En la búsqueda de una vida plena y saludable es fundamental que estemos atentos a las señales que nuestro cuerpo nos envía. Por eso, mantener una comunicación regular con nuestros médicos puede ser la clave para garantizar nuestra salud cardiovascular y prevenir afecciones como la enfermedad arterial periférica (EAP).
El Dr. Gabriel Pereira, cirujano vascular del Hospital San Lucas en Ponce, compartió en entrevista exclusiva con este medio su experiencia y conocimiento sobre esta condición que afecta aproximadamente al 10% de la población estadounidense.
El Dr. Pereira inició su trayecto médico en México, específicamente en Guadalajara, donde estudió medicina. Sin embargo, su pasión por la medicina lo llevó a continuar su formación en Puerto Rico, en la Universidad de Ponce, donde completó sus estudios médicos. Posteriormente, se graduó en cirugía en el Hospital San Lucas de Puerto Rico y continuó su desarrollo profesional en la University of Maryland American Centre.
¿Qué es la enfermedad arterial periférica?
“La enfermedad arterial periférica, en términos sencillos, se refiere a la aterosclerosis que afecta las arterias periféricas del cuerpo. Comparte factores de riesgo con enfermedades cardíacas, como el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión, el colesterol elevado y problemas renales”, dijo.
De acuerdo con el especialista, la enfermedad comienza como un proceso inflamatorio que acumula grasa y se convierte en calcificaciones, formando placas que obstruyen o estrechan las arterias. Esto reduce el flujo sanguíneo hacia ciertas extremidades u órganos, lo que lleva a la aparición de síntomas. Al principio, la enfermedad puede ser asintomática, por lo que los chequeos regulares son esenciales para detectarla a tiempo.
Asimismo, la enfermedad arterial periférica es un problema que comienza a gestarse desde temprana edad y se agrava con el tiempo, especialmente si se suman factores de riesgo como el tabaquismo, la diabetes y un estilo de vida poco saludable que incluye una dieta desequilibrada y la falta de actividad física.
¿Por qué ocurre la EAP?
En la conversación, el Dr. Pereira enfatizó la influencia de la genética en la enfermedad arterial periférica. Las personas que tienen dificultades para procesar los lípidos, antecedentes familiares de hiperlipidemia o trastornos protrombóticos tienen una predisposición ligeramente mayor a desarrollar esta enfermedad. Además, las enfermedades autoinmunes que causan inflamación arterial también aumentan el riesgo. Sin embargo, es importante destacar que, aunque la genética predispone, no determina. Adoptar un estilo de vida saludable puede contrarrestar esta predisposición.
“Esta enfermedad progresa con el tiempo y tiende a afectar principalmente a personas mayores. Alrededor del 25% de los pacientes mayores de 80 años padecen esta enfermedad. En Puerto Rico, se ha observado que la incidencia es aún más alta en personas menores de 70 años, con un 40% de casos posiblemente debido a la alta prevalencia de la diabetes en la región”, subrayó el doctor.
A medida que envejecemos, nuestros cuerpos experimentan cambios naturales. Por lo tanto, es esencial cuidar nuestra salud cardiovascular durante toda la vida para disfrutar de una mayor longevidad.
“Como médicos, nuestro enfoque inicial es identificar los factores de riesgo mencionados anteriormente y comenzar un tratamiento médico. También proporcionamos recomendaciones para llevar un estilo de vida activo, realizar ejercicio regularmente y seguir una dieta equilibrada con bajo contenido de grasas y carbohidratos”.
También es fundamental evitar el tabaco, ya que ha demostrado ser perjudicial para esta afección. Además, se ha comprobado que los medicamentos que reducen el colesterol pueden contribuir a disminuir la inflamación arterial.
¿Cómo se manifiesta?
Respecto a los síntomas, es esencial comprender que la enfermedad arterial periférica es un proceso sistémico que afecta a todo el cuerpo, aunque sus manifestaciones más notorias se presenten en las piernas.
