La llegada de un hijo conlleva inevitablemente algunos temores. Lo importante es no agobiarse y rodearse de personas de confianza que te ayuden durante el embarazo y los primeros meses de maternidad.
Para quienes esperan un hijo, la alegría es obligatoria. A quienquiera que le digas «estoy embarazada», desde las primeras personas con las que compartiste la noticia -tu pareja, tu madre, una hermana- hasta todas las personas que conociste y conocerás durante los nueve meses de espera, la reacción siempre será más o menos la misma: «¿De verdad? Qué maravilla».
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Es cierto: es hermoso, tanto si el embarazo ha sido buscado y planificado como si ha llegado un poco por sorpresa. Una vez que hemos decidido que sí, que ese niño será bienvenido y formará parte de nuestra vida, pensar en él, imaginarlo, hablar de él y luego sentirlo dentro de nosotros produce emociones dulces y positivas, ternura, esperanza, amor.
Pero la espera de un hijo también da lugar a un proceso de cambio profundo. El cuerpo cambia, enviando señales nada agradables: náuseas, vómitos, dolor de espalda, dolor de cabeza; se vuelve más pesado y dificulta todo lo que solía hacer: vestirse como antes, moverse como antes.
La aparición de otras emociones (ansiedad, inseguridad, irritación) puede ser difícil de compartir, e incluso preocupar a la futura madre.
¿Qué puede causar estrés en el embarazo?
Las causas del estrés materno, tanto durante el embarazo como fuera de este momento de la vida de la mujer, son evidentemente muy subjetivas. Algunas causas comunes son:
- Molestias y malestares relacionados con el embarazo, como náuseas, gran cansancio, dolor de espalda u otros
- Preocupaciones relacionadas con el embarazo en sí y la salud del feto
- Preocupaciones sobre cómo será el parto y cómo será cuidar a un recién nacido
- Compromisos laborales apremiantes o preocupaciones sobre el futuro de su trabajo
Luego puede haber causas más graves, generalmente mucho más raras:
- Eventos negativos de la vida (como la muerte de un ser querido)
- Preocupaciones sobre la salud del bebé y el parto que toman proporciones más allá de la «fisiología» (puede ocurrir por ejemplo si en un embarazo anterior hubo un aborto, interrupción terapéutica o muerte intrauterina, o un parto muy complicado o traumático)
- Desastres naturales (terremoto)
- Estrés prolongado en el tiempo (por ejemplo para quienes viven situaciones de violencia doméstica)
¿Cómo puede el estrés causar problemas durante el embarazo?
Según informa el sitio de March of Dimes, una importante organización estadounidense sin fines de lucro dedicada a la salud de las madres y los niños, «los efectos del estrés en el embarazo aún no se comprenden completamente, pero es posible que algunas hormonas relacionadas con el estrés puedan jugar un papel en algunas complicaciones del embarazo.
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El primer -y también el más leve- efecto que puede haber es que la mujer estresada corre el riesgo de experimentar con mayor intensidad las clásicas dolencias del embarazo como náuseas, trastornos gástricos, dolor de espalda, trastornos del sueño.
En otras circunstancias, un estrés especialmente intenso, sobre todo si se trata de estrés físico en lugar de emocional, podría conducir a un aumento de la presión materna, con el riesgo de complicaciones como la restricción del crecimiento fetal.
Por tanto, parece importante en el embarazo reducir los niveles de estrés percibido, para evitar un posible impacto negativo en el desarrollo psicofísico del niño, por ejemplo, descansando siempre que puedas, practicando yoga y otras técnicas de relajación. También es importante compartir tus preocupaciones, sea con tu pareja, con tu mamá o con una amiga que ya tiene niños.