Para la Crohns Colitis Foundation, la colitis ulcerosa (CU) pertenece a un grupo de condiciones médicas conocidas como enfermedades inflamatorias intestinales (EII).
“La colitis ulcerosa es una condición inflamatoria crónica del intestino grueso (colon y recto) que puede presentarse a cualquier edad. Entre los síntomas se incluyen dolor abdominal, necesidad urgente de defecar, diarrea y presencia de sangre en las heces. La inflamación comienza en el recto y se extiende hasta el colon de manera continua”, menciona la entidad.
Según la fundación, aún se desconocen las causas exactas que provocan la enfermedad, pero sí tienen certeza de que es una enfermedad crónica.
“Las enfermedades crónicas son continuas y a largo plazo. A menudo, se pueden controlar con tratamiento. En el caso de la colitis ulcerosa, existen medicamentos para controlar los síntomas”, explican.
Pese a que los medicamentos no curan la enfermedad, pueden evitar los síntomas por tiempo prolongado en los pacientes.
“El uso de medicamentos también puede disminuir las probabilidades de sufrir complicaciones en el futuro. Incluso durante los periodos de remisión, es importante seguir tomando los medicamentos y consultando al médico con regularidad”, comparten.
Asimismo, plantean que la colitis podría ser hereditaria. “Si bien los antecedentes genéticos juegan un rol evidente, los factores ambientales, como la dieta, el tabaquismo, el estilo de vida, la contaminación, entre otros, pueden tener un impacto no solo en la aparición y la progresión de la enfermedad, sino también en las recaídas”, añaden.
Diagnóstico
Para diagnosticar la colitis ulcerosa, los procedimientos endoscópicos con biopsia de tejidos son la única manera de identificar con certeza la colitis ulcerosa. Según Mayo Clinic, es posible que también los profesionales de la salud realicen otras pruebas como análisis de sangre y estudios de las heces.
Entre los procedimientos endoscópicos, la colonoscopía permite al médico ver todo el colon usando un tubo delgado, flexible con luz y una cámara en el extremo.
“Durante el procedimiento, el médico también puede tomar pequeñas muestras de tejido (biopsia) para su análisis en el laboratorio. La muestra de tejido es necesaria para realizar el diagnóstico”, destaca el medio salubrista.
Por otro lado, la sigmoidoscopia flexible es el procedimiento en el que el médico utiliza un tubo delgado, flexible y con luz para examinar el recto y el extremo inferior del colon.
“Si el colon está muy inflamado, el médico puede realizar esta prueba en lugar de una colonoscopia completa”, informa Mayo Clinic.
Pronóstico y tratamientos
La Clínica de la Universidad de Navarra resalta que el pronóstico se relaciona con el tiempo de evolución de la enfermedad desde el diagnóstico. También depende de la gravedad de los brotes, la existencia o no de complicaciones y el antecedente de tratamiento quirúrgico.
Con relación a los tratamientos, mencionan que en los brotes se pueden utilizar corticoides, 5-ASA, antibióticos, inmunosupresores o metotrexate.
“Existen otros tratamientos más novedosos basados en la alteración del sistema inmunológico como los anticuerpos monoclonales anti-TNF (como el infliximab, el primero de ellos autorizado). Éstos últimos se deben aplicar en centros de referencia con la finalidad de que estudios posteriores puedan ampliar o no las actuales indicaciones”, detallan.
Sin embargo, comentan que en la fase de remisión se debe intentar retirar, aunque no siempre se puede, la toma de corticoides dejando el 5-ASA de mantenimiento. “El tratamiento farmacológico debe de ir acompañado de una correcta nutrición del paciente”, concluyen.