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Dejar de fumar reduce el riesgo de demencia, según nuevo estudio

Todos estamos familiarizados con los efectos perjudiciales del tabaquismo en el corazón y los pulmones. Los mensajes sobre los riesgos cardiovasculares y respiratorios asociados al consumo de tabaco han calado en nuestra conciencia colectiva. Sin embargo, existe un aspecto crítico que a menudo pasa desapercibido: el daño que el tabaquismo inflige al cerebro.

Desde hace ya varios años diversos estudios corroboran esta afirmación, ya que el tabaquismo perjudica a todos los órganos del cuerpo humano.

Los fumadores tienen un riesgo significativamente mayor de padecer demencia y muerte relacionada con la demencia. 

¿Qué es la demencia? 

La demencia es un síndrome, por lo general de naturaleza crónica o progresiva, provocado por alguna patología que afecta al cerebro.  La demencia acarrea un deterioro del intelecto más allá de lo que podría considerarse una consecuencia normal del envejecimiento y puede afectar a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. La conciencia no se ve afectada.

El deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones precedido, de un deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación. Este síndrome aparece en la enfermedad de Alzheimer, los accidentes cerebrovasculares y otras patologías que afectan al cerebro bien de forma primaria o secundaria.  La demencia suele ser consecuencia de la interacción de factores genéticos, factores ambientales y factores relacionados con el estilo de vida.

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad cerebral degenerativa, de etiología desconocida que presenta rasgos neuropatológicos y neuroquímicos característicos. La demencia relacionada con el Alzheimer empieza, por lo general, de manera insidiosa y evoluciona progresiva y lentamente durante un periodo de varios años; la memoria episódica es una de las primeras áreas cognitivas afectadas.

Impacto de la demencia en la sociedad

La Organización Mundial de la Salud calculó en 2014 que un 14% de los casos anuales de demencia a nivel mundial podría atribuirse al hábito de fumar. En general, las personas que fuman actualmente tienen probabilidades un 30% mayores de desarrollar demencia y un 40% mayores de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, según un análisis de 2015 de 37 estudios diferentes publicado en el boletín PLOS ONE. Asimismo, cuanto más fuma una persona, mayor será el riesgo: por cada 20 cigarrillos diarios, el análisis mostró que el riesgo de demencia aumenta un 34%.

¿Eliminar el cigarrillo ayuda a reducir el riesgo de demencia?

Sin embargo, hay una buena noticia, dejar de fumar cigarrillos puede ayudar a reducir el riesgo de demencia, pero fumar menos no, según señala una nueva investigación.

Según recientes investigaciones de a Universidad Sungkyunkwan de Seúl, en Seúl, República de Corea, el simple hecho de reducir el consumo de cigarrillos, pero no de dejarlos del todo, se asoció a un mayor riesgo de demencia.

«Este estudio de cohortes demostró que dejar de fumar se asociaba a un menor riesgo de todas las demencias, incluidas la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, en comparación con una intensidad de tabaquismo sostenida. Sin embargo, la reducción del consumo de tabaco se asoció con un mayor riesgo de demencia. Por lo tanto, en los esfuerzos por reducir la carga de demencia debería hacerse hincapié en dejar de fumar, no en reducir el consumo de tabaco», escribieron los investigadores.

¿Cómo dejar de fumar?

Prueba una terapia de reemplazo de nicotina

Pregunta al proveedor de atención médica sobre la terapia de reemplazo de la nicotina. Algunas de las opciones son:

  • Atomizador nasal o inhalador con nicotina bajo receta médica
  • Parches, chicles y pastillas de nicotina de venta libre
  • Medicamentos sin nicotina para dejar de fumar con receta médica, como el bupropión (Wellbutrin SR, Wellbutrin XL y otros) y la vareniclina

Las terapias de reemplazo de la nicotina de acción corta, como los chicles de nicotina, las pastillas, los atomizadores nasales y los inhaladores, pueden ayudarte a resistir los antojos fuertes. Por lo general, estas terapias se pueden usar de forma segura junto con parches de nicotina de acción prolongada o un medicamento sin nicotina para dejar de fumar.

