y estos se acompañan de anhedonia, insomnio, falta de apetito, malestar generalizado y disforia (una sensación general de malestar emocional que puede incluir tristeza y ansiedad), entonces estamos enfrentando una manifestación seria de la depresión».