Los tumores que afectan a la piel, además de ser subestimados porque se cree que son fáciles de tratar, también son muy frecuentes.
Si bien es cierto que algunos cánceres de piel no son muy agresivos, otros tipos de cáncer se vuelven peligrosos a los pocos meses de su aparición.
Por eso es necesario reconocer los signos inmediatamente.
¿Cuántos y cuáles son los diferentes tipos de cáncer de piel?
Existen diferentes tipos de cánceres de piel malignos, entre los cuales los más frecuentes son:
- Carcinomas de células basales
- Carcinomas espinocelulares
- Melanomas
Los carcinomas de células basales se presentan en forma de pequeños nódulos, de aspecto perlado, o como manchas rosadas, con un aumento gradual de tamaño.
Los carcinomas espinocelulares son nódulos con bordes levantados y depresión central, ulcerados pero no sangrantes.
Estos dos tipos de cáncer de piel son causados principalmente por la excesiva exposición de la piel a la luz solar y constituyen el 90% de los cánceres de piel.
Se caracterizan por un crecimiento lento y, como rara vez causan metástasis, suelen tener un buen pronóstico y sólo se vuelven problemáticas si se descuidan durante mucho tiempo.
El melanoma, por otro lado, es un tumor a menudo muy agresivo, originado por los melanocitos, las células que producen la melanina, el pigmento que da el color a la piel.
Este tumor puede desarrollarse en cualquier área del cuerpo, aunque es más probable que se desarrolle en las áreas más frecuentemente expuestas a la luz solar.
Es el más peligroso de todos los cánceres de piel debido a su capacidad para atacar los tejidos circundantes, propagando las células cancerosas por todo el cuerpo y creando así metástasis en los órganos o tejidos.
¿Es posible hacer prevención en estas enfermedades?
Es posible y necesario minimizar el riesgo con algunas medidas simples como evitar las lámparas UV y los tratamientos térmicos como el láser, las radiofrecuencias, la luz pulsada (con fines estéticos). Estos tratamientos, de hecho, pueden causar la degeneración de la piel, tanto en el carcinoma como en el melanoma.
También hay que tener cuidado al exponerse al sol. Es preferible mantener la piel cubierta con ropa como un sombrero o una camiseta en lugar de usar protector solar. Esto es especialmente cierto para los niños y jóvenes, que son más sensibles a los rayos UV.
Por último, es aconsejable realizar una minuciosa autoinspección de sus lunares al menos una vez al mes.
Al mirar los lunares, debe prestarse atención a los factores que ayudan a distinguir un lunar inofensivo de un posible melanoma:
- Asimetría: los lunares son simétricos mientras que el melanoma es asimétrico.
- Bordes irregulares: los bordes de un lunar son regulares, los del melanoma son dentados.
- Color desigual: los lunares tienen un color único y uniforme mientras que el melanoma puede tener varios colores.
- Diámetro mayor de 6 mm: los lunares crecen hasta un diámetro de 6 mm, los melanomas suelen superar los 6 mm.
- Evolución: el rápido crecimiento de cualquier lunar o mancha pigmentada debe llevar a sospechar de un melanoma.
Si encuentra uno o más de estos signos, debe consultar a su médico, que puede sugerirle un examen dermatológico. El dermatólogo, de hecho, es capaz de detectar el melanoma en las primeras etapas de la evolución.