Los cigarrillos electrónicos han generado mucho interés en los últimos tiempos como reemplazo del cigarrillo tradicional. Sin embargo, no se ha demostrado que sean más seguros ni más eficaces que los medicamentos de reemplazo de la nicotina para ayudar a dejar de fumar.

Evita los factores desencadenantes

El deseo por consumir tabaco probablemente sea más fuerte en los lugares en los que fumabas o mascabas tabaco con más frecuencia, como en fiestas y bares, o en los momentos en que te sentías estresado o tomabas café. Averigua cuáles son tus desencadenantes y ten un plan que te permita evitarlos o enfrentarlos sin consumir tabaco.

No permitas que se genere una situación propicia para una recaída. Por ejemplo, si generalmente fumabas cuando hablabas por teléfono, ten papel y lápiz a mano para mantenerte ocupado dibujando en lugar de fumar.

Retrasa el deseo

Si sientes que no vas a poder resistir el antojo de fumar, dite a ti mismo que primero debes esperar otros 10 minutos. Luego, haz algo para distraerte en ese tiempo. Trata de ir a un lugar público donde esté prohibido fumar. Estos trucos sencillos pueden ser suficientes para que se te pase el antojo.

Mastica algo

Dale a tu boca algo que hacer para resistir un antojo de tabaco. Mastica chicle sin azúcar o pastillas. O bien, come zanahorias crudas, frutos secos o semillas de girasol; algo que sea crujiente y satisfactorio.

No fumes “solo uno”

Para calmar el antojo de fumar, podrías verte tentado a fumar un solo cigarrillo. Pero no te engañes y creas que con eso será suficiente. Lo más probable es que un cigarrillo te lleve a otro y termines fumando como antes.

Realiza actividad física

La actividad física puede ayudar a distraerte del antojo de consumir tabaco. Incluso hacer actividad durante un breve período, como subir y bajar corriendo las escaleras varias veces, puede hacer desaparecer este antojo. Sal a caminar o correr.

Si estás en tu casa o en la oficina, haz cuclillas, flexiones profundas de rodilla, flexiones, corre en el lugar o sube y baja caminando las escaleras. Si no te gusta hacer actividad física, prueba con rezar, coser, hacer trabajos de carpintería o escribir un diario. O haz tareas domésticas para distraerte, como limpiar u ordenar los papeles.

Prueba técnicas de relajación

Fumar puede haber sido tu manera de lidiar con el estrés y luchar contra el antojo de fumar también puede ser estresante. Para reducir el estrés, prueba con técnicas de relajación, como la respiración profunda, la relajación muscular, el yoga, la visualización, los masajes o escuchar música tranquilizadora.

Pide refuerzos

Habla con un familiar, amigo o miembro de un grupo de apoyo para obtener ayuda en tu esfuerzo por resistir el antojo de fumar. Charla por teléfono, da un paseo, comparte algunas risas o reúnete para hablar con otras personas y darse apoyo mutuo. El asesoramiento también puede ser útil. Hay una línea telefónica gratuita para dejar de fumar, 800-QUIT-NOW (800-784-8669), que proporciona apoyo y asesoramiento.

Busca ayuda en Internet

Únete a un programa en línea para dejar de fumar. O bien, lee el blog de un exfumador o publica palabras de aliento para quienes estén lidiando con antojos de fumar. Infórmate acerca de cómo otras personas han controlado el antojo de consumir tabaco.

Recuerda los beneficios

Escribe o di en voz alta cuáles son las razones por las que quieres dejar de fumar y resistir el antojo de consumir tabaco. Las razones podrían incluir lo siguiente:

  • Sentirte mejor
  • Estar más saludable
  • Proteger a tus seres queridos del humo de segunda mano
  • Ahorrar dinero

Ten en cuenta que intentar hacer algo para combatir el ansia de consumir tabaco siempre es mejor que nada. Y cada vez que resistas un antojo estarás más cerca de dejar completamente el tabaco.

Fuentes: Medscape, Mayo Clinic, American Heart Association

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