Pese a que en buena parte del mundo ya se empieza a ver un “nuevo amanecer” luego de la pandemia de covid-19, el país en el que se produjo el virus, China, sigue siendo duramente azotado por las diferentes cepas del coronavirus que acabó con la vida de millones de ciudadanos del globo terráqueo.
No por menos el régimen de esa nación asiática empezó a implementar una estrategia de “cero covid-19” que confinó a las familias, incluso en épocas navideñas y que, a inicios de este nuevo 2023, sigue teniendo en alerta no solo a las autoridades sanitarias chinas, sino también a las de países aledaños a ese territorio.
De hecho, a días de que terminara el 2022, la Comisión Europea se reunió para empezar a analizar las posibles medidas para contener el virus y evitar que, otra vez, se vuelva a salir de control y arriben nuevas cepas a otros países del mundo. Esto, para evitar una situación catastrófica como la del 2020.
Tras varias presiones por la ciudadanía y los sectores económicos, a inicios de diciembre del 2022 se relajaron algunas de las durísimas restricciones que habían en esa nación para contener el virus. No salió como se esperaba. Se aumentaron significativamente los casos y las muertes por el virus. De hecho, a los primeros días de enero, desde la Organización Mundial de la Salud se enviaron alertas al respecto.
«Creemos que las cifras actuales publicadas por China subrepresentan el impacto real de la enfermedad en términos de ingreso en los hospitales, admisiones en cuidados intensivos y sobre todo en términos de decesos», declaró Michael Ryan, responsable en la OMS de la gestión de situaciones de emergencia sanitaria.
Esta advertencia se da porque, de acuerdo con estimaciones de entidades oficiales, en los primero 20 días de diciembre del año pasado unos 248 millones de personas se habrían contagiado de covid-19. Esto representa casi el 18 por ciento de la población china.
Por ello, la Comisión Europea y otras naciones del mundo ya empezaron a robustecer sus restricciones para la entrada de ciudadanos de ese país, así como de cargamentos y otra serie de medidas para no contribuir con la misma epidemia que, desde el 2020, azotó al mundo y puso en jaque los sistemas de salud de todo el mundo.
Por ejemplo, desde el 30 de diciembre Japón decretó que los chinos que deseen entrar a ese país no deberán presentar sintomatología relacionada al virus y, antes de entrar a ese territorio, deberán someterse a una prueba diagnóstica que dé negativa al SARS-CoV-2. En caso de que sea positiva, deberán guardar una cuarentena de 7 días
Sin embargo, desde el gobierno chino deslegitiman algunas de las medidas que en otras naciones han adoptado para los ciudadanos de ese país. Así lo reiteró, recientemente, la portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Mao Ning, quien calificó de “inaceptables” esas restricciones. Por ahora, se seguirán evaluando nuevas medidas al respecto.