Armando G. Burgos DVM, ABVP-Avian
Presidente Comité de Una Salud (“One Health”) CMVPR
Como si el COVID-19 no fuese suficiente para causarnos ansiedad, llegó la viruela del mono. Como todo, tenemos que informarnos de fuentes fidedignas y no caer en pánico.
No cabe duda de que los seres humanos, animales y el ambiente están todos conectados, lo que conocemos en la medicina como una salud (“One Health”). Años tras años vemos ejemplos de cómo una de las tres impacta a la otra si no hay armonía. Por eso, es importante que entendamos la interrelación que estas tres ramas tienen entre sí y cómo estas se pueden integrar para resolver los problemas como el COVID y la viruela.
¿Qué sabemos? La viruela del mono es un virus que se encuentra en algunos animales en África (roedores y primates no-humanos) desde hace muchos años. Actualmente, se han documentado casi 40,000 casos a nivel mundial, 13,000 casos en los Estados Unidos y de esos 66 en Puerto Rico. Por definición, este virus es de carácter zoonótico, que es una enfermedad que se transmite de animales a humanos.
La viruela de mono no es la primera vez que se ha documentado en los Estados Unidos. En el 2003, se importaron unos animales de África (roedores entre otros) a Texas, y los cuales transmitieron el a perros de la pradera (“prairie dogs”) quienes a su vez fueron fuente de exposición y transmisión a personas que tuvieron contacto con estos animales. En estos casos, no se reportó que la infección pasará de persona a persona, solo de los animales a humanos. Aunque queda mucho por aprender, los casos actuales no se han encontrado que tengan origen con el contacto de algún animal infectado como en el 2003, eso les tocará a los científicos dilucidar.
Recientemente, se reportó la transmisión de la viruela del mono de una persona infectada a su perro en Francia en junio de 2022. En este caso, los dueños mencionaron que el perro dormía con ellos. El perro desarrolló síntomas en la piel. ¿Qué significa esto para las personas que tienen animales? Aunque es un aspecto que debemos estar pendiente, no es razón para entrar en pánico y llegar a conclusiones prematuras. El virus para ser transmitido tiene que haber contacto directo con una persona infectada. En el caso del perro, según los dueños, dormía con ellos. Con esto es una realidad que una persona infectada puede infectar a su mascota si tiene contacto directo.
Aquí algunas recomendaciones; con el propósito de precaución, es recomendable que cualquier persona que haya sido diagnosticada con la viruela del mono, no debe tener contacto cercano con sus mascotas. Preferiblemente que otra persona cuide a la mascota en otro lugar. De no ser posible, la mascota no debe estar en contacto con otras personas o animales por 21 días después de la exposición. Debemos estar pendientes de si el animal muestra algún síntoma, cual sería, alguna lesión o cambio en la piel (pústulas). De tener alguna preocupación con su mascota, es importante que se comunique con su veterinario para que lo puedan orientar. Al igual que el COVID o cualquier condición infecciosa, el lavado de mano e higiene es esencial para evitar la propagación del virus. En estos momentos, aunque en las personas se están utilizando vacunas para prevenir infecciones de viruela de mono, estas no existen para los animales.
Como todo en la medicina y la ciencia, las cosas evolucionan y es importante mantenerse informado, pero sin entrar en estado de histeria.