El Profesor Ángel Arroyo, coordinador de Deporte Adaptado del Departamento de Recreación y Deportes (DRD), abordó en una reciente entrevista la importancia crucial del ejercicio en la vida de aquellos que enfrentan desafíos adicionales debido a alguna discapacidad. En sus propias palabras, «el ejercicio no solo fortalece nuestros músculos, sino también nuestra mente».
En la sociedad actual, la integración es un pilar fundamental, y Arroyo subraya la necesidad de brindar a las personas con diversidad funcional la oportunidad de fortalecer sus cuerpos.
«Como individuos, la integración en la sociedad es esencial, y no es menos cierto que las personas con diversidad funcional merecen la oportunidad de fortalecer sus cuerpos», sostiene.
Este enfoque en el fortalecimiento no solo aborda los desafíos específicos que enfrentan, sino que también les permite participar de manera más plena en la sociedad.
¿Hacer o no actividad física con discapacidad?
Arroyo observa con atención la diferencia palpable entre aquellos con diversidad funcional que participan en actividades físicas y aquellos que no lo hacen. Destaca que esta participación no solo impacta positivamente en la seguridad física, sino que también contribuye a mejoras significativas en la comunicación y la aceptación personal. «Esta seguridad evoluciona hacia la mejora de la comunicación y la aceptación personal», enfatiza.
En su visión, Arroyo señala que, a medida que fortalecen sus cuerpos, las personas con discapacidad encuentran nuevas oportunidades para comunicarse y descubrir aspectos valiosos de la vida. «A medida que fortalecen su cuerpo, encuentran espacios para comunicarse con los demás, descubriendo numerosas oportunidades, como enamorarse, desarrollar habilidades para el trabajo, lograr la independencia y descubrir capacidades», describe con entusiasmo.
Como profesor de educación física, Arroyo comparte sus experiencias cercanas con el impacto transformador del deporte en diferentes aspectos de la vida. En sus propias palabras, «la fuerza física proporciona una sensación de aceptación en la sociedad y energía para abordar los desafíos cotidianos».
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Para Arroyo, la capacidad de moverse va más allá de las oportunidades físicas; es una ventana para descubrir nuevas experiencias y fortalecer las conexiones mentales. «Cada acción ejecutada, ya sea en interacción social con familiares, amigos o incluso desconocidos en el supermercado, se convierte en un aprendizaje sobre cómo abordar los desafíos cotidianos», explica.
Abordando la cuestión de las limitaciones físicas, Arroyo enfatiza la importancia de no restringir la posibilidad de movimiento. Aunque reconoce que algunas personas pueden requerir asistencia o enfrentar limitaciones más severas, insiste en que la exposición al movimiento es esencial. «Es importante no limitar la posibilidad de movimiento», asevera, indicando que se pueden adaptar rutinas de ejercicio más especializadas según las necesidades individuales con la orientación de profesionales capacitados.
En la apertura hacia la inclusión, Arroyo reconoce que la aceptación inicial puede estar marcada por barreras, como la preocupación sobre el rendimiento deportivo. No obstante, destaca la importancia de brindar oportunidades para participar en deportes recreativos, incluso para aquellos con movilidad severamente reducida. «A pesar de las limitaciones, he tenido la experiencia de asistir a personas con movilidad severamente reducida en eventos deportivos, donde disfrutan de la actividad como cualquier otro», comparte.
El rol de tutores, padres y cuidadores
Con un enfoque claro en el papel de tutores, cuidadores y padres, Arroyo insta a promover la actividad física como una experiencia familiar.
«La importancia del movimiento es fundamental para la sociedad en su conjunto», destaca. Alienta a visualizar a las personas con discapacidad participando plenamente en deportes y sugiere buscar asesoramiento de profesionales para explorar oportunidades y programas específicos.
En su compromiso activo con la inclusión, Arroyo destaca la necesidad de la participación de la sociedad en la creación de oportunidades y espacios para la participación de personas con discapacidad. «Estamos disponibles para brindar apoyo y colaborar con instructores y profesionales interesados en contribuir a la inclusión y el bienestar de esta población», asegura. Este llamado refleja la importancia de un esfuerzo colectivo para construir una sociedad más inclusiva.
Un futuro en movimiento
Mirando hacia el futuro, Arroyo sueña con la expansión de estructuras de desarrollo deportivo adaptado en cada municipio. «El sueño es que cada municipio tenga una estructura de desarrollo de deportes adaptado», comparte. Su visión va más allá de eventos de un día, buscando un desarrollo sostenible a través de estrategias y programas continuos en colaboración con coordinadores locales.
Arroyo enfatiza que el movimiento es clave para la salud y la integración social, y la filosofía actual de la agencia se centra en preparar a las personas con discapacidad para integrarse a la sociedad a través del deporte y la actividad física. El reciente acuerdo con el Departamento de Educación para apoyar actividades recreativas y deportivas, especialmente a través del programa de educación física adaptada, marca un paso significativo hacia este objetivo. «El objetivo es llevar el mensaje de las oportunidades recreativas y deportivas a la base», subraya, asegurando que toda la población con necesidades especiales tenga acceso a estos espacios vitales.
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