La hipertensión, conocida como «la enfermedad silenciosa», sigue siendo una de las principales causas de muerte prematura en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 1,280 millones de adultos entre 30 y 79 años viven con esta condición, pero lo preocupante es que casi la mitad de ellos desconoce su diagnóstico.
Esta enfermedad, caracterizada por el aumento sostenido de la presión arterial, se ve influenciada por múltiples factores, entre ellos, la alimentación. El consumo elevado de sal, las grasas saturadas y trans, así como la baja ingesta de frutas y verduras, aumentan significativamente el riesgo de padecerla.
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En respuesta a esta problemática, especialistas en salud recomiendan la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), un plan nutricional diseñado para reducir la presión arterial y mejorar la salud cardiovascular. Basada en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables, esta dieta también enfatiza la reducción de sodio, presente en los alimentos ultraprocesados y embutidos.
Diversos estudios han demostrado que la implementación de este régimen alimenticio no solo ayuda a controlar la hipertensión, sino que también contribuye a la disminución del colesterol LDL, al mantenimiento de un peso saludable y a la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.
A pesar de las claras ventajas de este enfoque, expertos insisten en la necesidad de concienciar sobre la hipertensión y sus riesgos, instando a la población a realizar chequeos médicos regulares y adoptar hábitos de vida más saludables. Consultar con un nutricionista-dietista antes de realizar cambios en la alimentación es clave para un tratamiento efectivo y personalizado.
Con información de NeomedCenter
