La dislexia, un trastorno que se manifiesta desde la infancia, cobra mayor relevancia al ingresar a la escuela, generando obstáculos en la lectura, especialmente en la decodificación y afectando la fluidez. Como destaca el Dr. Eric Tridas, Pediatra del Desarrollo y Comportamiento, Miembro de la Junta de Directores de Lectores para el Futuro, «la habilidad de comprensión lectora se ve comprometida, ya que la dislexia, en su mayoría, resulta de problemas neurobiológicos, donde el cerebro no procesa adecuadamente los sonidos de las palabras».
Es crucial comprender que la dislexia no guarda relación con la falta de inteligencia ni con deficiencias en la enseñanza recibida. «El niño posee una inteligencia normal, o incluso puede ser superdotado, y ha tenido oportunidades suficientes para aprender a leer, pero enfrenta dificultades en comparación con sus compañeros». Estos niños, criados en entornos propicios, enfrentan desafíos únicos en el aprendizaje de la lectura.
En décadas pasadas, la percepción común asociaba a estos niños con falta de inteligencia, sin reconocer la presencia de un problema neurológico independiente de su coeficiente intelectual. No obstante, desde la década de 1980, la definición de dislexia ha dejado claro que el problema radica en aspectos neurobiológicos.
La ciencia fonológica aborda el estado de dificultades en el procesamiento de los sonidos de las palabras. «La conciencia fonológica es esencial para la lectura, ya que implica la comprensión de la relación entre los sonidos y las letras». Las dificultades en esta área impactan no solo la habilidad de decodificación, sino también la autoestima de los niños, quienes pueden cuestionarse por qué no pueden leer al mismo nivel que sus compañeros.
«La dificultad en el aprendizaje de la lectura no es un reflejo de la inteligencia o el compromiso del niño», dijo el doctor. Los niños no son «vagos»; están enfrentando un desafío en un proceso biológico no natural para el cerebro, que debe adaptarse y utilizar ciertas áreas para desarrollar conexiones de lectura.
La dislexia, que constituye aproximadamente el 80% de los trastornos del aprendizaje, tiene una incidencia que puede ser tan alta como el 10% en algunas poblaciones. «Reconocer y abordar estas dificultades desde una perspectiva neurobiológica es crucial para proporcionar el apoyo adecuado».
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La clave para la dislexia
La clave para abordar la dislexia radica en la identificación temprana y la intervención. «Los niños que reciben intervención temprana progresan a un ritmo más rápido». Es por ello que actualmente se desarrolla una prueba de cribado breve para pediatras, adaptada al español, con el objetivo de iniciar la identificación precoz después del jardín infantil y lograr mejoras más rápidas y duraderas.
«La enseñanza adecuada es fundamental». Datos revelan que un tercio de los niños de cuarto grado leen por debajo de un nivel básico, y un 60% de ellos no recibe la instrucción adecuada. Aproximadamente el 20% de estos estudiantes pueden tener dislexia. Destaca un programa educativo conocido como ‘alfabetización estructurada’, que se enfoca en abordar los fundamentos de la lectura de manera sistemática y estructurada.
«La alfabetización estructurada es un programa de lectura beneficioso para todos los estudiantes, pero es esencial para aquellos que enfrentan dificultades como la dislexia». Implementar este enfoque desde una edad temprana puede tener un impacto significativo en el rendimiento académico de los estudiantes.
La dislexia y otros trastornos del aprendizaje no solo afectan la autoestima, sino que también están vinculados a comportamientos disfuncionales y no saludables. «La intervención en lectura durante el tiempo en prisión ha demostrado reducir significativamente las tasas de reincidencia.» Esto destaca la importancia de abordar las dificultades de aprendizaje desde una perspectiva temprana.
«Las personas con dificultades de aprendizaje enfrentan más problemas de salud y tienden a tener una esperanza de vida más corta en comparación con aquellos sin trastornos del aprendizaje», contó el doctor. Aunque existen disléxicos exitosos, la mayoría enfrenta desafíos en alcanzar niveles óptimos en aspectos académicos, ocupacionales y vocacionales.
«El acceso a la lectura y la información es fundamental para el aprendizaje y el desarrollo del vocabulario de los niños. La enseñanza de la lectura se inicia en las escuelas, pero la detección temprana de posibles problemas de lectoescritura es esencial. La intervención temprana es clave para garantizar que el niño tenga acceso a una educación efectiva y se pueda abordar cualquier dificultad de lectura antes de que afecte significativamente su desarrollo académico».
Además, «es importante reconocer los problemas tanto receptivos como expresivos del lenguaje, ya que ambos afectan la comprensión y la comunicación». Decodificar y leer bien es crucial, pero la verdadera comprensión surge cuando se entiende el significado de lo que se lee.
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