A las 30 semanas de embarazo, o 28 semanas después de la concepción, se abren los ojos del bebé. En esta semana, es posible que el bebé tenga bastante cabello. Además, en la médula ósea del bebé, se están formando los glóbulos rojos.
A esta altura, el bebé debe de medir alrededor de 10 1/2 pulgadas (270 milímetros) de largo desde la coronilla hasta las nalgas, y debe de pesar aproximadamente 3 libras (1300 gramos).
Sus rasgos están bien definidos y sus proporciones se han reequilibrado. La cabeza ahora no es demasiado grande en comparación con el resto del cuerpo.
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Cómo cambia tu cuerpo en la semana 30 de embarazo
La futura mamá afronta la última etapa de su embarazo sintiéndose más pesada que nunca. Esto es absolutamente normal.
Las hormonas son las culpables de estos efectos: el aumento de la producción de estrógeno y progesterona son las causas.
Los estrógenos se encargan de regular la grasa corporal y la progesterona, por su parte, es la causante de la retención de líquidos. En este período las paredes del útero se relajan y los huesos de la pelvis se vuelven más flexibles para permitir el paso del recién nacido cuando llega el momento del parto.
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