«Encogimiento del prepucio»: es la definición más clásica atribuida a la fimosis. En realidad, como veremos en el tratamiento del artículo, la afección podría ocultar trastornos más graves que una «simple» estenosis prepucial (contracción), no tanto por la fimosis en sí misma, sino por las consecuencias que podrían derivarse de ella.
No es preciso hablar de una verdadera enfermedad, ya que la fimosis indica más bien una peculiaridad de la morfología anatómica genital masculina, como para originar posibles complicaciones o enfermedades.
Generalidades y síntomas
El prepucio constituye el folíolo mucocutáneo retráctil que envuelve el glande del pene: en caso de fimosis, la estenosis prepucial impide que se descubra el glande, lo que hace que no solo el coito (dispareunia), sino también la simple erección sean dolorosas.
En las fimosis graves, el hombre puede incluso quejarse de molestias o dolor al orinar: en tales casos, el paciente también puede experimentar un estrechamiento progresivo del meato uretral (orificio externo de la uretra, situado en el extremo del pene).
En otras palabras, la fimosis representa una condición anatómica en la que el tamaño del folíolo prepucial no es suficiente para el flujo adecuado del glande.
Clasificación
Existen varios tipos de fimosis: se pueden identificar varias subcategorías:
Fimosis congénita: la estenosis prepucial ha estado presente desde el nacimiento. En tales circunstancias, se recomienda la cirugía sólo cuando la fimosis degenera en una forma apretada (el paciente se queja de serias dificultades para orinar) o cuando la conformación del prepucio es tal que impide una higiene íntima adecuada. Las terapias recomendadas para remediar la fimosis son contradictorias: algunos médicos recomiendan el ejercicio deslizante a los sujetos con fimosis, que es útil para aumentar la elasticidad de la piel; por otra parte, algunos textos aconsejan no hacer la llamada gimnasia prepucial, especialmente para los niños, que incluso se considera la causa más común de fimosis adquirida.
Fimosis adquirida: se produce ocasionalmente como resultado de procesos logísticos en el glande/prepucio (balanopostitis, balanite xerotica obliterans), infecciones genitales bacterianas, dermatitis amoniacal y, a veces, también debido a la gimnasia prepucial antes mencionada.
En condiciones similares, no es infrecuente que el paciente se queje de un progresivo endurecimiento del prepucio: cuando la condición empeora, es muy poco probable que el paciente pueda volver a cubrir el glande con el folleto mucocutáneo prepucial. En este caso, se recomienda el tratamiento quirúrgico.
Fimosis no cerrada: el descubrimiento del glande es posible, aunque parcialmente, durante la erección. En tales circunstancias, la condición puede convertirse en parafimosis (asfixia del glande), lo que hace imposible volver a recubrir el propio balanum.
Fimosis cerrada: es la forma de fimosis que causa importantes trastornos físico-psicológicos en los seres humanos, ya que no sólo provoca dolor al orinar, sino también un pene flácido, que en algunas circunstancias podría ser una perturbación considerablemente embarazosa y desagradable.
Complicaciones de la fimosis
La fimosis, como ya se ha analizado, no es una enfermedad sino una conformación anatómica particular de los genitales masculinos: en presencia de la fimosis, el paciente corre un mayor riesgo de padecer balanopostitis, postitis o balanitis agudas, ya que facilita el estancamiento del esmegma o de la orina in situ, lo que a su vez es un posible desencadenante de infecciones.
El prepucio aparece doloroso, a veces con picor, enrojecido; a menudo, una sustancia amarillenta sale del meato uretral que crea irritación.
Por lo tanto, una cascada de eventos en cadena que, al empeorar, podría generar calcificaciones dolorosas a nivel del folleto prepucial interno. En esos casos, parece que el paciente corre un mayor riesgo de padecer neoplasias genitales (por ejemplo, carcinoma de pene).
Cuando la fimosis se acompaña de un frenillo corto, el paciente suele someterse a una circuncisión o a una operación para alargar el frenillo.
La parafimosis, mencionada anteriormente, consiste en el estrangulamiento del glande y puede complicar la fimosis preexistente.
La parafimosis podría causar congestión del glande y edema en el prepucio, y a su vez generar ulceración y necrosis del tejido prepucial. Se recomienda la cirugía, la circuncisión o la cirugía plástica para ampliar el orificio prepucial.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la observación clínica, que debe ser realizada por el médico; en general no es necesario realizar una biopsia u otros exámenes invasivos, salvo en el caso de los pacientes que, además de presentar fimosis, también se quejan de dificultad y ardor al orinar.
En este último caso, se recomienda un examen más minucioso de las vías urinarias, asociado a una medición del flujo, es decir, la medición del volumen de orina excretado por unidad de tiempo.
Terapia
Por lo general, la fimosis congénita no es una enfermedad grave, por lo que, a menos que el paciente experimente otros trastornos, no es necesario recurrir a la cirugía ni a ningún otro tratamiento.
En el caso de la fimosis que acabamos de mencionar, el médico podría prescribir al paciente pomadas a base de sustancias esteroides, combinando algunos movimientos delicados para descubrir el glande, que no deberían ser frecuentes, ya que podrían incluso agravar la afección.
En los pacientes que, además de presentar estenosis prepucial, manifiestan una clara perturbación de la micción, la circuncisión podría ser una solución eficaz: de hecho, en casos similares, la incapacidad de orinar de manera natural y sencilla podría causar graves complicaciones, en particular en el riñón.
Otra opción para el tratamiento de la fimosis, como reemplazo de la circuncisión, es el agrandamiento del orificio prepucial y/o el alargamiento del frenillo corto.