¿Cómo se relaciona la enfermedad renal crónica (ERC) con la enfermedad arterial periférica (EAP)? El Dr. Félix Pérez Ramos, especializado en nefrología intervencional, medicina vascular y RVP, nos guía a través de esta intrincada relación.
«La enfermedad arterial periférica se manifiesta cuando se desarrolla una placa aterosclerótica que obstruye el flujo sanguíneo natural de la extremidad», explicó el Dr. Pérez Ramos y agregó que «estas obstrucciones a menudo desencadenan síntomas, incluyendo el dolor al caminar e incluso la gangrena, que representa la complicación más grave y, en algunos casos, requiere la amputación”.
Diagnóstico de la EAP
Para el diagnóstico de la EAP, se recurre a un estudio sencillo denominado índice tobillo-brazo, el cual evalúa la presencia y la severidad de la obstrucción arterial.
En contraste, la ERC se caracteriza por “la pérdida gradual de la capacidad de los riñones para llevar a cabo sus funciones normales. Esta afección suele manifestarse mediante la presencia de proteínas en la orina y un incremento en los niveles de creatinina, lo que denota una disminución en la tasa de filtración glomerular renal”.
Además, los riñones pueden presentar anomalías anatómicas y quistes en su estructura. Para diagnosticar la ERC, se recurre a un panel de análisis de sangre que abarca la medición de creatinina y electrolitos, así como la estimación de la tasa de filtración renal. También se evalúa la presencia de proteínas en la orina mediante la relación albúmina-creatinina.
“En algunos casos, se puede realizar un sonograma renal para obtener información adicional sobre la condición del riñón. Estas son las pruebas fundamentales que se emplean para determinar la presencia y gravedad de la enfermedad renal crónica en los pacientes”.
«Cuando observamos un deterioro significativo en la función renal, debemos considerar la aterosclerosis en las arterias renales como una de las posibles causas», señaló el Dr. Pérez Ramos. «La hipertensión arterial y la diabetes también son condiciones muy comunes en pacientes con enfermedad renal, y ambas contribuyen significativamente al desarrollo de estas afecciones».
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Rol de los nefrólogos en el manejo de pacientes con ERC
Los nefrólogos, como el Dr. Pérez Ramos, se concentran en reducir los eventos cardiovasculares en pacientes con ERC. «El control constante de la presión arterial es esencial, ya que la hipertensión no controlada puede agravar la función renal y aumentar los eventos cardiovasculares», enfatizó y agregó que. «la selección de medicamentos para controlar la presión arterial debe realizarse cuidadosamente y basarse en las directrices médicas actuales».
Asimismo, los nefrólogos trabajan de cerca con pacientes que padecen enfermedades crónicas graves, como la diabetes, la hipertensión y los trastornos lipídicos, ya que estos factores están estrechamente vinculados con problemas renales. «Nuestra responsabilidad es identificar estas condiciones y realizar los estudios necesarios para proteger la función renal y reducir los eventos cardiovasculares en nuestros pacientes», subrayó el Dr. Pérez Ramos.
«Es importante destacar que la prevalencia de enfermedad arterial periférica en pacientes con enfermedades crónicas es significativamente mayor y aumenta a medida que disminuye la función renal. En pacientes adultos mayores de 60 años, se estima que entre un 8% y un 12% padecen enfermedad arterial periférica».
En los Estados Unidos, una parte sustancial de la población adulta padece enfermedad renal crónica. «Para abordar esta problemática, es esencial mantener hábitos saludables», como llevar una dieta equilibrada con bajo contenido de sal.
Además, es crucial seguir las indicaciones médicas, incluyendo el control de la presión arterial y la toma de los medicamentos recetados», destaca el Dr. Pérez Ramos. «La gestión efectiva de la diabetes y el control del colesterol también desempeñan un papel crucial en el cuidado de la salud. En muchos casos, se inician tratamientos con estatinas, medicamentos que no solo regulan los niveles de colesterol LDL, sino que también contribuyen a estabilizar las placas ateroscleróticas en las arterias, lo que ayuda a prevenir significativamente la progresión de la enfermedad».
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