El tratamiento del cáncer incluye un acercamiento disciplinario y constituye un reto no solo para la persona diagnosticada, sino también para toda su familia; más aún, si se trata de un niño.
Así es la historia de Dariel, un adolescente que ha seguido luchando incansablemente contra el cáncer desde muy niño. Con tan solo nueve años de edad, Dariel fue diagnosticado con un cáncer maligno llamado sarcoma de Ewing.
Hoy, con diecisiete años, y activo en su lucha contra el cáncer, este joven nos comparte su historia.
Según nos cuenta, todo comenzó en mayo del 2013, cuando fue diagnosticado con esta condición. Nos asegura que fue muy difícil, para sus padres y también para él, un niño apasionado por el béisbol, un niño como todos los niños, que quiere saltar, correr, jugar o estar con sus amigos.
En cambio, tuvo que iniciar sus tratamientos de quimioterapia y radiación acompañado de las constantes hospitalizaciones y monitoreos. Para el 2014 ya había superado este proceso; no obstante, la tregua fue de apenas tres años cuando tuvo una nueva recaída y tuvo que comenzar la vieja etapa de las quimioterapias. Una vez más Dariel logró ganar una segunda batalla al cáncer. Pero este, como el enemigo que no se rinde, volvió a afectar la vida de este joven. Por tercera vez, en el 2020, se formaron nuevas masas cancerígenas.
El proceso ha sido cada vez más complejo debido a que en las últimas recaídas la quimioterapia no ha funcionado adecuadamente, motivo por el cual los tratamientos recibidos por Dariel han sido diversos.
No obstante, a pesar de las circunstancias, Dariel, con una admirable madurez a pesar de su corta edad, narra la importancia de emprender la batalla contra el cáncer con fe y muchos ánimos:
“Uno nunca cree que esto va a llegar a nuestra vida, pero Dios sabe el porqué. Yo apenas era un niño de nueve años que no entendía la situación no lo que sucedía en mi cuerpo. Fue un golpe muy duro”.
En ocho años de lucha contra el cáncer, este guerrero afirma que no se queja. Al contrario, agradece a Dios porque ha sido su refugio y su sustento para emprender su lucha y seguir adelante.
“En estos años he sentido mucha paz, aun en medio de la adversidad. En este proceso he crecido como persona, he madurado mental y espiritualmente; una madurez que gané por medio del dolor, pero que me ha permitido enfrentar la situación con fuerza con mi familia y de la mano de Dios”.
Su empoderamiento sobre su condición es tanta que, con el magisterio de un especialista en salud, Dariel explicó detalladamente qué sucedía y cómo el cáncer afectaba su cuerpo. Sin dudas, un joven que cada año se fue fortaleciendo y empoderándose cada vez más sobre su mente, su cuerpo y su lucha continua contra el cáncer. Su mensaje es claro: “debemos seguir luchando”.
“Las personas a nuestro alrededor deben saber que, aunque pasen por difíciles situaciones, no están solos. Si confiamos plenamente en Dios podemos ver cómo las cosas van mejorando; aunque lo podamos ver de una manera oscura y que la situación va en nuestra contra, podemos tener la certeza de que lo importante es seguir adelante”, dijo Dariel.
En su proceso, comenta, son muchas las personas y fundaciones que han entrado en su vida y se han convertido en parte de su familia como la Fundación Rayito de Esperanza o la Fundación CAP, las cuales, según sus palabras, “han sido una bendición para mi vida y parte de mi familia extendida”.
“En medio de estas situaciones Dios siempre pone personas correctas, personas de luz y de bendiciones; y le agradezco a Dios por eso, pues las personas que han ayudado en mi proceso se han vuelto parte de mi familia”.
Actualmente, Dariel emprende su lucha contra esta condición con más fuerza que nunca. A pesar de que ya no puede practicar béisbol, su pasión continúa, esta vez como espectador. Disfruta cantar, la música y jugar PlayStation, pero, según nos cuenta, su mayor pasatiempo es ayudar a otros.
“En estos siete años he recibido ayuda de muchas personas que se han unido en oración por mi proceso. Por eso busco brindar esperanza a las personas y mostrarles que no está perdido. Dios tiene la primera y la última palabra sobre todas las cosas, y a él doy gracias por la bendición de estar con vida; y no me quiero quedar yo solo con esa bendición, sino que busco compartirla para que tengan fuerzas todos aquellos que lo necesiten”.
Finalmente, Dariel aseveró sobre la importancia de mantenerse con buen ánimo y actitud para poder enfrentar procesos como los que él mismo vive hace prácticamente la mitad de su vida.
“Podemos decidir cómo enfrentar la situación: con tristeza y llanto o con fortaleza y alegría. Hay que hacer la diferencia y pararnos el campo de batalla con fuerza, con ánimo y afrontarlo, eso es lo esencial. Los exhorto a que se animen y, sobre todas las cosas, pongan su fe y su confianza en el señor. Dios no falla, él siempre tiene el control de cada situación. Debemos luchar hasta el final, el proceso de duro, es difícil, se sufre se pierde mucho, pero vale la pena luchar hasta el final”.