La naturopatía, que extrae sus prácticas de muchas culturas, comenzó a utilizarse en nuestro entorno como un sistema formal de salud en los primeros años del siglo XX. Se basa en la noción del poder curativo de la naturaleza y hace hincapié en la prevención y tratamiento de enfermedades a través de un estilo de vida saludable, el tratamiento de la persona como un todo y el uso de las capacidades curativas innatas del organismo.
Así, es un tipo de “medicina alternativa” que se encarga de curar al ser humano desde una perspectiva holística y natural. Está concebida para complementar y apoyar a la medicina tradicional. Concibe la enfermedad como un conjunto de desajustes en el campo energético del paciente, y por este motivo no se centra únicamente en paliar los síntomas sino en ayudar al conjunto orgánico y emocional a alcanzar el equilibrio o curación.
Sobre esta ciencia conversamos recientemente con el doctor Rubén Marchand, quien afirmó que la naturopatía es también un estilo de vida, “donde se escoge vivir de una forma saludable, con ejercicio y una buena alimentación e hidratación”.
También compartió que la naturopatía combina diferentes profesiones de la salud con el objetivo de que el paciente “se beneficie del trabajo en conjunto”.
Por otro lado, la naturopatía también se basa en la alimentación, las terapias naturales y la suplementación. De esta manera, indicó el galeno, cada régimen de alimentación se basa en aspectos esenciales como la genética.
Para ello se recurre a la dieta, que no necesariamente debe ser vegetariana, también están opciones saludables como la vegana, la lactovegetariana o incluso la Mediterránea. Sobre esta, precisó:
“La dieta mediterránea se ha conocido por siglos y es altamente saludable, aunque también hay personas que buscan también la dieta vegetariana o la dieta lactovegetariana”.
En este sentido, precisó que estos cambios ayudan a pacientes como los de artritis, una condición inflamatoria y autoinmune que mejora con la dieta alcalina, vegana o vegetariana.
Refirió la importancia del consumo de frutas y verduras, así como la buena hidratación del cuerpo.
Adicionalmente, enfatizó en que no se trata de eliminar la medicación del paciente, sino que se trata de un trabajo en equipo:
“Si el paciente llega medicado se le cambia la alimentación y vamos a la par con el médico. A medida que el paciente va mejorando es el doctor el que comienza a retirar el medicamento”, compartió.
Esto se debe a que, gracias a los cambios en alimentación y estilo de vida, el nivel de inflamación disminuye.
El doctor Marchand también señaló la necesidad de mejores patrones y estilos de vida que limiten el estrés o la mala alimentación, factores que “comprometen al organismo”.
Finalmente, recomendó alimentos como las carnes blancas o el pescado, “si puede ser orgánico mejor, vegetales, frutas, cereales integrales, yogur y sin lactosa”.