En esta línea, los primeros signos suelen ser molestias al caminar, un dolor que aparece después de un esfuerzo repetible y que se alivia con el descanso. “Con el tiempo, este dolor puede volverse más intenso y prolongado, llegando incluso a convertirse en un dolor constante, denominado dolor en reposo”. Este último es un síntoma crítico que indica una amenaza grave para la extremidad y requiere atención médica urgente para evitar la pérdida de la misma.
“Si presentas claudicación intermitente (dolor al caminar) o no tienes síntomas, el riesgo de perder una extremidad es bajo. Sin embargo, si experimentas dolor en reposo, pérdida de tejido, gangrena o úlceras, el riesgo de pérdida de la extremidad aumenta significativamente, llegando hasta un 30% en un año si no se trata adecuadamente, primero médicamente y luego con procedimientos específicos”, resaltó el Dr. Pereira.
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El doctor también destacó que es crucial entender que la enfermedad arterial periférica es potencialmente mortal. En realidad, la tasa de mortalidad a cinco años para pacientes que desarrollan síntomas como dolor en reposo, úlceras en las extremidades o gangrena debido a esta enfermedad es similar a la del cáncer de pulmón, uno de los cánceres más letales.
¿Cómo afecta la EAP?
Esta enfermedad reduce el flujo sanguíneo, lo que significa que los tejidos no reciben suficiente oxígeno ni nutrientes. Los efectos se hacen evidentes: pérdida de cabello en las extremidades, adelgazamiento de la piel y crecimiento más lento de las uñas. Además, las heridas pueden sanar más lentamente debido a la falta de nutrientes y oxígeno necesarios para la reparación del tejido.
¿Cómo podemos prevenir la EAP?
Según el especialista, el ejercicio regular, como caminar, desempeña un papel crucial en el tratamiento y la prevención de la enfermedad arterial periférica. “Se recomienda caminar al menos media hora, tres veces a la semana, como parte de un enfoque de tratamiento integral. No es una cantidad abrumadora de ejercicio, y puede marcar una gran diferencia en la salud vascular”. A menudo, pequeños cambios en nuestros hábitos diarios pueden tener un impacto significativo en nuestra calidad de vida.
Etapas de la EAP
“Las etapas de esta enfermedad pueden avanzar gradualmente, y debemos estar atentos a cómo responde nuestro cuerpo”, resaltó el doctor Pereira. Así que prestar atención a los detalles, como la pérdida de cabello, el lento crecimiento de las uñas o la dificultad en la curación de heridas, puede ayudarnos a identificar posibles problemas.
Adicionalmente, “mantener una comunicación abierta con nuestro médico primario es fundamental para abordar estos problemas a tiempo. Los cirujanos vasculares están capacitados para tratar a pacientes con esta enfermedad, y la derivación médica adecuada es esencial para obtener el tratamiento adecuado”.
Enfermedad venosa vs. enfermedad arterial periférica
Es fundamental diferenciar entre la enfermedad venosa y la enfermedad arterial periférica. La enfermedad venosa afecta a las venas, mientras que la enfermedad arterial periférica afecta a las arterias. Aunque ambos sistemas están relacionados, son distintos.
El doctor citó el ejemplo de las venas, que tienen válvulas que ayudan a prevenir el reflujo de sangre, mientras que las arterias tienen músculos que las hacen pulsar. El cuidado y tratamiento de estas afecciones son diferentes, y es importante no confundirlas.
“El uso de medias de compresión es común en el tratamiento de la insuficiencia venosa, pero se debe tener cuidado en pacientes con enfermedad arterial periférica, ya que la compresión excesiva podría comprometer el flujo arterial. Se deben realizar pruebas y exámenes vasculares para evaluar la perfusión adecuada hacia el pie y asegurarse de que la compresión sea segura”.
La insuficiencia venosa es una afección relacionada con las venas y las válvulas venosas. El reflujo venoso y la hipertensión venosa pueden provocar hinchazón en las piernas y otros síntomas específicos de esta afección. “Es fundamental no confundir ambas condiciones y buscar la atención médica adecuada para cada una de ellas”.
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