Las emociones son más tangibles de lo que creemos: podemos sentirlas en nuestro cuerpo y pueden cambiar nuestros pensamientos y reacciones.
Este tema lo abordó recientemente Lily García en el 3er Simposio de Hidradenitis Supurativa en la Plaza Caribe en San Juan. Un espacio donde compartió su experiencia como paciente con artritis y las recomendaciones para vivir mejor con cualquier enfermedad a través de una charla motivacional para el manejo de las emociones.
Lily compartió los que ella considera los secretos de los pacientes felices y confesó cómo en su experiencia con BeHealth escuchando a los pacientes «uno crece y deja de preocuparse por tonterías».
Hace dos años y medio Lily fue diagnosticada con artritis reumatoide y recordó cómo en sus charlas hablaba de acuerdo a las experiencias que conocía de otros, «pero no las había vivido en carne propia y te das cuenta que muchas de las cosas que creías que eran tal vez no eran».
Lily también confesó que, después de la condición, se siente un mejor ser humano y que con el diagnóstico ha aprendido mucho sobre ella, algo que definitivamente la ha ayudado a ayudar a otros.
Lo que no se habla no se sana
Fue esta la primera premisa que compartió Lily al público y contó que es el primer secreto de los pacientes felices. Y es que muchas personas creen que si hablan sobre sus necesidades o dificultades le tendrán pena, sin embargo, “hay veces que dando explicaciones tú te liberas también” y en ese proceso también educas a los demás.
“Tal vez antes lloraba cuando hablaba del asunto, ya estoy acostumbrada, porque es una condición crónica que cambia tu vida de muchas formas, pero hablarlo, decirlo, compartirlo, es parte de conectar con alguien de alguna forma».
En el caso de la hidradenitis, una condición donde las lesiones se pueden ver, el hecho de compartir la experiencia y saber que no están solos, ayuda en gran medida. «No pueden lograrlo si no lo hablan, si lo ocultan. Y se sabe que es difícil, pero más difícil es guardarlo porque, en muchos casos, creemos que ese dolor, ese miedo y esa pena que se siente con una condición como esta, si te lo callas no vas a sentirlo y, verdaderamente, las palabras y los pensamientos no se las lleva el viento. Los pensamientos y emociones se quedan, y si tú no los trabajas, explotan por dentro”.
Reconoce tus emociones
Este es el segundo consejo de Lily y señaló cómo un diagnóstico puede considerarse también un proceso de pérdida. Y aunque ante un diagnóstico el mundo no se acaba, viene las etapas de un duelo: «el shock o la negación, que es completamente natural, con pensamientos como “esto no me está pasando a mí, voy a otro especialista, se equivocaron de diagnóstico»; el coraje: “por qué a mí, yo no puedo”, un proceso completamente necesario, el problema es que te quedes con él».
Reconocer las emociones te ayuda entonces a entender qué hacer en la vida para canalizar la situación. Luego viene la negociación, como si la condición fuese un castigo de Dios, sin embargo, «todo lo divino es generoso, es todo amor, compasión, empatía». Una etapa que verdaderamente debemos superar también.
Luego viene la etapa del dolor, la depresión, del llanto por un diagnóstico así, ya sea de uno mismo o un ser querido y, poco a poco, «llegas a la aceptación, que no quiere decir que lo aceptas del todo. Porque puede que pasen seis meses o un año y quieres hacer algo y no puedes por tu condición y te vuelve a dar coraje, vuelve la negación y vuelven todas esas etapas del duelo».
Aprende a decir no
Las emociones se deben reconocer siempre y también siempre debemos aprender a decir no y no sentirnos culpables.
«Las mujeres nos cargamos, sabiendo que no queremos o no podemos. Tenemos que aprender a pedir ayuda. Suelta, deja ir, date espacio para relajarte, para no hacer nada de vez en cuando, porque a veces pensamos que, si no hacemos algo productivo, estamos perdiendo el tiempo. Y el tiempo no se pierde, estás invirtiendo tiempo en recargarte las baterías para poder seguir», enfatizó Lily García.
Vive el presente
Otra de las herramientas que compartió Lily fue vivir el presente. En la actualidad hay cada vez más estudios que relacionan el Mindfulness, más que una actitud es una práctica y un estilo de vida.
«Nosotros creemos tener el control de nuestra mente y nuestra mente nos controla todo el tiempo. Debemos aprender a vivir el presente y saber que todo empieza en tu mente. En vez de rechazar el dolor, si respiras y analizas qué estás sintiendo, y estás presente con tu emoción, le restas poder. Recuerda que la felicidad es una decisión personal», finalizó.