Algunos países como España, México, Uruguay, Chile y Brasil se destacan entre los países del mundo que poseen un conjunto integral de políticas que buscan reducir la ingesta de sodio y son calificados con la mejor evaluación (puntaje de 4) por la organización mundial de la salud OMS.
Otros países que integran este grupo en el primer informe sobre la reducción de la ingesta de sal (Global report on sodium intake reduction) son Arabia Saudita, Lituania, Malasia y República Checa. Argentina, al haber adoptado recientemente restricciones obligatorias de etiquetado y mercadotecnia, es la próxima en unirse a la corta lista de países.
El consumo excesivo de sodio incrementa el riesgo de algunas complicaciones para la salud como cardiopatías, y tú y mortalidad prematura. Además, cada vez hay mayor evidencia del vínculo entre alta ingesta de sodio y mayor riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer como el de estómago, enfermedad de la obesidad, osteoporosis y nefropatías.
«Una dieta malsana es de las principales causas de mortalidad y enfermedad a nivel mundial y la ingesta excesiva de sodio es culpable en gran medida», señaló Tedros Adhanom Ghebreyesus, Ph. D., director general de la OMS en el lanzamiento del informe.
Para la OMS la introducción global de políticas que buscan la reducción de sodio podrían salvar la vida de aproximadamente 7 millones de personas desde la actualidad hasta el 2030.
Durante la presentación del informe de manera virtual, el doctor Francesco Branca, Ph. D., director del Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS, reconoció la utilidad de la experiencia de la región panamericana para otras regiones: «Necesitamos más países tomando medidas más fuertes», informando que hoy apenas 6% de la población mundial está protegido por políticas obligatorias de reducción de sodio.
Derecho a la información para consumidores
Durante la presentación de los datos recopilados en las Américas, Leo Nederveen, M. Sc., asesor de alimentación, nutrición y actividad física en las escuelas de OPS/OMS, aclaró la importancia de respetar los derechos que tiene el consumidor de acceder a información clara sobre los ingredientes que tienen los productos que compran y que comen como factor de protección frente a productos dañinos.
Para el asesor de alimentación, “el etiquetado frontal y dorsal ayuda a la adopción de limitaciones a la mercadotecnia de los productos etiquetados, así como a la reformulación de los productos por parte de las empresas para evitar el etiquetado”.
De esta manera, se obtienen dos alternativas diferentes que tienen un mismo enfoque, el cual es buscar el bienestar de la comunidad desde el cuidado en su alimentación.
«Hemos empezado en Chile en 2012, suiguiéndole Perú, México, Ecuador, Bolivia y Uruguay. Los demás países tardaron menos en implementar el etiquetado y ponerse en línea con las recomendaciones de la OMS que los primeros. En Chile tardaron 5 años, en México solo 6 meses».
«Otra lección que puede dar Latinoamérica es en relación al papel de la sociedad civil y el mundo académico para contrarrestar los esfuerzos de presión de la industria, que siempre quieren menos controles y no quieren informar a los consumidores», destacó el representante de la OMS.
«La sociedad civil es uno de los secretos para poder cosechar éxitos», resaltó el Dr. Branca.
¿Hacia dónde vamos?
El enfoque integral propuesto por la OMS incluye la adopción de políticas obligatorias y 4 intervenciones:
- Reformular los alimentos para que contengan menos sal y establecer metas sobre la cantidad de sodio en los alimentos y las porciones.
- Establecer políticas públicas de compra de alimentos para limitar los alimentos ricos en sal o sodio en instituciones públicas como hospitales, escuelas, lugares de trabajo y residencias de adultos mayores.
- Introducir el etiquetado frontal en los envases que ayude a los consumidores a seleccionar productos con bajo contenido en sodio.
- Realizar campañas de comunicación que insten a un cambio de comportamiento.
Además de esto, comprendiendo que no existe una única fuente de sodio en la alimentación, se busca que, además de la sal de mesa, se vigilen otros ingredientes, especialmente de productos industrializados, como el glutamato de sodio.
Normas obligatorias
Para la OMS las medidas obligatorias de reducción de sodio son más eficaces que las voluntarias, ya que logran una cobertura más amplia y protegen contra los intereses comerciales, a la vez que establecen condiciones igualitarias entre los fabricantes de alimentos.
A su vez, desde el enfoque obligatorio se protege la salud sobre los intereses comerciales que a menudo intentan retrasar, debilitar, distorsionar e impedir el desarrollo de políticas y programas alimentarios y nutricionales.
«Un enfoque obligatorio es el camino para seguir», afirmó Nederveen.
Otras medidas
Además del etiquetado, en el informe se evalúa adoptar otras medidas, entre ellas, políticas fiscales, como impuestos sobre alimentos y bebidas poco saludables, eliminación de beneficios fiscales para el desarrollo y comercialización de alimentos ricos en sodio, subvenciones para frutas y hortalizas frescas o para la aplicación de otras estrategias de reducción del sodio.
Recomendaciones de cuidado personal
Así como desde el gobierno se buscan implantar medidas para proteger la salud, a nivel individual, “la ingesta de sal de la población varía entre 5 g/día y 17,38 g/día en los distintos países, situándose la media en 10,8 g/día, más del doble de lo recomendado por la OMS (5 g/día). El valor estimado para los habitantes del continente americano en su conjunto fue de 8,96 g/día, con Argentina (9,2) y Chile (9,4) por arriba de la media y México (8,8) y Cuba (7,4) por debajo”.
Comprendiendo estas cifras, se invita a las personas a no agregar tanta sal a los alimentos en la cocina y en la mesa y a abstenerse de ubicar saleros sobre la mesa para evitar su consumo excesivo.