Más allá de su evidente y complicada afectación en la inflamación en las articulaciones, la artritis psoriásica impone una carga social y emocional significativa para quienes la padecen. En diálogo con el Dr. José Rodríguez Santiago, el reumatólogo indicó que esta enfermedad puede alterar significativamente la calidad de vida.
Sin embargo, Rodríguez Santiago sostiene es importante entender primero la diferencia entre la artritis psoriásica y la artritis reumatoide, entendiéndose que, aunque pueden parecer similares en los síntomas, presentan diferencias importantes. La primera puede afectar por igual a hombres y mujeres, y presentarse en cualquier momento de la vida, más frecuente en adultos jóvenes; la segunda afecta mayormente a mujeres de entre 30 y 50 años, en una proporción de tres a uno frente a los hombres.
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“Si hay artritis psoriásica, es porque hay psoriasis en la piel”, explica el Dr. Rodríguez Santiago, enfatizando que el diagnóstico de esta condición se facilita cuando el paciente o un familiar cercano tiene antecedentes de psoriasis.
Las diferencias en sus mecanismos de acción también son notables. Mientras que la artritis reumatoide implica inflamación de la membrana sinovial, la artritis psoriásica se caracteriza por la inflamación de los tendones y otros tejidos, lo que subraya la necesidad de un diagnóstico preciso para aplicar un tratamiento adecuado.
La historia de Margarita Irizarry
Margarita Irizarry, quien vive con artritis psoriásica, compartió su experiencia sobre el proceso de aceptar su diagnóstico. “La aceptación fue un proceso difícil; asimilarlo me costó”, señalando la importancia del apoyo familiar durante esta etapa.
Actualmente, está bajo tratamiento biológico para controlar los síntomas, aunque reconoce que el dolor sigue siendo parte de su vida diaria. “El dolor siempre estará”, expresó, mostrando la realidad de convivir con esta enfermedad.
A pesar de las dificultades, Irizarry se ha convertido en una fuente de apoyo para otros pacientes. “Desde mi experiencia, trato de orientar a otros porque siempre hay alternativas”.
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Rompiendo mitos
El Dr. Rodríguez Santiago también abordó el estigma social que a menudo rodea a la artritis psoriásica, especialmente la idea equivocada de que la psoriasis es contagiosa. Además, insistió en la necesidad de iniciar el tratamiento lo antes posible para manejar los síntomas y mejorar el bienestar de los pacientes. La artritis psoriásica es una enfermedad que no solo implica desafíos físicos, sino también emocionales y sociales.