La administración Biden ha dado un paso significativo en la protección de la salud pública al finalizar límites estrictos sobre ciertos «productos químicos para siempre» en el suministro de agua potable. Estos límites se aplicarán las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), conocidos por su persistencia y toxicidad en el medio ambiente.
Los PFAS, comúnmente utilizados en productos cotidianos como sartenes antiadherentes y ropa impermeable, han generado preocupaciones por sus impactos negativos en la salud humana. Son conocidos por ser resistentes a la descomposición y pueden acumularse en el medio ambiente y en los cuerpos humanos con el tiempo.
Nuevo Reglamento PFAS
El nuevo reglamento establece los primeros límites nacionales sobre PFAS en el agua potable, lo que obligará a las empresas de servicios públicos a reducir los niveles de estos productos químicos a los más bajos que puedan medirse de manera confiable. Se espera que esta medida beneficie a aproximadamente 100 millones de personas y prevenga miles de enfermedades, incluyendo cánceres.
Los defensores de la salud han elogiado a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) por no retroceder en los límites propuestos el año pasado, mientras que las empresas de servicios públicos han expresado preocupaciones sobre el costo de implementar sistemas de tratamiento para cumplir con estos límites. Sin embargo, la Agencia de Protección EPA considera que esta acción es crucial para mejorar la calidad del agua potable y proteger la salud de millones de consumidores.
La regla establece límites estrictos para dos tipos comunes de PFAS, PFOA y PFOS, así como para otros tipos que también representan riesgos para la salud. Los proveedores de agua estarán obligados a realizar pruebas para detectar estos productos químicos y a informar al público cuando los niveles superen los límites establecidos.
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Esfuerzos para cumplir con los nuevos requisitos
Algunos fondos están disponibles para ayudar a las empresas de servicios públicos a cumplir con estos nuevos requisitos, se espera que los costos asociados sean significativos. Sin embargo, los beneficios en términos de salud pública, al prevenir enfermedades y proteger a las comunidades de los riesgos asociados con los PFAS, superan con creces estos desafíos.
Este paso marca un hito importante en los esfuerzos por abordar la contaminación por PFAS y mejorar la calidad del agua potable en los Estados Unidos. La implementación de estos límites es fundamental para proteger la salud de las generaciones presentes y futuras, y para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a agua limpia y segura.
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