Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), que incluyen la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, son patologías crónicas del tracto gastrointestinal con causas multifactoriales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado diversos factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de estas enfermedades, tales como la genética, la dieta, el estilo de vida y factores ambientales. Estos factores de riesgo son críticos para comprender y manejar las EII, especialmente en poblaciones pediátricas.
El Dr. Carlos Camacho, gastroenterólogo pediátrico, explica cómo se diagnostican las EII en niños y adolescentes, y los tratamientos disponibles según las necesidades específicas de cada paciente.
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Según el Dr. Camacho, «las estadísticas en Puerto Rico sobre EII en niños son algo vagas, pero se está observando un aumento en los casos. Mientras más temprano se presenta la enfermedad, más complicado puede ser el manejo, y puede requerir el uso de tratamientos biológicos y cirugías».
En sus primeros años, el diagnóstico de las EII se enfrentaba a la falta de comprensión sobre sus causas. Sin embargo, con el tiempo se ha determinado que son multifactoriales, lo que ha permitido evolucionar en los métodos de diagnóstico y tratamiento.
«Hemos visto que la alimentación juega un papel crucial tanto en el desarrollo como en el tratamiento de las EII», añade el Dr. Camacho. «Aunque existen muchos tratamientos, actualmente se utilizan agentes que evitan materias dañinas, pero la dieta sigue siendo esencial. Es vital evitar salsas picantes y alimentos irritantes».
El estrés y los factores emocionales también tienen un impacto significativo en los pacientes con EII.
Camacho subraya que «el tratamiento debe ser integral e incluir apoyo psicológico. Esto es particularmente importante en adultos con Crohn y colitis, ya que el estrés puede exacerbar los síntomas».
Para los padres, es crucial estar atentos a síntomas como sangrado rectal, pérdida de peso, y decaimiento en el ánimo de sus hijos, ya que estos pueden ser indicativos de complicaciones graves como fístulas.
«Si una madre observa sangrado en su hijo, debe acudir inmediatamente a un especialista o pediatra», enfatiza el Dr. Camacho. «Nadie debe ignorar estos síntomas, ya que pueden estar asociados a estrés intestinal y otras complicaciones».
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El enfoque del tratamiento de las EII en niños debe ser agresivo, especialmente cuando se trata de biológicos. El Dr. Camacho señala que «frecuentemente, cuando una niña presenta sangrado, es usual que se detecte a los seis meses, mientras que en los niños puede tomar hasta un año. No se debe dejar pasar este tiempo sin intervención, y se debe realizar una evaluación sintomatológica completa que incluya colonoscopias y gastroscopias».
La prevención mediante colonoscopias ha evolucionado en los últimos años. Anteriormente, se recomendaba comenzar estos exámenes a los 55 años, pero ahora la edad se ha reducido a 45 años. «Si hay un factor hereditario o indicios de EII, no se debe esperar para realizar pruebas preventivas», advierte el Dr. Camacho. «En niños con síntomas, se recomienda una colonoscopia, y si están en tratamiento, estas deben repetirse cada tres a cinco años. En caso de una recaída, la intervención debe ser inmediata».