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Dra. Jo Ann Santiago, la médico internista que le ganó la batalla al cáncer de mama

El cáncer no discrimina. No le importa la raza, ni el género, ni la edad, tampoco las profesiones, el cáncer nos puede enfermar a todos. Una historia que refleja esta afirmación es el testimonio de la Dra. Jo Ann Santiago, quien, aun estando sumergida en el mundo de la medicina bajo sus funciones de médico internista, tuvo que ponerse los guantes y luchar contra el cáncer de mama. Una batalla que ganó como toda una guerrera.

El diagnóstico: una etapa fundamental

“Mi diagnóstico me impactó de muchísimas maneras en el aspecto profesional. Me obligó a reprogramar absolutamente todo lo que yo creía que iba a hacer en años venideros. La realidad es que el diagnóstico no solamente impacta al paciente, sino todo su entorno, pero también tuve la oportunidad de ver la vida de una mejor manera. Todo depende de la actitud que tomes para asimilar las experiencias que Dios te pone en el camino”, compartió la Dra. Santiago, en una entrevista exclusiva para Historias BeHealth.

La doctora relata que recibió el diagnóstico un 28 de diciembre de 2018. Recuerda con mucha claridad que en ese momento estaba acompañada de una amiga que estuvo con ella apoyándola. En ese instante su amiga se desplomó y la Dra. Jo Ann le dijo: “No, esa no es la manera de enfrentar este diagnóstico. Vamos a hacer lo que tenemos que hacer”. De ahí en adelante para ella todo fue como una carrera.

“Quería hacerlo todo rápido, nunca tuve miedo de que fuera a pasar lo peor, yo no tuve reclamos de ningún tipo. Posiblemente el único pensamiento de tristeza que puedo recordar era tener que darles esa noticia a mis padres, porque no sabía cómo lo iban a tomar. Sin embargo, al otro día fui con ellos, les dije y las palabras de mi mamá fueron: “Tranquila, que todo va a estar bien”. Y así fue, todo estuvo bien”, puntualizó.

Una vida al servicio de la salud

“Mi vocación es servir”, así lo asegura la Dra. Santiago. Explica que siempre ha sido una fiel servidora de la salud. Es médico internista desde el 2003. Tenía su práctica privada con oficina; inicialmente hacía guardias en los hospitales. La oficina era como su hogar, porque pasaba más horas dentro de la oficina que en su propia casa. Procuraba que los pacientes sintieran que cuando llegaban a su oficina había una mano amiga que los escuchaba y que estaba para ellos. Sin embargo, tras el diagnóstico de cáncer fue difícil cuando tomó la decisión de apartarse de la clínica y enfocarse en sus tratamientos para no estar expuesta y para que nada retrasara, no solo los procesos de tratamiento, sino la misma recuperación.

Según explica la especialista, en el proceso surgieron cambios en cuanto a su práctica médica, pero siempre se mantuvo enfocada al servicio dentro de la salud. Actualmente, se dedica a la consultoría clínica. En muy contadas ocasiones realiza intervenciones con pacientes porque se abrieron otras oportunidades de crecimiento profesional que le parecían muy atractivas, pues representaron grandes retos para ella y le permitieron conocer áreas nuevas dentro de la industria.

El apoyo emocional es imprescindible

En el proceso muchos amigos se convirtieron en su familia. Sus padres viven en otro pueblo de Puerto Rico, y aunque se mantuvo en comunicación constate con ellos, prefirió no compartir con ellos el duro proceso del tratamiento.

“Pero entonces viene esta otra familia extendida, aquellos que sin llevar tu sangre te quieren, que se preocupan y que encuentran las palabras y los momentos correctos para darte la mano y estar contigo. Así que mi familia creció incluso dentro del grupo de mis pacientes. Yo tenía comunicación con muchos de ellos que vivieron conmigo el proceso y que tenían palabras de aliento, bendiciones, qué día a día compartieron toda esta experiencia y que obviamente nos mantenemos en contacto porque estas son las experiencias que te atan de una muy hermosa manera: con quién tú lo compartes y no tiene que ser familia de sangre porque la mayor parte de la gente que estuvo muy cerca en el proceso antes no lo era”, manifestó la doctora.

Además, reconoce con mucha alegría toda la paciencia y todas las atenciones de su maravilloso compañero, con quien lleva 10 años caminando por la vida. Ella entiende que fue difícil para él, porque ella siempre ha sido una persona muy fuerte y la experiencia de la enfermedad posiblemente la sensibilizó en muchos aspectos.

La detección temprana es la clave

“A mí me tocó hacer 6 sesiones de quimioterapia y yo fui bien valiente. ¡Vamos ya! En la primera quimioterapia no pasa nada, en la segunda ya el cabello se cae, ya el cuerpo tiene cambios; la tercera se siente todavía más. A partir de la cuarta, yo sentí una carga muy pesada. Tengo que reconocer que fueron tiempos difíciles, que recordarlos me conmueve porque en algún momento pensé: ¿podré llegar a la sexta?”, explicó.

No todos los tratamientos de cáncer de seno necesariamente son iguales. La Dra. Jo Ann explica que la parte más difícil fueron las primeras 6 sesiones de la quimio, ya la parte de la reconstrucción es más llevadera. Su última cirugía fue en noviembre del 2019 para completar el proceso reconstructivo. Actualmente, se encuentra muy feliz con el resultado y continúa muy estricta con los seguimientos médicos y siempre que tiene la oportunidad de llevar el mensaje sobre su experiencia con el cáncer de seno resalta que es un cáncer que requiere detección temprana, porque no existe la posibilidad de prevenirlo, ya que no sabemos por qué llega.

“El cáncer de mama tiene una incidencia impresionantemente alta. En todo este camino he conocido demasiada gente diagnosticada con este tipo de cáncer. Así que, el mensaje de detección temprana tiene que ser la clave para que podamos ser sobrevivientes en el momento en que nos toque, si nos llegara a tocar”, concluyó la Dra. Santiago.

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