Ashly Carrasquillo es una mujer que se convirtió en símbolo y apoyo para muchísimos pacientes de psoriasis y vitiligo con una condición que inició a los 9 años.
En ese momento Ashly practicaba voleibol y sentía que se le enrojecía su muñeca y su piel cambiaba de color, aunque no era algo que ella sintiera como un problema. Sin embargo, según contó a BeHealth, la percepción de los demás era diferente, «por lo que empezó a tener un impacto más fuerte en la autoestima».
«Al inicio, mi interacción positiva tuvo que ver con la percepción que tenía mi familia de la condición», enfatizó Ashly, debido a que su padre también padecía vitiligo.
Ella no percibía que tuviera un impacto al desenvolverse en la vida. Pero, al entrar a otros espacios sociales inicia el cuestionamiento de «si la condición era algo bueno o si me veía bien».
Y es que hay mucho mitos erróneos sobre esta condición que consiste en «el despigmento de la piel y, mientras se acelera, cubre gran parte de la piel. Comienza por lo general en la boca, codos, tobillos, rodillas, nudillos».
Ya luego de tantos años con la condición, Ashley también resalta la relación del vitiligo con las emociones y la alimentación. Además, Ashley, con nueve años, fue diagnosticada con hipotiroidismo.
«El manejo emocional es bien importante y también la alimentación (…) Estos procesos no son lineales, te puedes encontrar en una montaña rusa contantemente».
Confesó que, como niña y adolescente, «me embarraba de maquillaje la cara por cómo los otros reaccionaban a lo que me estaba pasando». También confesó que usaba medias altas y abrigos a diario para ocultar el vitiligo.
«Cuando llego a la escuela superior empecé a ir más a la playa, a ríos, comencé a usar trajes de baño. En los primeros años trataba de ocultarme y luego estuve expuesta, porque era cuando más segura me sentía».
Comenzó a entender que compartir estas experiencias era más importante que cómo se veía su piel, algo que logró también gracias a algunas amistades.
Ashly también encontró mucha representación en su papá que también padece vitiligo y en otros pacientes de la comunidad. «Esa mirada de representación es lo más importante cuando se está luchando contra la condición».
Sobre su otro padecimiento, la psoriasis, afirma que esta está compensada, aunque sí hay alimentos como la carne roja que la exacerba, así como las emociones: «He tratado de encontrar el balance para la condición».
Ashly inicialmente quería ser dermatóloga, pero comentó que cuando llegó a psicología fue una ayuda enorme para entenderse también a ella misma: «cuando llegué a psicología me encantó porque no solo me ayudó a entender el comportamiento humano, sino también en cómo yo me sentía».
Actualmente, decantó por una Maestría en Comunicaciones, profesión que la inspiró a conectar con otras personas que, no necesariamente están pasando por lo mismo que ella:
«Todas las personas tienen sus luchas diarias y que pueda servir como ente de comunicación hace que estas luchas sean más manejables al poderlas hablar», enfatizó.
Esa fue la conexión que creó, lo que creó una curiosidad inmensa en este aspecto. Actualmente comparte un poco de su vida en su red de Instagram bajo el lema: Una caribeña que busca inspirarte para que te ames a plenitud. Un espacio donde muchas personas le escriben buscando apoyo para aceptarse a uno mismo como es.
«Cada vez que me escriben, más allá de apoyar con lo que estoy escribiendo, es también dejarles saber que es un proceso con altibajos y que está bien porque van a poderse encontrar (…) La clave está en representarnos y, sobre todo, escucharnos mutuamente. Saber que las condiciones llegan y hay que aprender a manejarlas para ser felices».
Confesó también que aún hay personas que no comprenden la situación y ha tenido que vivir situaciones incómodas en la calle, incluso en las mismas redes sociales con comentarios hirientes. «No puedes controlar eso, pero sí puedes controlar cómo reaccionar o ignorar esta situación».
«Cuando miro atrás y me doy cuenta que estoy manejando una situación que antes no podría, siento que es bien poderoso y es parte de la vida».
Actualmente, Ashly confiesa sentirse plena y ha logrado aceptarse a sí misma, aunque sí hay días cambiantes, con sentimientos diferentes, «pero siento que es parte de la vida y anticiparnos con las herramientas para enfrentar esos días». Para eso tiene ejercicios de preguntas, con los sentidos, «identificar qué estoy viendo, qué estoy tocando y, a través de los sentidos, me siento más presente y me ayuda en los días de ansiedad. Algunas de las preguntas para aquellos días en que me siento mal son: ¿por qué te sientes así, ¿qué te está haciendo sentir así?, ¿hay algo que pueda hacer?».
Finalmente, exhortó a las personas a entender que hay días buenos y días malos, «pero todo mejora, o todo cambia, o todo se transforma. Más allá de cómo nos veamos, lo importante es vivir al máximo las experiencias. Cuando lo hacemos nos damos cuenta que nuestra vida va mucho más allá».